Corporativismo
Los avances de la biología y sociología fueron desmontando el modelo spenceriano. Poco después, fracasaba en casi todo el mundo el Estado demoliberal parlamentario. El organicismo social entró en una nueva etapa: el corporativismo, que enlazó con los medievales y románticos y, a través de otros pensadores, conectó con las repectivas tradiciones nacionales y se llevó a la práctica de diferentes formas en Portugal, en Italia y en España.
La concepción corporativa nace, como es sabido, en el seno del romanticismo político alemán a principios del siglo XIX.
Así como la revolución liberal constituyó un fenómeno generalizado en toda Europa, a partir del último tercio del siglo XVIII, también el pensamiento organicista tuvo un carácter general europeo ante el triunfo de la Revolución Francesa.
Ya en época tan temprana como 1790 se comienza a teorizar sobre el sistema político del Antiguo Régimen frente al Liberalismo triunfante, considerado un desastre para la sociedad moderna. Eso explica la obra del inglés Edmund Burke, Consideraciones sobre la Revolución Francesa obra que gozó de una importante popularidad, reflejada en la inmediata traducción a la mayoría de los idiomas europeos.
Consideraciones sobre la Revolución Francesa se convirtió en la Biblia de la contrarrevolución, desde el momento en que presenta la Revolución Francesa como lo que fue: un fenómeno destructor de la Sociedad y del Estado.
Como Burke, el saboyano Joseph De Maistre y el francés Louis de Bonald opinan que la Revolución es el resultado de un castigo divino contra la filosofía y el ateismo.
El corporativismo busca la centralización y planificación a través de organizaciones como empresas, sindicatos, gremios, colegios profesionales, etc. Los líderes de las grandes corporaciones (asociación de empresas, dirección general del trabajo, el gobierno, etc.) negocian hasta llegar a acuerdos que se transforman en las normas que regulan la sociedad, generalmente se refieren a medidas económicas.
Suele estar constituida por la interacción de tres grandes sectores: la asociación de sindicatos, la asociación de empresarios y el gobierno como mediador de los otros dos grupos.
La concepción corporativa nace, como es sabido, en el seno del romanticismo político alemán a principios del siglo XIX.
Así como la revolución liberal constituyó un fenómeno generalizado en toda Europa, a partir del último tercio del siglo XVIII, también el pensamiento organicista tuvo un carácter general europeo ante el triunfo de la Revolución Francesa.
Ya en época tan temprana como 1790 se comienza a teorizar sobre el sistema político del Antiguo Régimen frente al Liberalismo triunfante, considerado un desastre para la sociedad moderna. Eso explica la obra del inglés Edmund Burke, Consideraciones sobre la Revolución Francesa obra que gozó de una importante popularidad, reflejada en la inmediata traducción a la mayoría de los idiomas europeos.
Consideraciones sobre la Revolución Francesa se convirtió en la Biblia de la contrarrevolución, desde el momento en que presenta la Revolución Francesa como lo que fue: un fenómeno destructor de la Sociedad y del Estado.
Como Burke, el saboyano Joseph De Maistre y el francés Louis de Bonald opinan que la Revolución es el resultado de un castigo divino contra la filosofía y el ateismo.
El corporativismo busca la centralización y planificación a través de organizaciones como empresas, sindicatos, gremios, colegios profesionales, etc. Los líderes de las grandes corporaciones (asociación de empresas, dirección general del trabajo, el gobierno, etc.) negocian hasta llegar a acuerdos que se transforman en las normas que regulan la sociedad, generalmente se refieren a medidas económicas.
Suele estar constituida por la interacción de tres grandes sectores: la asociación de sindicatos, la asociación de empresarios y el gobierno como mediador de los otros dos grupos.
En pocas palabras, es un sistema de organización funcional: cada sector social (obreros, empresarios, profesionales, etc.) se organizan según su especialidad dentro del sistema productivo del país. Cada organización, a su vez, se organiza con otras similares (CGT, etc.) hasta centralizar toda la toma de decisiones de un país en apenas dos, tres o cuatro grandes corporaciones. Esta forma de organización social ha alcanzado su máximo en la Austria de posguerra hasta el presente.
La sociedad, y en esto siguen al inglés Burke, se forma por la continuidad histórica de generaciones en una nación concreta (territorio limitado, tradiciones y costumbres propias y una lengua, religión y raza, forjadas a lo largo de los siglos).
En el núcleo básico del romanticismo político alemán sobresale la consideración de la subordinación del individuo a la sociedad en la que nace y el desarrollo de un nuevo concepto de Nación, muy diferente al liberal de la Revolución Francesa, que plantea la fusión de sociedad y nación, presentando a ésta, no como un proyecto voluntario realizado por individuos libres e iguales en derechos, sino como una realidad esencial, genética, histórica y cultural, que el individuo recibe impuesta.
Si para los ilustrados, el Estado se consideraba un mal necesario, algo transitorio, destinado a asegurar las funciones de policía y el respeto a los derechos individuales; para los románticos, en cambio, el Estado se convierte en un ser de esencia superior que encarna la nación y es la fuente de toda ley, dirigido por el rey, cabeza e imagen viva de la nación.
La filosofía romántica confiere al Estado una existencia propia, natural, orgánica, independiente de la voluntad de los individuos.
Desde este punto de vista, el Estado-Nación se convierte en un ser vivo, un organismo similar al biológico, que evoluciona según sus leyes propias, marcadas por el espíritu «nacional».
En consecuencia, la reelaboración de la concepción estamental del Antiguo Régimen es patente en la estructuración social corporativa defendida por el pensamiento romántico alemán.
En el romanticismo alemán encontramos por lo tanto, una doctrina sobre el Estado que se identifica con la Sociedad ; También una doctrina social que concibe a ésta como un organismo vivo forjado a lo largo del tiempo po la solidaridad de las distintas generaciones y basado en una jerarquización social a través de las agrupaciones naturales, y una doctrina sobre la Nación como una comunidad histórica asentada por una serie de elementos (territorio limitado, tradiciones y costumbres determinadas y una lengua, religión y raza forjadas a lo largo de los siglos).
Entre los autores que impulsaron la noción del Estado "orgánico" se hallaron, como hemos comentado, filósofos tan destacados como Fichte, Schelling o el propio Hegel.
Así, si para Schelling el Estado es un producto de la naturaleza organizada donde cada parte sólo existe relacionada con el Todo, lo cual genera el equilibrio del sistema; igualmente, son de destacar por su importancia, las reflexiones sobre el Estado "orgánico", jerarquizado y antiigualitario del gran filósofo del romanticismo organicista, el prusiano Adam Müller, amigo de Frederic de Gentz. Adam Müller ha pasado a la historia como un gran autor teórico de la organización tradicional de la sociedad y de los intereses.
La teoría estatal de Müller parte del carácter social del ser humano, forjado a lo largo del tiempo a través de la solidaridad generacional. El Estado identificado con la Sociedad es la suma de los intereses humanos fusionados en un Todo orgánico. Este Estado "orgánico", antiigualitario y jerarquizado, une las diferentes categorías sociales, desde la célula base, la familia, promoviendo la armonía social.
En el pensamiento de Müller encontramos los principales elementos del pensamiento corporativo: la noción de la sociedad como un organismo que nace, se desarrolla y puede morir; la subordinación del individuo a la colectividad expresada por el Estado, y el carácter jerárquico de la sociedad, organizada en agrupaciones inferiores como la familia.
En realidad, el corporativismo se planteó como una respuesta a la decepción producida por el liberalismo, pero fue también una de las respuestas a las inquietudes del pensamiento político y sociológico del siglo XIX sobre las condiciones del "orden social" y el mantenimiento del necesario equilibrio en una sociedad en evolución y cambio constante.
Desde este punto de vista, el pensamiento corporativo se inscribe en el campo de la reflexión de las relaciones entre el Estado y la Sociedad Civil, cuyos polos extremos estarían formados, por un lado, por la doctrina anarquista que pretende la desaparición del Estado, y por otro, por la noción del Estado autoritario o totalitario, como máxima expresión de la eficacia social, técnica y económica.
Robert Von Mohl 1799-1875
Político liberal y uno de los más eruditos y profundos juristas alemanes de su tiempo, señaló las deficiencias del sufragio universal inorgánico en su monografía Das represäntativsystem, seine Mangel und Meilmittel en Staattsrecht, VÖlkerrecht und Politik 1860.
Político liberal y uno de los más eruditos y profundos juristas alemanes de su tiempo, señaló las deficiencias del sufragio universal inorgánico en su monografía Das represäntativsystem, seine Mangel und Meilmittel en Staattsrecht, VÖlkerrecht und Politik 1860.
Johann_Kaspar_Bluntschli 1808-1881
El máximo jurista suizo de la época, autor de una famosa formulación codificada del derecho internacional, atacó el individualismo russoniano y expuso una interpretación organicista de la sociedad y del Estado. Pero Bluntscli, que en su Zurich natal había sido dirigente de un partido liberal-conservador, no asumió plenamente las consecuencias electorales de su posición y, aunque teóricamente prefería la representación por clases, aceptó el sufragio universal inorgánico en circunscripciones locales, naturales y con escrutinio proporcional.
Karl Georg Winkelblech 1810-1865
Firmaba con el pseudónimo Karl Barlo, en su monumental obra Untersuchungen über die Organisation der Arbeit 1850-1859 propugnó una cámara social en la que estuvieran representadas proporcionalmente todas las profesiones.
Joseph Ernest Renan 1823-1892
Fue organicista: "un país no es la simple adición de los individuos que lo componen; es un alma, una conciencia, una persona, una resultante viva".
E. Renan: La reforme intellectuelle et morale de la France 1871
Adversario implacable del sufragio universal, propugnó dos Cámaras, una de ellas corporativa: "El nombramiento de los poderes sociales mediante el sufragio universal directo es la máquina política más burda que se ha empleado jamás. Un país se compone de dos elementos esenciales:
1) los ciudadanos tomados aisladamente como simples unidades, y
2) las funciones sociales, los grupos, los intereses, la propiedad. Son, pues, necesarias dos Cámaras"
E. Renan: La reforme intellectuelle et morale de la France 1871
La cámara baja designada mediante elecciones de segundo grado. La Cámara alta compuesta por treinta pares ereditarios, cincuenta personalidades nombradas por el jefe del Estado, treinta elegidas por cooptación, un mandatario de cada departamento y de cada ciudad con más de cien mil habitantes, y ciento cincuenta representantes de los "cuerpos nacionales y de las funciones sociales": ejército, magistratura, universidades, clero, academias, corporaciones industriales y cámaras de comercio.
Georg von Beseler
Otto Von Gierke 1841-1921
"Recuperó, para el derecho político del siglo XIX, la noción de corporación medieval y sus principios de representación, soberanía y organización grupal. El primer volumen de su obra Deutsche Genossenschaft 1868 marcará el punto de inflexión. La clave la encontró en la idea del jurista calvinista J. Althusio: la "consonciación": ésta concepción del estado y la sociedad se fundía con las influencias románticas e historicistas del Derecho Común alemán. El llamado "vater des Genossenschatfrecht", combinaba la doctrina del iusnaturalismo y el concepto de la organización profesional, implícito en el Derecho político liberal, para recrear esta noción de Corporación como "teoría legal de la personalidad de grupo". a diferencia de otras ideas sobre asociación, comunidad o cooperativas "autoorganizadas", Gierke defendió una idea grupal con poderosos antecedentes históricos: la corporación de origen medieval germano.
En este esquema el principio de la organización del poder se fundaba, para Gierke, en la doble representación monocrática y democrática o corporativa, que secularizaba "la soberanía del poder" y defendía la necesaria limitación de todo poder constitucional a través de la función estable del cargo público y la corporación. La "theorie der Genossenchaft" de Gierke asumía la idea de sociedad política de Althusio: la sociedad orgánica, en su diversidad, condicionaba los derechos estamentales del pueblo a su realización a través de la representación corporativa.
La corporación, "creación genial de Gierke" para F. J. Conde, poseyó, en su horizonte medieval, un reconocimiento jurídico-público como "persona legal", dotada de una parte de la soberanía política. Si la iglesia y el Estado tenían un personalidad no en base a una formulación teorética, sino como sujetos de derechos y deberes reales; igualmente el tercer actor medieval, la Corporación, adquiría una personalidad "legal de grupo". Se configuraba así como organismo público dotado de derechos de soberanía y representación a través de asambleas eclesiales y políticas. Esta creación fue introducida, con gran éxito, en el mundo socialista británico por su discípulo Maitland; con los guildistas, la corporación pasaba a ser "persona real y legal". pero la Kulturkampf desplegada por Otto von Bismarck llevó a la proscripción del organicismo social de origen católico, y por ende, de las fórmulas pluralistas ligadas al corporativismo."
Sergio Fernández Riquelme: Sociología, Corporativismo y política social en España
Así describe con entusiasta nostalgia la sociedad orgánica medieval:
"Todos agradecemos lo que del pasado tenemos ante nosotros, la larga e íntima inmersión de los pueblos europeos en el orden de los lazos y diferencias sociales que envuelven el todo. El Imperio y la Iglesia, los estamentos con sus variados grados de libertad y derecho, de profesión y de honor, derecho espiritual y terrenal, derecho señorial y palatino, campo y urbe, plétora de asociaciones, autonomíay autoadministración feudal y corporativa, comunidad agraria y organizaciones gremiales del trabajo intelectual y de los oficios, el firme apoyo de la familia y el vinculante derecho sucesorio, la inserción de la propiedad territorial en la rica malla de conexiones innatas y elegidas. Estas eran las extructuras ("Bildungen") sobre las cuales nuestros padres elaboraron lo ancho y lo hondo de nuestra cultura moderna".
O. Gierke: Die soziale Aufgabe des Privatrechts 1898
"Recuperó, para el derecho político del siglo XIX, la noción de corporación medieval y sus principios de representación, soberanía y organización grupal. El primer volumen de su obra Deutsche Genossenschaft 1868 marcará el punto de inflexión. La clave la encontró en la idea del jurista calvinista J. Althusio: la "consonciación": ésta concepción del estado y la sociedad se fundía con las influencias románticas e historicistas del Derecho Común alemán. El llamado "vater des Genossenschatfrecht", combinaba la doctrina del iusnaturalismo y el concepto de la organización profesional, implícito en el Derecho político liberal, para recrear esta noción de Corporación como "teoría legal de la personalidad de grupo". a diferencia de otras ideas sobre asociación, comunidad o cooperativas "autoorganizadas", Gierke defendió una idea grupal con poderosos antecedentes históricos: la corporación de origen medieval germano.
En este esquema el principio de la organización del poder se fundaba, para Gierke, en la doble representación monocrática y democrática o corporativa, que secularizaba "la soberanía del poder" y defendía la necesaria limitación de todo poder constitucional a través de la función estable del cargo público y la corporación. La "theorie der Genossenchaft" de Gierke asumía la idea de sociedad política de Althusio: la sociedad orgánica, en su diversidad, condicionaba los derechos estamentales del pueblo a su realización a través de la representación corporativa.
La corporación, "creación genial de Gierke" para F. J. Conde, poseyó, en su horizonte medieval, un reconocimiento jurídico-público como "persona legal", dotada de una parte de la soberanía política. Si la iglesia y el Estado tenían un personalidad no en base a una formulación teorética, sino como sujetos de derechos y deberes reales; igualmente el tercer actor medieval, la Corporación, adquiría una personalidad "legal de grupo". Se configuraba así como organismo público dotado de derechos de soberanía y representación a través de asambleas eclesiales y políticas. Esta creación fue introducida, con gran éxito, en el mundo socialista británico por su discípulo Maitland; con los guildistas, la corporación pasaba a ser "persona real y legal". pero la Kulturkampf desplegada por Otto von Bismarck llevó a la proscripción del organicismo social de origen católico, y por ende, de las fórmulas pluralistas ligadas al corporativismo."
Sergio Fernández Riquelme: Sociología, Corporativismo y política social en España
Así describe con entusiasta nostalgia la sociedad orgánica medieval:
"Todos agradecemos lo que del pasado tenemos ante nosotros, la larga e íntima inmersión de los pueblos europeos en el orden de los lazos y diferencias sociales que envuelven el todo. El Imperio y la Iglesia, los estamentos con sus variados grados de libertad y derecho, de profesión y de honor, derecho espiritual y terrenal, derecho señorial y palatino, campo y urbe, plétora de asociaciones, autonomíay autoadministración feudal y corporativa, comunidad agraria y organizaciones gremiales del trabajo intelectual y de los oficios, el firme apoyo de la familia y el vinculante derecho sucesorio, la inserción de la propiedad territorial en la rica malla de conexiones innatas y elegidas. Estas eran las extructuras ("Bildungen") sobre las cuales nuestros padres elaboraron lo ancho y lo hondo de nuestra cultura moderna".
O. Gierke: Die soziale Aufgabe des Privatrechts 1898
Giuseppe Toniolo 1845-1918
Catedrático de economía en Pisa, fue la figura más destacada de la sociología católica en la Italia de su tiempo.
Su extensa producción ha sido recopilada y reeditada y en ella destaca el monumental Trattato di economía sociale iniciado en 1907.
"las organizaciones de clase, todas y no solo ,las de los trabajadores, fueran el colegio electoral tanto para las administraciones locales como para las políticas parlamentarias". Toniolo: Problemi, discussioni, proposte intorno alla constitucione corporativa delle classi lavoratrice.
"El parlamento elegido por las corporaciones mismas estará compuesto por un número de representantes de la propiedad inmobiliaria y de la riqueza mobiliaria igual al de los representantes de los trabajadores".
Lo que para su época suponía un gran avance social.
Catedrático de economía en Pisa, fue la figura más destacada de la sociología católica en la Italia de su tiempo.
Su extensa producción ha sido recopilada y reeditada y en ella destaca el monumental Trattato di economía sociale iniciado en 1907.
Laico, casado y padre de siete hijos, dedicó su vida académica a estudiar la historia económica del norte de Italia y a proponer soluciones para la ‘cuestión social’. Investigó temas relacionados con el trabajo, el trabajo infantil, las pequeñas empresas y las reformas sociales. Parece que, además, tenía un gran manejo de las estadísticas.
Se opuso al materialismo dialéctico, la base filosófica del marxismo, y siempre creyó que las ideas son la fuerza que mueve la historia humana. De toda su investigación surgieron soluciones concretas para mejorar los problemas sociales derivados de la revolución industrial.
Estuvo cerca del papa León XIII cuando en 1891 publicó su encíclica ‘Rerum Novarum’ (por no decir que la autoría principal es probablemente a través de Toniolo), que pondría los cimientos de la actual Doctrina Social de la Iglesia Católica. Basándose en esa encíclica, Toniolo publicó en 1894 el primer programa económico de la naciente democracia cristiana italiana llamado “Programa de los católicos frente al socialismo”.
Nunca intervino en política pero influyó en varias generaciones de políticos italianos. Por todo esto, en plena crisis internacional, con el euro colapsando, el Vaticano anunció la beatificación de Toniolo.
Expuso un "concepto orgánico del Estado" en el que: "las organizaciones de clase, todas y no solo ,las de los trabajadores, fueran el colegio electoral tanto para las administraciones locales como para las políticas parlamentarias". Toniolo: Problemi, discussioni, proposte intorno alla constitucione corporativa delle classi lavoratrice.
"El parlamento elegido por las corporaciones mismas estará compuesto por un número de representantes de la propiedad inmobiliaria y de la riqueza mobiliaria igual al de los representantes de los trabajadores".
Lo que para su época suponía un gran avance social.
Joaquim Pedro de Oliveira Martins 1845-1894
Autor de una polémica Historia de Portugal y de numerosos estudios de temática peninsular, fue un fecundo doctrinario político que militó en las filas del republicanismo socialista, federal y agnóstico. Diputado por el partido progresista en 1886, ocupó el ministerio de Hacienda de 1892. Hizo una crítica tenaz y demoledora de la democracia individualista clásica y formuló una teoría orgánica de la sociedad y de la representación política.
Frente a la tesis russoniana de que la voluntad general se expresa por la mayoría numérica llegó a sostener que existe
"una oposición casi constante entre la voluntad colectiva y la suma de las voluntades individuales"
O ultramontanismo en "Revista occidental", 1875
Negó la existencia del ciudadano abstracto puesto que siempre
"ejerce una profesión y vive de ciertos y determinados intereses".
As eleiçöes 1878
"La sociedad está compuesta de "moléculas o grupos de intereses". Para que "todas las opiniones o intereses, todos los miembros y todos los órganos del cuerpo social se hallen representados en la Asamblea legislativa como en un microcosmos" propone que la integren 180 diputados, de los cuales treinta designados por las instituciones, Academias, Universidades, Iglesias, Justicia, Ejército y Administración. ciento quince designados por las corporaciones, agricultura, industria, pesca, profesiones liberales y patronos, veintiocho elegidos por distritos territoriales, y siete natos por su condición de ministros del Gobierno. Aunque el autor afirma que es "la primera vez" que se expone esta idea, cita a Krause y a los krausistas de España en donde vivió de 1869 a 1874
Consecuentemente su concepto del gobierno no fue ideológico sino pragmático:
"Las cosas técnicas solo se discuten científicamente, y la administración pública es una ciencia compleja de la cual todas son subsidiarias"
As eleiçoes 1878.
Este es el esquema que aplicaría el Salazarismo
Autor de una polémica Historia de Portugal y de numerosos estudios de temática peninsular, fue un fecundo doctrinario político que militó en las filas del republicanismo socialista, federal y agnóstico. Diputado por el partido progresista en 1886, ocupó el ministerio de Hacienda de 1892. Hizo una crítica tenaz y demoledora de la democracia individualista clásica y formuló una teoría orgánica de la sociedad y de la representación política.
Frente a la tesis russoniana de que la voluntad general se expresa por la mayoría numérica llegó a sostener que existe
"una oposición casi constante entre la voluntad colectiva y la suma de las voluntades individuales"
O ultramontanismo en "Revista occidental", 1875
Negó la existencia del ciudadano abstracto puesto que siempre
"ejerce una profesión y vive de ciertos y determinados intereses".
As eleiçöes 1878
"La sociedad está compuesta de "moléculas o grupos de intereses". Para que "todas las opiniones o intereses, todos los miembros y todos los órganos del cuerpo social se hallen representados en la Asamblea legislativa como en un microcosmos" propone que la integren 180 diputados, de los cuales treinta designados por las instituciones, Academias, Universidades, Iglesias, Justicia, Ejército y Administración. ciento quince designados por las corporaciones, agricultura, industria, pesca, profesiones liberales y patronos, veintiocho elegidos por distritos territoriales, y siete natos por su condición de ministros del Gobierno. Aunque el autor afirma que es "la primera vez" que se expone esta idea, cita a Krause y a los krausistas de España en donde vivió de 1869 a 1874
Consecuentemente su concepto del gobierno no fue ideológico sino pragmático:
"Las cosas técnicas solo se discuten científicamente, y la administración pública es una ciencia compleja de la cual todas son subsidiarias"
As eleiçoes 1878.
Este es el esquema que aplicaría el Salazarismo
Franz Hitze 1851-1921
Propugnó dos cámaras, una territorial y otra corporativa representativa de los intereses de los distintos gremios en Kapital und Arbeit und die Reorganisation der gesellschaft. Los dos libros principales de Hitze son Die sozialeFrage 1877 y Die Arbeiter Frage 1898. Fue discípulo de los dos socialcristianos, y también organicistas,, W. Ketteler y de K von Vogelsang que no escribió libros y cuya extensa producción se encuentra en publicaciones periódicas como la por el fundada en 1879 Monatsschrift für christliche Sozialreform y en la serie Gesammelte Aufsätze über Sozialpolitik und verwandte Themata de la que se publicaron doce entregas entre 1875 y 1877. De Vogelsang se tradujo al español el opúsculo Moral y economía sociales.
Propugnó dos cámaras, una territorial y otra corporativa representativa de los intereses de los distintos gremios en Kapital und Arbeit und die Reorganisation der gesellschaft. Los dos libros principales de Hitze son Die sozialeFrage 1877 y Die Arbeiter Frage 1898. Fue discípulo de los dos socialcristianos, y también organicistas,, W. Ketteler y de K von Vogelsang que no escribió libros y cuya extensa producción se encuentra en publicaciones periódicas como la por el fundada en 1879 Monatsschrift für christliche Sozialreform y en la serie Gesammelte Aufsätze über Sozialpolitik und verwandte Themata de la que se publicaron doce entregas entre 1875 y 1877. De Vogelsang se tradujo al español el opúsculo Moral y economía sociales.
Ferdinand Tönnies 1855-1936
Dió una nueva fundamentación al organicismo mediante el concepto de "comunidad", asociación espontánea, jerárquica, fundada en analogías vitales, corporativista y anterior a sus miembros, frente a la "sociedad", asociación pactada, igualitaria, individualista, finalista y posterior a sus miembros en Gemeinschaft und gesellschaft. Grundbegriffe der reinen Soziologie 1887. reconoce que para sus discípulos "sociedad es igual a malo y comunidad igual a bueno".
Dió una nueva fundamentación al organicismo mediante el concepto de "comunidad", asociación espontánea, jerárquica, fundada en analogías vitales, corporativista y anterior a sus miembros, frente a la "sociedad", asociación pactada, igualitaria, individualista, finalista y posterior a sus miembros en Gemeinschaft und gesellschaft. Grundbegriffe der reinen Soziologie 1887. reconoce que para sus discípulos "sociedad es igual a malo y comunidad igual a bueno".
Émile Durkheim 1858-1917
Defendió el sufragio de segundo grado y la reconstrucción de los cuerpos intermedios, o sea, de las corporaciones y gremios profesionales, así como la representación política corporativa.
"La sociedad, en lugar de seguir siendo lo que todavía es, un agregado de distritos territoriales yuxtapuestos, se convertirá en un vasto sistema de corporaciones nacionales. de partes muy diversas reclaman que los colegios electorales sean formados por profesionales y no por circunscripciones territoriales, y no cabe duda que, de esta manera, las asambleas políticas expresarían más exactamente la diversidad de los intereses sociales y sus relaciones, constituirían un resumen más fiel mde la vida social en su conjunto"
Durkheim: La división du travail social 1893
G. Mosca 1858-1941
En Le Constituzione moderne, 1887, propugnó una cámara alta con representación de las universidades, las profesiones y los gremios. Matizó esta tesis en Sulla teorica dei goberni e sul governo parlamentario, 1884, refundido con el título Elementi di scienza política, 1896, y en la recopilación póstuma de ensayos Partiti e sindicati nella crisi del regime parlamentare, 1949.
Pierre Marie Nicolas Léon Duguit 1859-1928
Su trabajo jurídico se caracteriza por la crítica a las teorías entonces existentes de Derecho y por su establecimiento de la noción de servicio público como fundamento y límite del Estado.
Su trabajo jurídico se caracteriza por la crítica a las teorías entonces existentes de Derecho y por su establecimiento de la noción de servicio público como fundamento y límite del Estado.
Propuso
"una cámara compuesta por los elegidos de los grupos sindicales"
Duguit: La transformation de lÉtat.
Se le considera uno de los representantes del llamado sociologismo jurídico, pues intenta elaborar una teoría del derecho y del Estado partiendo de la consideración de la naturaleza social del fenómeno jurídico. Su esfuerzo teórico se inscribe dentro de los intentos de superación del positivismo y del formalismo jurídico. Aunque inicialmente influenciado por la doctrina de Herbert Spencer, se inclina al sociologismo influenciado por Durkheim, quien era como él Profesor de Burdeos. Es uno de los máximos representantes en Francia del llamado derecho social, planteado en Alemania por Otto Friedrich von Gierke, que suponía una concepción del derecho de base sociológica, buscando superar el positivismo.
“Soy de los que piensa que el derecho es mucho menos la obra de un legislador que el producto constante y espontáneo de los hechos”.
Duguit desarrolla un amplio razonamiento jurídico-político. Si la libertad, dice, es un derecho subjetivo del individuo, éste tiene derecho a “desenvolver [desarrollar] libremente su actividad física, intelectual y moral”. El Estado no puede hacer nada que atente contra este derecho. Pero puede (y debe) hacer leyes que
“regulen el ejercicio de la libertad física, de la libertad de pensamiento, pero solamente en la medida en que esto sea necesario para garantizar la libertad de todos”.
Duguit sintetiza su planteamiento de la siguiente manera:
“Cada ciudadano está, pues, obligado a desempeñar su papel en la sociedad, a cumplir una cierta tarea y para eso a desenvolver [desarrollar] lo más posible su actividad, sus facultades, en todos los órdenes. El hombre no tiene el derecho de ser libre; tiene el deber social de obrar, de desenvolver [desarrollar] su individualidad y de cumplir su misión social. Nadie puede oponerse a los actos que ejecuta con este propósito, a condición, bien entendido, de que esos actos no tengan por resultado atentar a la libertad de otro. El Estado no puede hacer nada que limite la actividad del hombre ejercida en vista de este fin; debe proteger todos los actos que tiendan a este fin y reprimir y castigar todos aquellos que le sean contrarios”.
Y añade: “Si el hombre no es libre más que para desenvolver [desarrollar] su individualidad y solamente y en la medida en que obra en vista de este fin, no puede hacer nada que conduzca a restringir o suprimir este desenvolvimiento [desarrollo]”.
Duguit sostuvo que la propiedad deja de ser un derecho del individuo para convertirse en una función social y que los casos de afectación de riqueza de las colectividades (que deben ser jurídicamente protegidos) resultaban cada día más numerosos. La postura intelectual de Duguit fue radicalmente antimetafísica. En este sentido, siguiendo a Léon Michoud, procuró eliminar todo elemento metafísico en la concepción de la persona. Guiado por su concepto de solidaridad social, subraya de tal manera los deberes del individuo hacia la sociedad que llega al extremo de negar, como se ha visto, los derechos individuales. Las implicaciones totalitarias de tal teoría se ven, de alguna manera, mitigadas por su empeño en evadir la identificación del Estado con la sociedad. Así, las responsabilidades del individuo hacia la sociedad, no supondrían, según él, una aniquilación del individuo en el Estado
Duguit inspiró algunas de las tesis fundamentales del período gremialista de Ramiro de Maeztu quien escribió:
"Duguit no se conforma con pedir el establecimiento de una cámara gremial o sindicalisa, sino que quiere la desaparición absoluta del principio de la voluntad general por considerarlo metafísico".
Duguit postula, ciertamente, "una asamblea elegida por los grupos profesionales" porque los consideraba parte importante de la realidad social que se trataba de representar.
"Solo una cámara compuesta por los elegidos de los grupos sindicales puede constituir un contrapeso al poder de una cámara que representa a los individuos, aunque esté elegida por el sistema de la representación proporcional".
La transformation de l´Etat, Paris 1908.
"De la dos Cámaras que componen el Parlamento una de ellas será elegida por sufragio directo y universal con representación proporcional de los partidos políticos, y la otra elegida también por sufragio drecto y universal con representación de los grupos profesionales".
Soberanía y libertad 1924.
Incluso hoy en día Duguit parece ejercer su influencia sobre filosofías políticas diversas e incluso opuestas.
Introducción.
Las preguntas citadas en el Resumen, ajenas en la actualidad a la Filosofía política y al Derecho constitucional dominante, son atribuidas, tradicionalmente, al pensamiento ácrata (anarcosindicalismo, comunismo libertario), liberal (escuela austriaca, neoconservadurismo anglosajón), al tradicionalismo católico (foralismo, legitimismo, integrismo) o a ciertas posiciones intelectuales nihilistas o individualistas; pero las respuestas a las mismas nos demuestran la existencia histórica de una serie de corrientes socialistas, vinculadas al industrialismo en lo económico y a la solidaridad en lo espiritual, hoy sometidas al más absoluto olvido historiográfico, ante la preeminencia del estatistismo socialista marcado por Ferdinand Lasalle [1825-1864] y el SPD alemán.
Esta serie de corrientes nos remiten a los promotores de la autoorganización social trasunto de una nueva democracia “social” o “industrial”; concebida bien como “organización de productores” (L. Blanc y H. de Saint Simon), bien como movimiento mutualista (J. P. Proudhon, Ch. Fourier, R. Owen, W. B. Greene) o como recuperación del “gremio medieval” (O. von Gierke). En todos los casos, el Trabajo se convertía en el criterio básico para la organización de la forma de gobierno (formas alternativas o correctoras de la democracia liberal) y de la forma política (negación o superación de la idea de Estado soberano y unitario); así, la política se configuraba bajo el prisma del “pluralismo social”, y ello explicaba la crítica colectivista a la economía capitalista y la crítica organicista al modelo demoliberal y capitalista (en la misma línea de ataque moralizante a la economía liberal de los “socialistas de Cátedra” de Gustav Schmoller [1838-1917] y su Sozialpolitik, pero no bajo la pretensión estatista por ellos planteados).
Y en este escenario de revisión de los fundamentos jurídico-políticos del Estado liberal durante la primera mitad del siglo XX, y de lucha frente a las propuestas de un Estado colectivista, destacó la singular obra del jurista francés y profesor de la Universidad de Burdeos, Leon Duguit [1859-1928]; autor que llevó a su horizonte máximo las posibilidades del sistema funcional de Émile Durkheim [1858-1917], llegando a postular un nuevo régimen político-social fundado en la legitimidad funcional de las Corporaciones sindicales. Pero ante las seculares críticas antiestatistas de anarquistas (la Comunidad) o liberales ortodoxos (el Mercado), Duguit desarrolló la propuesta de su nueva forma política paraestatal bajo el principio de la “solidaridad social”, la cual se fundaba en un hecho jurídico “objetivo”: la función. Ni poder ni coacción; por ello sólo era posible, para Duguit, una autoridad fundada en la solidaridad y en la función social.
Pero sus palabras, olvidadas hoy del pensamiento jurídico-político occidental, ante la preeminencia de la Ideología y la Burocracia, pueden ayudar a clarificar el debate necesario sobre el papel del Estado y de la política en las nuevas sociedades globalizadas y liberalizadas del tiempo presente. El eco de sus tesis, fuera del conjunto oficial de la socialdemocracia europea, puede contribuir a despejar las siguientes incógnitas: los límites de la acción coactiva e intervencionista de la administración estatal, los cauces adecuados para una representación real y directa de la ciudadanía en los asuntos públicos, el papel de la economía y del trabajo en los proceso de toma de decisiones políticas, las funciones del sindicalismo ante su creciente dependencia estatal y ante los nuevos movimientos organizativos de naturaleza neocorporativa, etc.
a) Duguit ante la era del pluralismo social: la imbricación entre economía y política.
Duguit fue protagonista destacado de una era, marcada por el impacto social de la industrialización contemporánea, que conllevaba la “ruptura”, cuando no cuestionamiento de la tradición de una forma política, el Estado moderno, al que Carl Schmitt [1888-1895]] definió como el “portador del más ambicioso de todos los monopolios, el de la decisión política”. El mismo insigne socialista H.J. Laski [1893-1950], en su primera fase doctrinal, participó de una “teoría pluralista del Estado” que negaba que ese mismo Estado fuera una asociación humana superior y soberana respecto al resto de asociaciones; era otras más de las agrupaciones sociales, con funciones determinadas y limitadas que no implicaban “el derecho de soberanía”.
Se le considera uno de los representantes del llamado sociologismo jurídico, pues intenta elaborar una teoría del derecho y del Estado partiendo de la consideración de la naturaleza social del fenómeno jurídico. Su esfuerzo teórico se inscribe dentro de los intentos de superación del positivismo y del formalismo jurídico. Aunque inicialmente influenciado por la doctrina de Herbert Spencer, se inclina al sociologismo influenciado por Durkheim, quien era como él Profesor de Burdeos. Es uno de los máximos representantes en Francia del llamado derecho social, planteado en Alemania por Otto Friedrich von Gierke, que suponía una concepción del derecho de base sociológica, buscando superar el positivismo.
“Soy de los que piensa que el derecho es mucho menos la obra de un legislador que el producto constante y espontáneo de los hechos”.
Duguit desarrolla un amplio razonamiento jurídico-político. Si la libertad, dice, es un derecho subjetivo del individuo, éste tiene derecho a “desenvolver [desarrollar] libremente su actividad física, intelectual y moral”. El Estado no puede hacer nada que atente contra este derecho. Pero puede (y debe) hacer leyes que
“regulen el ejercicio de la libertad física, de la libertad de pensamiento, pero solamente en la medida en que esto sea necesario para garantizar la libertad de todos”.
Duguit sintetiza su planteamiento de la siguiente manera:
“Cada ciudadano está, pues, obligado a desempeñar su papel en la sociedad, a cumplir una cierta tarea y para eso a desenvolver [desarrollar] lo más posible su actividad, sus facultades, en todos los órdenes. El hombre no tiene el derecho de ser libre; tiene el deber social de obrar, de desenvolver [desarrollar] su individualidad y de cumplir su misión social. Nadie puede oponerse a los actos que ejecuta con este propósito, a condición, bien entendido, de que esos actos no tengan por resultado atentar a la libertad de otro. El Estado no puede hacer nada que limite la actividad del hombre ejercida en vista de este fin; debe proteger todos los actos que tiendan a este fin y reprimir y castigar todos aquellos que le sean contrarios”.
Y añade: “Si el hombre no es libre más que para desenvolver [desarrollar] su individualidad y solamente y en la medida en que obra en vista de este fin, no puede hacer nada que conduzca a restringir o suprimir este desenvolvimiento [desarrollo]”.
Duguit sostuvo que la propiedad deja de ser un derecho del individuo para convertirse en una función social y que los casos de afectación de riqueza de las colectividades (que deben ser jurídicamente protegidos) resultaban cada día más numerosos. La postura intelectual de Duguit fue radicalmente antimetafísica. En este sentido, siguiendo a Léon Michoud, procuró eliminar todo elemento metafísico en la concepción de la persona. Guiado por su concepto de solidaridad social, subraya de tal manera los deberes del individuo hacia la sociedad que llega al extremo de negar, como se ha visto, los derechos individuales. Las implicaciones totalitarias de tal teoría se ven, de alguna manera, mitigadas por su empeño en evadir la identificación del Estado con la sociedad. Así, las responsabilidades del individuo hacia la sociedad, no supondrían, según él, una aniquilación del individuo en el Estado
Duguit inspiró algunas de las tesis fundamentales del período gremialista de Ramiro de Maeztu quien escribió:
"Duguit no se conforma con pedir el establecimiento de una cámara gremial o sindicalisa, sino que quiere la desaparición absoluta del principio de la voluntad general por considerarlo metafísico".
Duguit postula, ciertamente, "una asamblea elegida por los grupos profesionales" porque los consideraba parte importante de la realidad social que se trataba de representar.
"Solo una cámara compuesta por los elegidos de los grupos sindicales puede constituir un contrapeso al poder de una cámara que representa a los individuos, aunque esté elegida por el sistema de la representación proporcional".
La transformation de l´Etat, Paris 1908.
"De la dos Cámaras que componen el Parlamento una de ellas será elegida por sufragio directo y universal con representación proporcional de los partidos políticos, y la otra elegida también por sufragio drecto y universal con representación de los grupos profesionales".
Soberanía y libertad 1924.
Incluso hoy en día Duguit parece ejercer su influencia sobre filosofías políticas diversas e incluso opuestas.
Ni poder ni coacción. La sociedad sin Estado de Leon Duguit.
Sergio Fernández Riquelme
Licenciado en Historia y Doctor en Política Social. Profesor de la Universidad de Murcia.
¿Es posible hablar, a inicios del siglo XXI, sobre una sociedad sin Estado, o bajo un poder estatal ciertamente limitado?; es decir, ¿podemos plantear nuevas formas de organización política de la Sociedad sin el aparato burocrático, los medios de coacción y la dominación partitocrática propia del Estado social y de Derecho contemporáneo?. Estas preguntas nos remiten al objeto de estudio de este artículo: el análisis de las propuestas del jurista francés León Duguit sobre una organización social paraestatal fundada en la idea funcional del trabajo organizado.
Resumen.
Introducción.
Las preguntas citadas en el Resumen, ajenas en la actualidad a la Filosofía política y al Derecho constitucional dominante, son atribuidas, tradicionalmente, al pensamiento ácrata (anarcosindicalismo, comunismo libertario), liberal (escuela austriaca, neoconservadurismo anglosajón), al tradicionalismo católico (foralismo, legitimismo, integrismo) o a ciertas posiciones intelectuales nihilistas o individualistas; pero las respuestas a las mismas nos demuestran la existencia histórica de una serie de corrientes socialistas, vinculadas al industrialismo en lo económico y a la solidaridad en lo espiritual, hoy sometidas al más absoluto olvido historiográfico, ante la preeminencia del estatistismo socialista marcado por Ferdinand Lasalle [1825-1864] y el SPD alemán.
Esta serie de corrientes nos remiten a los promotores de la autoorganización social trasunto de una nueva democracia “social” o “industrial”; concebida bien como “organización de productores” (L. Blanc y H. de Saint Simon), bien como movimiento mutualista (J. P. Proudhon, Ch. Fourier, R. Owen, W. B. Greene) o como recuperación del “gremio medieval” (O. von Gierke). En todos los casos, el Trabajo se convertía en el criterio básico para la organización de la forma de gobierno (formas alternativas o correctoras de la democracia liberal) y de la forma política (negación o superación de la idea de Estado soberano y unitario); así, la política se configuraba bajo el prisma del “pluralismo social”, y ello explicaba la crítica colectivista a la economía capitalista y la crítica organicista al modelo demoliberal y capitalista (en la misma línea de ataque moralizante a la economía liberal de los “socialistas de Cátedra” de Gustav Schmoller [1838-1917] y su Sozialpolitik, pero no bajo la pretensión estatista por ellos planteados).
Y en este escenario de revisión de los fundamentos jurídico-políticos del Estado liberal durante la primera mitad del siglo XX, y de lucha frente a las propuestas de un Estado colectivista, destacó la singular obra del jurista francés y profesor de la Universidad de Burdeos, Leon Duguit [1859-1928]; autor que llevó a su horizonte máximo las posibilidades del sistema funcional de Émile Durkheim [1858-1917], llegando a postular un nuevo régimen político-social fundado en la legitimidad funcional de las Corporaciones sindicales. Pero ante las seculares críticas antiestatistas de anarquistas (la Comunidad) o liberales ortodoxos (el Mercado), Duguit desarrolló la propuesta de su nueva forma política paraestatal bajo el principio de la “solidaridad social”, la cual se fundaba en un hecho jurídico “objetivo”: la función. Ni poder ni coacción; por ello sólo era posible, para Duguit, una autoridad fundada en la solidaridad y en la función social.
Pero sus palabras, olvidadas hoy del pensamiento jurídico-político occidental, ante la preeminencia de la Ideología y la Burocracia, pueden ayudar a clarificar el debate necesario sobre el papel del Estado y de la política en las nuevas sociedades globalizadas y liberalizadas del tiempo presente. El eco de sus tesis, fuera del conjunto oficial de la socialdemocracia europea, puede contribuir a despejar las siguientes incógnitas: los límites de la acción coactiva e intervencionista de la administración estatal, los cauces adecuados para una representación real y directa de la ciudadanía en los asuntos públicos, el papel de la economía y del trabajo en los proceso de toma de decisiones políticas, las funciones del sindicalismo ante su creciente dependencia estatal y ante los nuevos movimientos organizativos de naturaleza neocorporativa, etc.
a) Duguit ante la era del pluralismo social: la imbricación entre economía y política.
Duguit fue protagonista destacado de una era, marcada por el impacto social de la industrialización contemporánea, que conllevaba la “ruptura”, cuando no cuestionamiento de la tradición de una forma política, el Estado moderno, al que Carl Schmitt [1888-1895]] definió como el “portador del más ambicioso de todos los monopolios, el de la decisión política”. El mismo insigne socialista H.J. Laski [1893-1950], en su primera fase doctrinal, participó de una “teoría pluralista del Estado” que negaba que ese mismo Estado fuera una asociación humana superior y soberana respecto al resto de asociaciones; era otras más de las agrupaciones sociales, con funciones determinadas y limitadas que no implicaban “el derecho de soberanía”.
Este pluralismo social cuestionaba, en primer lugar, el principio cuantitativo del Individuo (sufragio universal) como criterio de participación; era el reflejo del principio de estabilidad que conllevaban los grupos sociales de naturaleza específicamente profesional, o de más amplia vinculación orgánica (“cuerpos intermedios y naturales” entre Estado e Individuo). También lo hacía, en segundo lugar, con el principio cualitativo de la Ideología como criterio de elección, fundándose en los valores funcionales de función y servicio, contenidos en su definición orgánica y técnica del grupo social. El trabajo definía, políticamente, al ciudadano, y completaba o eliminaba al Partido político como medio de representación; pero también se alzaba frente al “socialismo de Estado”, que negaba la participación política de los “cuerpos sociales” en beneficio de una todopoderosa burocracia que hacía suyos los resortes del poder. De esta manera anunciaba nuevas modalidades políticas donde la representación y participación residían, en última instancia, en la pertenencia a esos organismos de naturaleza económica (democracia llamada sindical, funcional, industrial, orgánica).
La “ruptura” anunciada mostraba que “la lucha pasa de la esfera económica a la política” cuando “ganaba la fuerza suficiente para agrupar de un modo efectivo a los hombres en amigos y enemigos”. Para Schmitt la “politización de lo económico” conducía, directamente, a la implantación de consideraciones económicas en los principios de actuación de un “Estado económicamente neutral en apariencia”, señalando una “nueva sustancia de la unidad política”. A ello responde el nacimiento de la primera teoría pluralista, ruptura directa de la “concepción unitaria de la soberanía”; un pluralismo cualitativamente distinto del pluralismo ideológico de los partidos liberales y del sindicalismo de raíz marxista o bakunista. El sindicalismo francés de Georges Sorel [1847-1922] (Le mouvement socialiste, 1907), el solidarismo jurídico de Duguit (L´Etat, 1901) y Maxime Leroy [1873-1957] (Le transformations de la puissance publique, 1907), y la teoría pluralista británica de G. H. D. Cole [1889-1959] negaba esa unidad soberana del Estado, refundando la política sobre grupos sociales y realidades económicas. La empresa corporativa participaba así, de la tendencia histórica de desmitificación del Estado, como forma perfecta, única y universal.
El punto común de estas doctrinas se situaba en negar, epistemológicamente, la “personalidad jurídica distinta y superior” del Estado y en rescatar la validez sociológica de la “constitución orgánica de la sociedad”. Así llegaban, tras definir a la Sociedad como “regla social” nacida de un conjunto plural de vinculaciones e identidades individuales, a considerar al Estado como otra corporación más –tal como plantea el solidarismo de Leon Duguit- coordinadora, a lo sumo, de distintas obligaciones y lealtades comunitarias. Para Schmitt, este “pluralismo despolitizado” se hacía visible en la coordinación entre asociaciones profesionales y sociedades religiosas” frente al Estado, hecho patente en Gran Bretaña (J. Neville Figgis, Churches in the Modern State, 1913). Estas teorías pluralistas coincidían también en buscar la unidad en virtud de un federalismo “desde abajo”, nunca bajo la virtud pacificadora de la majestad y el monopolio político de una pasada unidad suprema y soberana. Su crítica a las “hipertrofias” del Estado moderno pretendía un cambio sustancial de su propia entidad jurídico-política; los liberales organicistas pretendían convertirlo en un simple organismo coordinador, los sindicalistas en un tipo especial de Estado industrial y los comunitaristas en una federación de asociaciones (Verbände) sociales y profesionales.
La “autoorganización de la sociedad” suponía para Schmitt una fórmula de despolitización y neutralización de origen económico; sus pretensiones de racionalización técnica de la vida colectiva afectaban a “lo político” como Estado soberano primero y como Estado neutral liberal después. Sociedad y Estado, economía y política se fundían en un nuevo régimen armónico y pluralista basado en la noción de la corporación. Se superaba la distinción “soberana” de lo político: la capacidad última para distinguir entre el amigo y el enemigo (o sentido de marcar el grado máximo de intensidad de unión o separación, de una asociación o una disociación). El Estado se convertía en una corporación más, en un ámbito neutral de compromisos entre agentes e interlocutores sociales (o organisierter Interesen); paralelamente también se superaba las pretensiones ideológicas de la representación democrática pura, la lucha por el “Sufragio universal”.
Un buen ejemplo al respecto lo encontraba Schmitt en el mismo Duguit, el cual comenzaba a plantear un régimen político ajeno a toda forma política estatal. En Le droit social et le droit individuel et la transformation de l´Etat (1909), Duguit anunciaba que estaba “en camino de elaborarse una sociedad nueva”, basada en el rechazo del “derecho subjetivo” como noción básica del sistema político, y en una regla social de “interdependencia”. Sobre ambas nacía una “ley orgánica de la sociedad”, objetiva y positiva, por encima de la voluntad de los individuos y de la colectividad; sobre la misma se fundaba la transformación del Estado mediante una organización social basada en la descentralización o federalismo sindical. El sindicato se convertía en la corporación elemental de la estructura jurídica; pasaba de ser un “movimiento clasista” a dirigir funciones concretas capaces de limitar la acción del gobierno central.
b) La teoría objetiva del Derecho: el reconocimiento de la solidaridad social.
Partiendo del positivismo sociológico de Auguste Comte [1798-1857], y del “derecho social” de la escuela solidarista francesa (L. Bourgeois. G.L. Duprat o C. Bouglé), Duguit desarrolló una “teoría objetivista del Derecho” que cuestionaba los fundamentos de la teoría clásica del Derecho político: la soberanía nacional, los derechos subjetivos y la idea de la representación. La Declaración de derechos de la Revolución francesa, y el posterior Código civil impulsado por Napoleón abrieron, para Duguit, el camino para la difusión de una falsa “teoría subjetiva del derecho”, fundada en simples mitos y dogmas “metafísicos”. Esta teoría no solo era contraria a los principios empíricos del positivismo, sino al “mismo sentido común”.
Ante ella, Duguit postulaba una fórmula objetiva del Derecho demostrada por la funcionalidad y la necesidad de la “solidaridad social”. Derecho y Sociedad aparecerán en Duguit profundamente interconectados: el hecho jurídico resultaba una respuesta a las exigencias históricas del hecho social. Este enfoque objetivista, que coincidía a grandes rasgos con las tesis de Maurice Hauriou [1856-1929], apuntaba que sobre que al conocimiento del orden jurídico solo podía accederse desde el conocimiento concreto del orden social. El Derecho en suma, solo podría fundamentarse en hechos sociales previos y objetivos.
En “Le droit constitutionnel et la sociologie“ (Revue internationale de l´Enseignement, 1889) y en ”Un séminaire de sociologie“ (Revue Internationale de l’Enseignement, 1893), Duguit determinaba el hecho social por antonomasia: la solidaridad social. Los individuos se encontraban unidos entre sí por dos fenómenos que la determinan: la existencia de necesidades comunes, que es preciso satisfacer en común; y la distinta actitud de los individuos ante tal “sistema de necesidades”, y por medio de la cual se prestan servicios recíprocos y se funda un comercio de servicios, propio de la solidaridad y de la división del trabajo. Duguit hablaba de una “ética de la solidaridad”, que surgía por la similitud humana, por igualdad de necesidades y por la vía de urgencias iguales o análogas que sólo cabe satisfacer mediante la vida en común y mediante la unión de esfuerzos. “El fundamento de la solidaridad es una obligación de conformarse a la necesidad de esa misma solidaridad”; por ello, el Derecho obedece al postulado de la “solidaridad entre los hombres”, solidaridad que a su vez que es “un criterio de la justicia del Derecho”. La solidaridad era una idea, una representación de un Estado, que como criterio de suprema justicia, debía adaptarse a la conducta evolutiva de los hombres.
Este camino llegaba hacia la norma, garantía del interés común y base del Derecho objetivo o ley positiva. El Derecho objetivo era por ello “una regla de conducta social que se impone a los hombres bajo una sanción también social”, ya que la solidaridad social conllevaba una “regla de conducta” que aseguraría unos mecanismos de cooperación interpersonal que habían existido siempre. De esta solidaridad y de esta regla nacía el Derecho, no del Estado. El principio de la solidaridad o interdependencia fomentaba para Duguit la conciencia de la necesidad de sus relaciones con sus semejantes; ello explica tanto la solidaridad o interdependencia por similitud, como la solidaridad o interdependencia por división del trabajo). De este principio solidarista brotaba todo el orden jurídico, definido por el Derecho objetivo y formulada en la ley positiva, negando los presupuestos del iusnaturalismo y el principio de personalidad individual y colectiva; en él, el Derecho era expresión, únicamente, del “deber”.
c) El Estado como instrumento.
“La noción de derecho no ha podido existir –apuntaba Duguit- más que en una época en que se creía en las potencias superiores, en los principios; hoy nadie tiene más derechos que el de cumplir sus deberes”. La realidad objetiva de la solidaridad determinaba la naturaleza y actuación de los órganos públicos, sometidos al Derecho objetivo. En tres de sus primeras obras, “Des fonctions de l’ Etat moderne” (1894), L’Etat, le droit objectif et la loi positive (1901) y L’Etat, les gouvernants et les agents (1903), delimitaba perfectamente las funciones y deberes del Estado. Era instrumento de gobernación limitado a las funciones correspondientes como representante de la “sociedad nacional”; pero para Duguit, la misma Nación no era un elemento subjetivo ni objetivo del Estado, ni el sujeto de la soberanía ni el objeto de ella; era simplemente el “límite territorial dentro del que se extiende el poder a las personas”, límite que, por regla general, coincide con la esfera de acción de los gobernantes.
Sobre estas ideas sociales y jurídicas se fundaba la política de Duguit, en cuanto a ciencia y a régimen. En Manuel de droit constitutionnel (1907) señalaba una de sus claves: frente al “absolutismo de la soberanía”, los tiempos modernos hablaban de “servicio y función”. Esta idea ya planteada determinaba una nueva concepción del Derecho público que diera un fundamento y una sanción, a la obligación positiva de satisfacer todas las necesidades humanas. La noción de soberanía erigía un Estado que solo atendía a los servicios de guerra, de policía y de justicia; pero hoy día, “por causas muy complejas y numerosas, a consecuencia sobre todo de los progresos de la instrucción, de las transformaciones económicas e industriales”, surgían “servicios muy numerosos y muy variados, de los cuales muchos tienen carácter industrial”. La respuesta de la comunidad ante ellos formulaba una nueva intervención del Estado, que ya no debía responder a atribuciones de soberanía, de mando o imperium, sino al cumplimiento de unas funciones sociales determinadas. Para Duguit, “cuando el Estado da la enseñanza, distribuye socorros a los indigentes, asegura el transporte de las personas y de las cosas, busca y realiza el bien, no se indica en tales actividades nada que se parezca de cerca o de lejos a un poder de mando”. Unos servicios modernos cada vez más extensos (instrucción, asistencia, obras públicas, alumbrado, correos, telégrafos, teléfonos, ferrocarriles, etc), necesitaban de una intervención del Estado sometida al derecho, regulada y disciplinada por un sistema de derecho público.
Posteriormente, en Le droit social et le droit individuel et la transformation de l´Etat (1909), Duguit anunciaba que estaba “en camino de elaborarse una sociedad nueva”, basada en el rechazo del “derecho subjetivo” como noción básica del sistema político. El jurista insistía en la inexistencia de la noción de derecho subjetivo, bien individual bien social, como fundamento de la forma política: “ni la colectividad ni el individuo tienen derechos” proclamaba. Con ello negaba tanto la lucha de clases socialista como la propiedad privada: “no hay derecho social ni derecho individual” insistía Duguit. Ni el individuo ni colectividad tenían “derechos subjetivos” para imponer su voluntad de manera absoluta, ni para poseer en exclusiva los instrumentos de producción. El derecho subjetivo “no podía estar en la organización positiva de las sociedades modernas”, no era una “verdad absoluta sino un momento de la historia de las ideas”. La nueva sociedad industrial imponía una nueva regla de derecho para su organización política: el “derecho objetivo”.
Así se formalizaba la posición de Duguit sobre el Estado, que partía, como hemos visto, de una concepción sociológica de Derecho como reflejo de “l´organisme social”. La política se fundaba en la convicción de la división funcional de una sociedad unida por lazos de solidaridad y cooperación natural, y un Derecho que emanaba de ella como “norma coactiva”. Por ello, la noción de soberanía, tal como aparece en el Contrato Social y en las Constituciones de la época revolucionaria, eran “el producto de un largo trabajo histórico; y, sin embargo, las condiciones en que se había formado esta noción hacían de ella algo artificial y precario”. Esta noción desaparecería “el día en que la evolución social llevara a los gobernados a pedir a los gobernantes cosa distinta de los servicios de guerra, de policía y de justicia”. Para Duguit, “la doctrina de la soberanía ha sido siempre, en la teoría y en la práctica, una doctrina de absolutismo”. Rousseau sacralizaba el “sofisma” de la dictadura de la mayoría, de un sufragio universal que imponía tiranías en nombre de la democracia parlamentaria.
Por ello, todo el sistema jurídico-político al que Duguit aspiraba no podía fundarse sobre el concepto de soberanía; éste se aplicaba “a actos en los que no se advierta ningún rasgo de poder de mando”. Al contrario, debía constituirse de manera obligatoria como un nuevo sistema relacionado, por lo demás, íntimamente con el anterior, pero fundamentado “una noción diferente, que se manifiesta en todo, que modela todas las instituciones modernas del derecho público y que inspira toda la jurisprudencia tan fecunda, de nuestro Consejo de Estado: tal es la noción del servicio público”. El “Servicio público” tenía como fundamento la “regla social”; ahora bien este “hecho de la solidaridad social” no aparecía como contrato, advertía Duguit, sino como “interdependencia”.
Frente a la “solidaridad como contrato” de L. Bourgeois, Duguit señalaba que “los hombres están sometidos a una regla social fundada sobre la interdependencia que los une”; así el hombre puede fundar todo el sistema político-social “sobre el postulado de una regla de conducta que se impone a todos”. Existía una “ley orgánica de la sociedad”, objetiva y positiva, por encima de la voluntad de los individuos y de la colectividad; sobre esta regla se fundaba la transformación del Estado, a través de una organización social basada en la descentralización o federalismo sindical. El sindicato se convertía, pues, en la corporación elemental de la estructura jurídica; pasaba de ser un “movimiento clasista” a dirigir funciones concretas capaces de limitar la acción del gobierno central. Así en La représentation sindicale au Parlement (1911) concretó, finalmente, esta idea un nuevo régimen político erigido sobre la representación funcional del sindicalismo, que tras la Revolución rusa se convertía, para Duguit, en el único medio de asegurar las libertades propias de la civilización occidental (Souveraineté et liberté, 1922). Ahora bien, este ideal de Duguit no dejó indiferente a la ciencia política de su época. Desde el constitucionalismo liberal, A. G. Posada señaló el error de su prejuicio “antiestatista”; desde el corporativismo estatal L. del Valle lo definió como “pensador anarquizante”; mientras, desde el realismo político, Carl Schmitt lo situó entre los precursores del “pluralismo disgregador”.
H. Preuss 1860-1925
En Gemeinde, Staat, Reeich als Gebietkörperscaften, 1889, adoptó criterios corporativistas; pero luego evolucionó hasta redactar el anteproyecto de la Constitución de Weimar.
La “ruptura” anunciada mostraba que “la lucha pasa de la esfera económica a la política” cuando “ganaba la fuerza suficiente para agrupar de un modo efectivo a los hombres en amigos y enemigos”. Para Schmitt la “politización de lo económico” conducía, directamente, a la implantación de consideraciones económicas en los principios de actuación de un “Estado económicamente neutral en apariencia”, señalando una “nueva sustancia de la unidad política”. A ello responde el nacimiento de la primera teoría pluralista, ruptura directa de la “concepción unitaria de la soberanía”; un pluralismo cualitativamente distinto del pluralismo ideológico de los partidos liberales y del sindicalismo de raíz marxista o bakunista. El sindicalismo francés de Georges Sorel [1847-1922] (Le mouvement socialiste, 1907), el solidarismo jurídico de Duguit (L´Etat, 1901) y Maxime Leroy [1873-1957] (Le transformations de la puissance publique, 1907), y la teoría pluralista británica de G. H. D. Cole [1889-1959] negaba esa unidad soberana del Estado, refundando la política sobre grupos sociales y realidades económicas. La empresa corporativa participaba así, de la tendencia histórica de desmitificación del Estado, como forma perfecta, única y universal.
El punto común de estas doctrinas se situaba en negar, epistemológicamente, la “personalidad jurídica distinta y superior” del Estado y en rescatar la validez sociológica de la “constitución orgánica de la sociedad”. Así llegaban, tras definir a la Sociedad como “regla social” nacida de un conjunto plural de vinculaciones e identidades individuales, a considerar al Estado como otra corporación más –tal como plantea el solidarismo de Leon Duguit- coordinadora, a lo sumo, de distintas obligaciones y lealtades comunitarias. Para Schmitt, este “pluralismo despolitizado” se hacía visible en la coordinación entre asociaciones profesionales y sociedades religiosas” frente al Estado, hecho patente en Gran Bretaña (J. Neville Figgis, Churches in the Modern State, 1913). Estas teorías pluralistas coincidían también en buscar la unidad en virtud de un federalismo “desde abajo”, nunca bajo la virtud pacificadora de la majestad y el monopolio político de una pasada unidad suprema y soberana. Su crítica a las “hipertrofias” del Estado moderno pretendía un cambio sustancial de su propia entidad jurídico-política; los liberales organicistas pretendían convertirlo en un simple organismo coordinador, los sindicalistas en un tipo especial de Estado industrial y los comunitaristas en una federación de asociaciones (Verbände) sociales y profesionales.
La “autoorganización de la sociedad” suponía para Schmitt una fórmula de despolitización y neutralización de origen económico; sus pretensiones de racionalización técnica de la vida colectiva afectaban a “lo político” como Estado soberano primero y como Estado neutral liberal después. Sociedad y Estado, economía y política se fundían en un nuevo régimen armónico y pluralista basado en la noción de la corporación. Se superaba la distinción “soberana” de lo político: la capacidad última para distinguir entre el amigo y el enemigo (o sentido de marcar el grado máximo de intensidad de unión o separación, de una asociación o una disociación). El Estado se convertía en una corporación más, en un ámbito neutral de compromisos entre agentes e interlocutores sociales (o organisierter Interesen); paralelamente también se superaba las pretensiones ideológicas de la representación democrática pura, la lucha por el “Sufragio universal”.
Un buen ejemplo al respecto lo encontraba Schmitt en el mismo Duguit, el cual comenzaba a plantear un régimen político ajeno a toda forma política estatal. En Le droit social et le droit individuel et la transformation de l´Etat (1909), Duguit anunciaba que estaba “en camino de elaborarse una sociedad nueva”, basada en el rechazo del “derecho subjetivo” como noción básica del sistema político, y en una regla social de “interdependencia”. Sobre ambas nacía una “ley orgánica de la sociedad”, objetiva y positiva, por encima de la voluntad de los individuos y de la colectividad; sobre la misma se fundaba la transformación del Estado mediante una organización social basada en la descentralización o federalismo sindical. El sindicato se convertía en la corporación elemental de la estructura jurídica; pasaba de ser un “movimiento clasista” a dirigir funciones concretas capaces de limitar la acción del gobierno central.
b) La teoría objetiva del Derecho: el reconocimiento de la solidaridad social.
Partiendo del positivismo sociológico de Auguste Comte [1798-1857], y del “derecho social” de la escuela solidarista francesa (L. Bourgeois. G.L. Duprat o C. Bouglé), Duguit desarrolló una “teoría objetivista del Derecho” que cuestionaba los fundamentos de la teoría clásica del Derecho político: la soberanía nacional, los derechos subjetivos y la idea de la representación. La Declaración de derechos de la Revolución francesa, y el posterior Código civil impulsado por Napoleón abrieron, para Duguit, el camino para la difusión de una falsa “teoría subjetiva del derecho”, fundada en simples mitos y dogmas “metafísicos”. Esta teoría no solo era contraria a los principios empíricos del positivismo, sino al “mismo sentido común”.
Ante ella, Duguit postulaba una fórmula objetiva del Derecho demostrada por la funcionalidad y la necesidad de la “solidaridad social”. Derecho y Sociedad aparecerán en Duguit profundamente interconectados: el hecho jurídico resultaba una respuesta a las exigencias históricas del hecho social. Este enfoque objetivista, que coincidía a grandes rasgos con las tesis de Maurice Hauriou [1856-1929], apuntaba que sobre que al conocimiento del orden jurídico solo podía accederse desde el conocimiento concreto del orden social. El Derecho en suma, solo podría fundamentarse en hechos sociales previos y objetivos.
En “Le droit constitutionnel et la sociologie“ (Revue internationale de l´Enseignement, 1889) y en ”Un séminaire de sociologie“ (Revue Internationale de l’Enseignement, 1893), Duguit determinaba el hecho social por antonomasia: la solidaridad social. Los individuos se encontraban unidos entre sí por dos fenómenos que la determinan: la existencia de necesidades comunes, que es preciso satisfacer en común; y la distinta actitud de los individuos ante tal “sistema de necesidades”, y por medio de la cual se prestan servicios recíprocos y se funda un comercio de servicios, propio de la solidaridad y de la división del trabajo. Duguit hablaba de una “ética de la solidaridad”, que surgía por la similitud humana, por igualdad de necesidades y por la vía de urgencias iguales o análogas que sólo cabe satisfacer mediante la vida en común y mediante la unión de esfuerzos. “El fundamento de la solidaridad es una obligación de conformarse a la necesidad de esa misma solidaridad”; por ello, el Derecho obedece al postulado de la “solidaridad entre los hombres”, solidaridad que a su vez que es “un criterio de la justicia del Derecho”. La solidaridad era una idea, una representación de un Estado, que como criterio de suprema justicia, debía adaptarse a la conducta evolutiva de los hombres.
Este camino llegaba hacia la norma, garantía del interés común y base del Derecho objetivo o ley positiva. El Derecho objetivo era por ello “una regla de conducta social que se impone a los hombres bajo una sanción también social”, ya que la solidaridad social conllevaba una “regla de conducta” que aseguraría unos mecanismos de cooperación interpersonal que habían existido siempre. De esta solidaridad y de esta regla nacía el Derecho, no del Estado. El principio de la solidaridad o interdependencia fomentaba para Duguit la conciencia de la necesidad de sus relaciones con sus semejantes; ello explica tanto la solidaridad o interdependencia por similitud, como la solidaridad o interdependencia por división del trabajo). De este principio solidarista brotaba todo el orden jurídico, definido por el Derecho objetivo y formulada en la ley positiva, negando los presupuestos del iusnaturalismo y el principio de personalidad individual y colectiva; en él, el Derecho era expresión, únicamente, del “deber”.
c) El Estado como instrumento.
“La noción de derecho no ha podido existir –apuntaba Duguit- más que en una época en que se creía en las potencias superiores, en los principios; hoy nadie tiene más derechos que el de cumplir sus deberes”. La realidad objetiva de la solidaridad determinaba la naturaleza y actuación de los órganos públicos, sometidos al Derecho objetivo. En tres de sus primeras obras, “Des fonctions de l’ Etat moderne” (1894), L’Etat, le droit objectif et la loi positive (1901) y L’Etat, les gouvernants et les agents (1903), delimitaba perfectamente las funciones y deberes del Estado. Era instrumento de gobernación limitado a las funciones correspondientes como representante de la “sociedad nacional”; pero para Duguit, la misma Nación no era un elemento subjetivo ni objetivo del Estado, ni el sujeto de la soberanía ni el objeto de ella; era simplemente el “límite territorial dentro del que se extiende el poder a las personas”, límite que, por regla general, coincide con la esfera de acción de los gobernantes.
Sobre estas ideas sociales y jurídicas se fundaba la política de Duguit, en cuanto a ciencia y a régimen. En Manuel de droit constitutionnel (1907) señalaba una de sus claves: frente al “absolutismo de la soberanía”, los tiempos modernos hablaban de “servicio y función”. Esta idea ya planteada determinaba una nueva concepción del Derecho público que diera un fundamento y una sanción, a la obligación positiva de satisfacer todas las necesidades humanas. La noción de soberanía erigía un Estado que solo atendía a los servicios de guerra, de policía y de justicia; pero hoy día, “por causas muy complejas y numerosas, a consecuencia sobre todo de los progresos de la instrucción, de las transformaciones económicas e industriales”, surgían “servicios muy numerosos y muy variados, de los cuales muchos tienen carácter industrial”. La respuesta de la comunidad ante ellos formulaba una nueva intervención del Estado, que ya no debía responder a atribuciones de soberanía, de mando o imperium, sino al cumplimiento de unas funciones sociales determinadas. Para Duguit, “cuando el Estado da la enseñanza, distribuye socorros a los indigentes, asegura el transporte de las personas y de las cosas, busca y realiza el bien, no se indica en tales actividades nada que se parezca de cerca o de lejos a un poder de mando”. Unos servicios modernos cada vez más extensos (instrucción, asistencia, obras públicas, alumbrado, correos, telégrafos, teléfonos, ferrocarriles, etc), necesitaban de una intervención del Estado sometida al derecho, regulada y disciplinada por un sistema de derecho público.
Posteriormente, en Le droit social et le droit individuel et la transformation de l´Etat (1909), Duguit anunciaba que estaba “en camino de elaborarse una sociedad nueva”, basada en el rechazo del “derecho subjetivo” como noción básica del sistema político. El jurista insistía en la inexistencia de la noción de derecho subjetivo, bien individual bien social, como fundamento de la forma política: “ni la colectividad ni el individuo tienen derechos” proclamaba. Con ello negaba tanto la lucha de clases socialista como la propiedad privada: “no hay derecho social ni derecho individual” insistía Duguit. Ni el individuo ni colectividad tenían “derechos subjetivos” para imponer su voluntad de manera absoluta, ni para poseer en exclusiva los instrumentos de producción. El derecho subjetivo “no podía estar en la organización positiva de las sociedades modernas”, no era una “verdad absoluta sino un momento de la historia de las ideas”. La nueva sociedad industrial imponía una nueva regla de derecho para su organización política: el “derecho objetivo”.
Así se formalizaba la posición de Duguit sobre el Estado, que partía, como hemos visto, de una concepción sociológica de Derecho como reflejo de “l´organisme social”. La política se fundaba en la convicción de la división funcional de una sociedad unida por lazos de solidaridad y cooperación natural, y un Derecho que emanaba de ella como “norma coactiva”. Por ello, la noción de soberanía, tal como aparece en el Contrato Social y en las Constituciones de la época revolucionaria, eran “el producto de un largo trabajo histórico; y, sin embargo, las condiciones en que se había formado esta noción hacían de ella algo artificial y precario”. Esta noción desaparecería “el día en que la evolución social llevara a los gobernados a pedir a los gobernantes cosa distinta de los servicios de guerra, de policía y de justicia”. Para Duguit, “la doctrina de la soberanía ha sido siempre, en la teoría y en la práctica, una doctrina de absolutismo”. Rousseau sacralizaba el “sofisma” de la dictadura de la mayoría, de un sufragio universal que imponía tiranías en nombre de la democracia parlamentaria.
Por ello, todo el sistema jurídico-político al que Duguit aspiraba no podía fundarse sobre el concepto de soberanía; éste se aplicaba “a actos en los que no se advierta ningún rasgo de poder de mando”. Al contrario, debía constituirse de manera obligatoria como un nuevo sistema relacionado, por lo demás, íntimamente con el anterior, pero fundamentado “una noción diferente, que se manifiesta en todo, que modela todas las instituciones modernas del derecho público y que inspira toda la jurisprudencia tan fecunda, de nuestro Consejo de Estado: tal es la noción del servicio público”. El “Servicio público” tenía como fundamento la “regla social”; ahora bien este “hecho de la solidaridad social” no aparecía como contrato, advertía Duguit, sino como “interdependencia”.
Frente a la “solidaridad como contrato” de L. Bourgeois, Duguit señalaba que “los hombres están sometidos a una regla social fundada sobre la interdependencia que los une”; así el hombre puede fundar todo el sistema político-social “sobre el postulado de una regla de conducta que se impone a todos”. Existía una “ley orgánica de la sociedad”, objetiva y positiva, por encima de la voluntad de los individuos y de la colectividad; sobre esta regla se fundaba la transformación del Estado, a través de una organización social basada en la descentralización o federalismo sindical. El sindicato se convertía, pues, en la corporación elemental de la estructura jurídica; pasaba de ser un “movimiento clasista” a dirigir funciones concretas capaces de limitar la acción del gobierno central. Así en La représentation sindicale au Parlement (1911) concretó, finalmente, esta idea un nuevo régimen político erigido sobre la representación funcional del sindicalismo, que tras la Revolución rusa se convertía, para Duguit, en el único medio de asegurar las libertades propias de la civilización occidental (Souveraineté et liberté, 1922). Ahora bien, este ideal de Duguit no dejó indiferente a la ciencia política de su época. Desde el constitucionalismo liberal, A. G. Posada señaló el error de su prejuicio “antiestatista”; desde el corporativismo estatal L. del Valle lo definió como “pensador anarquizante”; mientras, desde el realismo político, Carl Schmitt lo situó entre los precursores del “pluralismo disgregador”.
H. Preuss 1860-1925
En Gemeinde, Staat, Reeich als Gebietkörperscaften, 1889, adoptó criterios corporativistas; pero luego evolucionó hasta redactar el anteproyecto de la Constitución de Weimar.
Max Scheler 1874-1928
Fue organicista e, inspirándose en la distinción de Tönnies, como también lo haría Ortega y Gasset, rechaza la "sociedad o unión voluntaria, artificial, fundada en promesas y contrato" y defiende las "comunidades" unidas por la sangre, la tradición y la historia.
Scheler: Ueber Ressentiment und moralisches Werturteil, 1913.
Fue organicista e, inspirándose en la distinción de Tönnies, como también lo haría Ortega y Gasset, rechaza la "sociedad o unión voluntaria, artificial, fundada en promesas y contrato" y defiende las "comunidades" unidas por la sangre, la tradición y la historia.
Scheler: Ueber Ressentiment und moralisches Werturteil, 1913.
C. Rava
Lo Stato come organismo etico, 1914
O. Spann 1878-1949
Desarrolló un organicismo radical en sus libros Gesellschaftslehre, 1914; Der whare Staat, 1921 y Gesellschaftsphilosophie, 1928.
A. Prins
Desde el racionalismo agnóstico proyectó un bicameralismo corporativo:
"El régimen parlamentario no es la representación del número, sino la de todas las clases, todos los derechos y todos los intereses. Junto a una cámara que realice este sistema representando a los grupos sociales según el procedimiento corporativo antes descrito, nada impide que, además, exista un senado moderador donde el principio de las categorías sociales se combine con el de la verdadera capacidad"
Prins: La democratie et le régime parlamentaire, Bruselas, 1884.
Antonio María de Sousa Sardinha 1888-1925
Se destacó como ensayista y polemista, produciendo una obra que se afirmó como la principal referencia doctrinaria del Integralismo Lusitano.
Su defensa de una monarquía tradicional, orgánica, antiparlamentaria sirvió de inspiración a una influyente corriente de pensamiento político portugués en la primera mitad del siglo XX. A pesar de haber fallecido prematuramente, consiguió afirmarse como referencia ineludible de los monárquicos que rechazaban plegarse al salazarismo.
Su defensa de una monarquía tradicional, orgánica, antiparlamentaria sirvió de inspiración a una influyente corriente de pensamiento político portugués en la primera mitad del siglo XX. A pesar de haber fallecido prematuramente, consiguió afirmarse como referencia ineludible de los monárquicos que rechazaban plegarse al salazarismo.
Sin embargo, en su juventud António Sardinha fue adversario del régimen monárquico constitucional conocido como Monarquia da Carta (1834-1910) llegando, en sus años como estudiante en la Universidad de Coímbra, a defender la implantación de una República Portuguesa. Luego del triunfo de la Revolución del 5 de octubre de 1910, que proclamó la República a partir del derrocamiento del rey Manuel II de Portugal, se desilusionó profundamente, y abrazó el ideario realista del integralismo, del que fue uno de sus más destacadores defensores.
António Sardinha era anti-iberista. En lugar de la fusión de los Estados de Portugal y de España, propuso una alianza entre la monarquía española y la portuguesa, para lo cual Portugal antes debería restablecer su monarquía a fin de fortalecerse. La Alianza Peninsular entre ambas monarquías sería, basada en su unidad espiritual, el punto de partida para la constitución de una amplia Comunidad Hispánica, como base firme en la que se asentaría la supervivencia de la civilización occidental. Esta tesis panhispanista sería retomada más adelante por Ramiro de Maeztu.
Los críticos del integralismo lusitano acusan a éste de ser un mero traslado a Portugal de las tesis monárquicas de Charles Maurras.
Francisco de Barcelos Rolão Preto 1893-1977No tiene sentido igualar Integralismo lusitano con nacional-sindicalismo, pero si me parece plausible que tanto Roläo Preto como Ledesma Ramos pudieran recibir influencias de Kurt Erich Suckert ( usaba el pseudónimo de Curcio Malaparte Falconi), fundador del periódico romano "La Conquista dello Stato" y del sindicalismo revolucionario francés de Hubert Lagardelle.
El parecido es demasiado evidente en el estilo y espíritu cristiano, sobre todo con José Antonio y Onésimo, porque los símbolos comunes bien podrían haber sido consecuencia de la moda, imperante en la época, copiada del entonces triunfante fascismo italiano. Los fascistas italianos conocían sobradamente la existencia de organizaciones juveniles, paramilitares y uniformadas, con un saludo propio para reconocerse y un código de conducta, en el Reino Unido fundadas por el británico Robert Stephenson Smyth Lord Baden-Powell of Gilwell , Coronel hasta 1909 que se le armó caballero y le dieron el título de Sir (pasando a ser Lord Baden-Powell, barón de Gilwell). Y aquí nuevamente hemos topado con la masonería.
Recordemos que la camisa azul la usó por primera vez en España el Partido Nacionalista Español fundado en 1930.
Quizá lo más sensato sea decir que ambos movimientos surgieron de forma paralela o por influencia de "espíritu santo".
Quizá lo más sensato sea decir que ambos movimientos surgieron de forma paralela o por influencia de "espíritu santo".
Extraído de la web de Falange Boricua de Puerto Rico
"El Movimiento Nacional-Sindicalista portugués fue una estrella fugaz, deslumbrante y rápida, con un ascenso vertiginoso, pero eclipsado con gran celeridad.
Sus antecedentes ideológicos más próximos se encuentran en el Integralismo Lusitano que se iniciaba, en el exilio, con la revista Alma Portuguesa, publicada en Lovaina en 1913, como respuesta y reacción espiritual y doctrinaria contra la república demagogica que se había instalado en Portugal en 1910. El núcleo activo de la corriente integralista lo formaban jóvenes realistas, inquietos, audaces, originales y a la vez arraigados en las viejas tradiciones lusitanas. En derredor de aquella incipiente publicación, chispa de todo un planteamiento ideologico, se dieron cita Domingos de Gusmao Araújo -el director-, Luis de Almeida Braga, el hijo del duque de Cadaval, Antonio Alvarez Pereira, y el jovencísimo Francisco Rolão Preto que ejercía las funciones de segretario de redacción y que sería quien, transcurridos los años, fundara y dirigiera el Movimiento Nacional-Sindicalista en Portugal.
Sus antecedentes ideológicos más próximos se encuentran en el Integralismo Lusitano que se iniciaba, en el exilio, con la revista Alma Portuguesa, publicada en Lovaina en 1913, como respuesta y reacción espiritual y doctrinaria contra la república demagogica que se había instalado en Portugal en 1910. El núcleo activo de la corriente integralista lo formaban jóvenes realistas, inquietos, audaces, originales y a la vez arraigados en las viejas tradiciones lusitanas. En derredor de aquella incipiente publicación, chispa de todo un planteamiento ideologico, se dieron cita Domingos de Gusmao Araújo -el director-, Luis de Almeida Braga, el hijo del duque de Cadaval, Antonio Alvarez Pereira, y el jovencísimo Francisco Rolão Preto que ejercía las funciones de segretario de redacción y que sería quien, transcurridos los años, fundara y dirigiera el Movimiento Nacional-Sindicalista en Portugal.
El Integralismo Lusitano, prolegómeno del Nacional-Sindicalismo, se vertebraría y enriquecería con la incorporación inmediata al nacionalismo integral de Antonio Sardinha, ideólogo, filósofo, pensador y artífìce de un ambicioso proyecto que culminaría con la obra Alianza Peninsular. Sardinha sería el promotor de la revista Nação Portuguesa, en cuyo primer número ya se insertaba el manifiesto y programa del Integralismo que se declaraba antiparlamentario -antiliberal- descentralizador, municipalista y corporativo. En la revista colaboraron Alberto Monsaraz -que sería más tarde el secretario general del Nacional-Sindicalismo-, Hipólito Raposo, Pequito Rebélo y otros destacados valores que algunos autores han denominado la generación rectificadora.
En 1917 aparecía la primera edición del que fuera el primer diario del Integralismo, bajo la cabecera de A Monarquia, que se publicaba bajo la dirección política de Antonio Sardinha y Alberto Monsaraz y que llegaría posteriormente a dirigir el propio Rolão Preto, cuando, en 1920, por hallarse encarcelado el director del periodico, Hipólito Raposo, por delitos de opinión y censura, le llamaron para que asumiese la dirección. Sobre todo, y ante todo el Integralismo, hacía un llamamiento de reivindicación de la inteligencia.
Los pilares sobre los que se asentaban aquellos jóvenes eran el de un componente religioso y espiritual importante, confiando en que «la mano de Dios está allí en la eternidad serena, marcando el camino por donde tendrán que pasar los destinos de los pueblos». Eran humanistas convencidos y radicales que sintetizaban en la frase acuñada por Preto de «tudo pelo homen» como la única fórmula aceptable, ya que todas las instituciones son creadas por el hombre y el hombre no puede, sin negar las propias leyes divinas, ser su esclavo, teniendo ese sentido el concepto cristiano de la vida humana que considera a «Cristo como la suprema altura a la que el hombre un día se elevó»
Francisco Barcelos Rolão Preto había nacido el 12 de febrero de 1893 en el pueblecito alentejano de Gaviào. Su bisabuelo, el médico Antonio das Neves Cameiro, había sido diputado en las Constituyentes de 1836 y fue perseguido por jacobino y francmasón. Su abuelo, Antonio María, fue académico de Coimbra y moriría en la horca por defender la lìbertad y la justicia . Casi en su adolescencia, cuando había iniciado sus estudìos de Derecho en Coimbra, se alistó en las tropas de Henrique Paiva Couceiro en Galiza, en 1912, por lo que tuvo que comer, desde su juventud, el pan amargo del exilío.
Fijó su resìdencia en Bélgica, licenciándose en 1917 en Ciencias Sociales, por la Universidad de Lovaina. Fue en esa cìudad donde apareció en 1913 el primer organo del Integralismo Lusitano Alma Portuguesa, donde colaboró como secretarìo de redacción. Posteriormente, también se graduaría en Derecho por la Universidad de Toulouse. Frecuentó en París a Charles Maurras, a quien vísitaba en su despacho de la calle de Roma, de París, donde tuvo la oportunidad de conocer a Léon Daudet.
Llegó a formar parte de la Junta Central del Integralismo Lusitano, conviviendo con Sardinha, Rebelo, Raposo, Monsaraz...
Colaboró estrechamente con el general Gomes da Costa en el levantamiento del 28 de mayo de 1926, siendo el autor de su manifiesto de doce líneas que se colocaba sobre las paredes de Braga convocando a los portugueses a las armas «por la libertad y el honor de la Nación», así como de la proclama en la que se formulaban las bases del movimiento y que comenzaba: «¡ Portugueses!, la nación desea un gobìemo nacional formado por las mejores capacidades para instaurar en la administración del Estado la disciplina y el honor que se han perdido. La nación ya ha tenido bastante con la tiranía de políticos irresponsables. Y quiere un gobìerno fuerte que tenga por misión salvar a la Patria e instituir la verdadera representación nacional de los intereses reales, vitales y permanentes de Portugal»
Rolão Preto es considerado como uno de los ideólogos del pronunciamiento del 28 de mayo y, tras el triunfo nacionalista, fue el director efectivo del órgano del general Gomes da Costa Revolução Nacional el director aparente era el teniente Armando Pinto Correia- escribiendo los editoriales y firmando sus artículos con los pseudónimos de «Plures» y «Pluribus».
Supuso que la Revolución Nacionalista, iniciada por Gomes da Costa, continuada por Carmona y monopolizada más tarde por Salazar, podía ser bicéfala y duple, es decir, tranquila y frenética, conservadora y revolucionaria, serena y convulsa, salazarista y nacional-sindicalista .
En 1932, el 15 de febrero, salía a la calle un nuevo diario Revolução, dirigido por Preto, y se ponía en marcha el Movimiento Nacional-Sindicalista que, según su propio mentor, «surgía de las ansias e ínquíetudes de las generaciones nuevas y frente a la trasnochada democracia liberale, democracia que condujo a Portugal «al socialismo y al comunismo, que son la quintaesencia de la moral y del criterio economico del capitalismo echo Estado» . Significaba que, en Portugal, la reacción contra los errores demócratas-liberales en su aspecto político, se llamaba Integralismo Lusitano, y la reacción contra esos mismos errores en su aspecto economico y social fueron los que dieron origen al Movimiento Nacional-Sindicalìsta.
La simbiosís de los térmínos nacional y síndicalísta se hace por ser un movimiento interno, portugués, autoctono, que busca la redención de la persona humana a través de un marco sindical corno unidad económico-social que «libremente organizado y justamente representativo de los valores de la formación técnica, la mano de obra y el capitale refuerce las posibilidades propías -personalistas- y comunitarias.
El Nacional-Sindicalismo trata de potenciar el municipio con un nuevo sentido social y econónómico, recogiendo así el carácter municipalista del Integralismo. Es descentralizador, pero orgánico y sindicalista. Reconoce el calor y la atracción de las «élites», pero se siente populista considerando que «la revolución sólo es eficaz cuando la respalda el pueblo» que «sólo marcha por las vías imperiales cuando el clima de su exaltación es capaz de realizar milagros con una fe sin límites por tener una gran confianza en sí mismo y una disposición heroica ante cualquier sacrificio»
Uno de los lemas fuerza era: «Ni contra las izquierdas, ni contra las derechas. iAdelante! » (grito que fue adoptado en España por Fuerza Nueva: ¡Adelante España!). La bipolaridad ficticia izquierdas-derechas ya había sido objeto de reflexión por Preto que las consideraba «viejas palabras sin sentido, mitos depuestos» propugnando que al nacionalismo le iba a corrisponder una gran misión en la ola del futuro.
Justificaba la floración del Nacional-Sindicalismo como reacción al liberalismo porque éste, fríamente, «consiente que los más fuertes esclavicen libremente a los más débíles y que tiene al lucro como única regla de vida», precisando que «todos los trabajadores conscientes deben comprender que no vale la pena sustituir la tiranía del capitalismo hecho Estado, por la tiranía del Estado hecho capitalista» “.El Nacional-Sindicalismo era un movimiento revolucionario, que hacía de la palabra «revolución» sinónimo de «justicia» y que estaba profundamente sensibilizado por la urgente reforma agraria y por los principios de orden corporativo.
Según un folleto que, bajo el título de 0 Ressurgimento, se difundió en Funchal, el 28 de mayo de 1933, distribuido y editado por el Movimiento Nacional-Sindicalista, sus bases eran: a) la famiglia; b) la tradición; c) el municipio; d) el sindicato; e) la corporación y f ) la nación. Coincidía con la definición del movimiento que había aparecido en el periodico 0 Nacional Sindicalista de Faro donde se definía al Nacional-Sindicalismo como «familiar, municipalista, regionalista, sindicalista, corporativista, representativo, autoritario, nacionalista y revolucionario»
En diciembre de 1932 el teniente de Ingenieros y estrecho colaborador de Rolão Preto, A. Neves da Costa, publicaba un libro que, bajo el epígrafe Nacional-Sindicalismo, llevaba por título Para além da ditadura,, en donde se hacía una reflexión, un ensayo, un desarrollo y un programa de lo que era el Nacional-Sindicalismo, sintetizado en una serie de afirmaciones: «Afirmamos que la revitalización de la familia ha de detener la decadencia moral, conservando los hogares. Afirmarnos que el restablecimiento para todos de la representación de los intereses generales ha de detener la decadencia política. Afirmamos que el liberalismo, también conocido como capitalismo, es contrario a la naturaleza y nocivo tanto a la producción como al trabajador. Afirmamos que el capitalismo, base de todo el sistema social modemo, es un sistema de torpe especulación que sólo tiene por fin aumentar el rendimiento del capital en detrimento del precio de costo, de la mano de obra y de la calidad y cantidad del producto terminado»
En España, el pensamiento nacional-sindicalista portugués fue divulgado por la revista Acción Española que dirigía Ramiro de Maeztu y que empezó a publicarse en diciembre de 1931, en cuyo número 45 se insertaban los doce Principios de la Producción, que eran la norma básica del movimiento.
Los actos públicos fueron resonantes. Podríamos destacar los banquetes que se celebraron en Lisboa. El primero en el Parque de Eduardo VII, el 18 de febrero de 1933, que reunió a más de 750 comensales, muchos de los cuales ya vestían la camisa azul adoptada por el nacional-sindicalismo portugués y donde se saludó a la manera romana cuando hicieron su entrada los miembros de la presidencia del acto, y en especial Rolão Preto que pronunciaría un vibrante discurso en el que destacaba que «nosotros representamos la revolución permanente, la revolución que no se detiene, que ha de transformar totalmente esta Patria gloriosa».
El segundo gran comicio del Movimiento fue el magno banquete que tuvo lugar en el Palacio de Cristal de Oporto el 7 de mayo, tras la revista de un desfile al que asistieron más de 6.200 simpatizantes. El 28 de mayo, con ocasión del VII aniversario del levantamiento militar, los nacional-sindicalistas lo conmemoraron con un desfile de más de tres mil adeptos por las calles de Braga. La jornada se cerraba con algunos incidentes al regreso de los participantes en el desfile a su paso por la localidad de Ermezinde, donde fueron atacados -se dijo que por instigadores del propio Gobiemo- y, al repeler la agresión, se produjo un tiroteo en el que se quiso implicar a Rolão Preto, que no participó en absoluto en los incidentes, pues después de los actos del 28 de mayo en Braga se trasladó a Vila do Conde con el segretario general Alberto Monsaraz, estando al día siguiente en Viana do Castelo, donde tuvo conocimiento de lo sucedido, lo que motivó que se trasladara de immediato a Oporto para visitar a los heridos. La campaña calumniosa contra los nacional-sindicalistas se había desatado.
El 5 de julio Rolão Preto era recibido en el Palacio de Belem por el presidente de la República, general Carmona, que le dio garantías de que dentro del espíritu del 28 de mayo cabían todos los nacionalistas. El 16 de aquel mismo mes pronunciaba el jefe del Nacional-Sindicalismo el que fuera su último discurso público como dirigente máximo del movimiento, y lo hizo en el teatro San Carlos donde asistía a una conferencia del capitán Correia Campos, pero, al detectar los asistentes la presencia en un palco del jefe nacionalista le vitorearon y se vio obligado a pronunciar una alocución en la que, entre otras cosas, dijo que pesaban «sobre las viejas teorías financieras, los absurdos conceptos económicos, en nombre de los cuales el hombre es esclavo de la plutocracia, de la usura y del Estado». Afirmó que la economía moderna debería basarse sobre la justicia, para terminar que «nosotros queremos al individuo encuadrado en la familia, en el sindicato e integrado en la nación, pues cada uno de esos marcos es un círculo de libertad que protege al hombre contra la voluntad arbitraria de los tiranos»
El gobierno portugués veía con recelo esas muestras de entusiasmo, esa oleada de camisas azules cuya cresta no se divisaba y que parecía crecer con los vientos a su favor. El gobiemo empezó a ser hostil al movimiento, si no de forma frontal, sí con subterfugios. El periodico Revolução publicaba su última edición el 23 de septiembre de 1933 tras 418 números. Antes, ya había dejado de existir el semanario 0 Nacional Sindicalista en junio de aquel mismo año, mes en el que se cancelaba también el semanario Revolução dos trabalhadores.
A partir de julio del treinta y tres quedó prohibida toda la propaganda y todos los actos del partido, lo que motivó que en noviembre se convocara un congreso del partido del que salìeron tres posiciones o tendencias divergentes:
1) Los revolucionarios nacional-sindicalistas, con Rolão Preto y Alberto Monsaraz al frente de los camisas azules, que abogan por la independencia ante el poder.
2) Los filosalazaristas, cuyos miembros más destacados eran Dutra Faria, Ramiro Valadão, Cabral, y Pires de Lima que se pronunciaron por la obediencia al gobiemo de Salazar.
3) El abandono de algunos de los cuadros de toda militancia política, como fue el caso del doctor L. Cabral de Moncada.
Con subvenciones indirectas y medios económicos los nacional-socialistas disidentes, los que seguían la línea del acatamiento político al gobierno de Salazar, lanzaban en marzo de 1934 un periodico con el nombre A Revolução Nacional, que dirigiría el periodista Manuel Múrias y que se publicaría hasta agosto de aquel mismo año.
En junio, Rolão Preto envió al jefe del Estado una representación que le expuso la situación del país y las reivindicaciones nacional-sindicalistas. Entre otras, su derecho, según la Constitución, de su libre organización sin injerencias. Rolão Preto fue hecho preso y desterrado, el 14 de julio, por la frontera hispano-portuguesa de Alcántara. Immediatamente después, el 29 de julio, apareció una nota suscrita por Oliveira Salazar y dirigida «a los nacional-sindicalìstas» invitándoles a incorporarse al Partido Unión Nacional, bajo pena de que el gobiemo podría considerar al movimiento nacìonal-sindicalista corno perturbador y desafecto al Estado Nuevo. Rolão Preto permaneció exiliado en Espafia hasta que en febrero del año siguiente regresó a Portugal, reiniciando su actividad política con un discurso a los intelectuales nacionalistas que le brindaron un homenaje, con una intervención pública en Oporto en abril y con continuos desplazamientos por todo el país para tratar de recomponer el Movimiento, hasta que, finalmente, el 10 de septiembre de 1935, se le conmina irrevocablemente al exilio por implicarle en la intentona insurreccional del comandante monárquico Méndez Norton. La nota dei gobierno, una vez neutralizada la rebelión, aludía a los nacional-sindicalistas corno los instigadores de la revuelta, acusación que rechazaba de plano Preto, quien manifestava posteriormente que «el movimiento Nacional-Sindicalista no tiene entre sus métodos la intención de revolución armada en las calles, pues desde siempre proclamó, por el contrario, su deseo de conquista del pueblo por la persuasión, por el calor de la mística, por el amor» El Movimiento Nacional-Sindicalista portugués se sentía predecesor del movimiento hermano Falange Española, por su precedencia en el tiempo, por la exposición de la doctrina y por la adopción de sus principales distintivos de identificación. En febrero de 1932 surgieron las camisas azules en Portugal y hasta el otoño de 1933 no tuvo lugar el discurso fundacional de la Falange Española en el teatro de la Comedia de Madrid, y, no fue hasta un año más tarde, cuando se adoptó la camisa azul como uniforme. Rolão Preto considerata a Falange un movimiento congénere, incluso, en noviembre de 1934, cuando se estaban redactando los 27 puntos de la norma programática de la Falange Española, Roláo Preto intervino en la redacción de los Puntos dando su opinión de abundamiento en los aspectos sociales y así se lo hizo saber a José Antonio Primo de Rivera en su despacho, donde le visitó cuando ultimaba el texto definitivo del borrador de la regla fundamental de la Falange Durante la guerra española, Rolão Preto visitó los frentes y manifestava que si «la Falange consigue vencer todos los embates de todos los sectores reaccionarios, tendrá que realizar la gran obra de la Revolución Nacional-Sindicalista conciliando la libertad con la autoridad, con la conquista del pan y de la justicia. Confiamos en el valor de nuestros camaradas y vemos en la Falange una gran esperanza de realizaciones revolucionarias. Para Portugal, con rostro humano distinto - se refería a Salazar - y alianza tradicional propia, realizaría en su territorio la obra de distribución de pan y justicia que la Falange, nuestra hija espiritual, ya emprendió más allá de la frontera»
Escribió un libro titulado Revolução Espanhola (hombres, hechos, ideas) que dedica a las fuerzas armadas y «a mis compañeros de peregrinación por tierras del otro lado de la frontera, españoles y portugueses. A los nuestros que, en España, luchan por su sueño ... » Durante su visita a los frentes en 1937, pronuncia una alocución én Radio Sevilla el 29 de marzo. Comenzaba su arenga con estas palabras: «España del Cid, y más que del Cid, España de los héroes del Alcázar de Toledo. Gloria a tu nombre eterno de nación una, grande y libre»
De José Antonio, quien le dedicara una foto el 26 de noviembre de 1934, con quien converso mucho y trabajó bastante, decía que llevaba su batalla politica como un apostolado y que «amaba las ideas en el verdadero sentido de la palabra amor, esto es, entregándose totalmente. Era un creyente, antes de ser un soldado. Era una personalidad. Un hidalgo. Un grande de España».
Bajo el epígrafe «El Movimiento Nacional-Sindicalista Portugués» se publicaron en la revista Acción Española, una serie de artículos que aparecieron en los números 39, 45, 46, 47, 49 y 50 entre el 16 de octubre de 1933 y el 1 de abril de 1934. En la introducción del primer artículo se decía:
«Rolão Preto, el magnifico discípulo de Antonio Sardinha, el que con el conde de Monsaraz fue fundador del poderoso movimiento Nacional-Sindicalista portugués, del que no han faltado noticias a nuestros lectores; el director del batallador órgano del Partido “Revolução”; el autor del excelente libro Para além do comunismo, viene a honrar las páginas de Acción Española con un estudio lleno de palpitante interés cuya publícación comenzamos hoy»
La aparición de la primera entrega dio orìgen a una curiosa polémica con el semanario Libertad, de Valladolid, que dirigía Onésimo Redondo, que en su número 64, de 20 de noviembre de 1933, publicaba de su puño y letra un comunicado en el que se decía
«En Acción Española colabora un separatista» bajo el argumento que los camisas azules portugueses pretendían anexionarse Galicia, presunción derivada de la frase pronunciada por Rolão Preto durante una intervención en Oporto que se había dirigido a los gallegos como «portugueses d’alem Minho». Decía Onésimo Redondo:
«Bien está la hidalguía española que perdona facilmente y a veces favorece a los que nos abofetean... llegar a ponerles tribuna, mientras en sus discursos y periódicos se atreven con la sagrada integridad de la Patria nos parece excesivo en un órgano nacionalista y españolista como Acción Espaíìola. Ahora se ha llevado al colmo esa inconsciencia, o lo que sea, dando las primeras páginas de esa revista al jefe de los nazis portugueses, que en Oporto, llegó a llamar a los gallegos «Portugueses d’alem Minho». Por la estimación que a todos los que militamos en la juventud nacional nos merece Acción Española y porque precisamente en ella bebemos muchas de nuestras inspiraciones doctrinales, nos atrevemos a esperar que se oiga en aquella nuestra protesta»
La respuesta no se hizo esperar. En el número 45 de Acción Española y como nota a pie de página se publicaba lo siguiente:
«El combativo y querido colega de Valladolid Libertad publicó la noticia alarmante de que en Acción Española colaboraba un separatista, refiriéndose al ilustre jefe de los nazis portugueses... Informado el ilustre escritor del suelto de referencia, nos envía para su publicación las siguientes líneas aclaratorias, que nosotros no necesitábamos, pero que tranquilizarán, debidamente, a nuestro colega Libertad: En extracto venía a decir que Libertad confundía anexión con separatismo y que el Movimiento Nacional-Sindicalista portugués no era ni patriotero ni anexionista, sino un «movimiento economico y social exclusivamente»,
terminando: «consideramos a España corno nuestra hermana latina más próxima, no sólo por su posición geografica, sino por afinidades de espíritu. Esta proximidad, bien real para nosotros, se acentúa más todavía cuando la contemplamos a través del paisaje material y espírítual de Galicia. Y por ello, cuando llamamos a los gallegos «portugueses del otro lado del Miño» no tenemos en la mente otro deseo que el de proclamar una fórmula de amistad. Libertad tenía la obligación de saber que nadie como nosotros, los discípulos de Antonio Sardinha, podemos entender junto a un Portugal eterno, la etrnidad de España»
La rectificación por parte de Libertad no se hìzo esperar y con el rótulo «Respuesta obligada: El Nacional-Sindicalismo Portugués», Onésimo Redondo describía el placer que le había producido leer la carta de Rolão Preto aclaratoria, por lo que renunciaba con propia satisfacción a insistir en el apelatívo de separatista - lógicamente correlativo, pero no contradictorio de anexionista - y aceptaba, en lo que valía, la hidalga rectificacíón del relevante político portugués. Hacía alusión a Sardínha y su libro Alianza Peninsular y terminaba que
«si este conato de polémica, sirviera de algún modo para extender entre los seguidores de Rolão Preto una confianza sardinhista en el porvenir armónico de ambas Patrias, daríamos por bien empleada nuestra modesta intervención en temas de tanta trascendencia»
Los trabajos que en seis números, como ya hemos dejado apuntado, publicó Acción Española eran un comentario y un desarrollo a los doce Principios de la Producción, eje integrador de toda la teoría básica del Nacional Sindicalismo portugués. El programa de esos doce puntos había ya sido publicado en un libro que se editó en 1920, en Lisboa, con el nombre de A Monarquía e a Restauração da inteligéncía y lo que hizo Rolão fue una explicación y un análisis de aquellos puntos, una puesta al día y una justificación.
La conclusión de su serie de artículos era que «estamos ante una hora europea revolucionaria y nacionalista. La revolución, como las bayonetas, no consente que se le sienten encima. Salazar tiene que obrar revolucionariamente para realizar su obra. Sólo para eso cuenta de veras con nosotros. Los nacional-sindicalistas son las milicias organizadas y ardientes de la Revolución Nacional de los trabajadores»
Rolão había conocido durante sus reiterados exilios polítìcos en España -en 1934, en 1935 y durante su visita a los frentes en 1937- a los principales líderes políticos como José Antonio Primo de Rivera, al que ya hemos hecho referencia, Ramiro de Maeztu, Víctor Pradera o José María Gil Robles - a quien, por cierto, no le unía ninguna simpatía - Ernesto Giménez Caballero y otros.
Ordem do Infante concedida a título póstumo a Rolão Preto por su defensa de la libertad. |
La historia del Nacional-Sindicalismo portugués, para los españoles, no es que sea una página olvidada, ha sido, hasta ahora, una página ignorada, a pesar de las analogías y puntos de convergencia con el ideario de idéntica denominación en España".
José Luis JEREZ RIESCO
António de Oliveira Salazar 1889-1970
Hombre de origen campesino, estudió Derecho y tomó partido por las ideas católicas y conservadoras, que defendió en artículos periodísticos. Aunque fue elegido diputado en 1921, no tomó posesión del escaño, pues era enemigo del sistema parlamentario. Cuando el golpe de Estado militar de 1926 Salazar fue nombrado ministro de Hacienda (1928). El éxito logrado en la lucha contra el déficit presupuestario y en la estabilización de la moneda le permitió acceder a la presidencia del Gobierno en 1932.
Al año siguiente hizo aprobar una nueva Constitución, instaurando un modelo político autoritario que denominó Estado Novo, que era un régimen autoritario de partido único (la Unión Nacional), basada en el corporativismo, en el confesionalismo católico (contó con el apoyo de la Iglesia) y en una especie de democracia orgánica parcial con elecciones presidenciales irregulares. Fue acusado por sus enemigos políticos de reprimir sistemáticamente a sus opositores y disidentes a través de la policía secreta, la PIDE.
Se mantuvo en el poder durante treinta y seis años, a base de una actitud social paternalista, una cierta prosperidad económica inicial y una política exterior pragmática. Salazar solventó la conflictiva situación internacional de la Segunda Guerra Mundial (1939-45) declarando neutral a Portugal, pero poniendo de hecho las islas Azores al servicio de los aliados occidentales cuando la victoria de éstos pareció inminente (1943).
Con un gobierno autoritario (parcialmente dictatorial) más longevo de Europa Occidental, Salazar dejó varias obras públicas tales como el Puente Salazar (ahora Puente 25 de abril), el Mirador-Monumento a Cristo-Rei, el Estadio Nacional de Portugal, el Aeropuerto de Lisboa, el Instituto Nacional de Estadística de Portugal, autopistas, obras hidraúlicas, de regadío y otras. Sin embargo, su obstinación en mantener las colonias aisló a Portugal y retrasó su crecimiento durante décadas debido al alto costo económico y social que significaba para una economía débil y precaria como la de Portugal el sostener la guerra colonial tanto en África como en Asia y sus respectivos gobiernos coloniales.
Con un gobierno autoritario (parcialmente dictatorial) más longevo de Europa Occidental, Salazar dejó varias obras públicas tales como el Puente Salazar (ahora Puente 25 de abril), el Mirador-Monumento a Cristo-Rei, el Estadio Nacional de Portugal, el Aeropuerto de Lisboa, el Instituto Nacional de Estadística de Portugal, autopistas, obras hidraúlicas, de regadío y otras. Sin embargo, su obstinación en mantener las colonias aisló a Portugal y retrasó su crecimiento durante décadas debido al alto costo económico y social que significaba para una economía débil y precaria como la de Portugal el sostener la guerra colonial tanto en África como en Asia y sus respectivos gobiernos coloniales.
"las consultas populares del régimen de Salazar han servido a los historiadores
portugueses para encauzar el estudio de la oposición al "Estado Novo", toda vez que en los diferentes comicios habidos se permitió la participación de las distintas fuerzas opositoras; eso sí, con todas las trabas, fraudes e intimidaciones que se puedan imaginar. Es más, la utilización de las consultas populares como instrumento de control de la oposición es un argumento nada desdeñable a la hora de explicar su existencia y parece que se permitió la participación de las fuerzas opositoras para tenerlas controladas. Entre 1933 y 1969 se celebraron sucesivas elecciones presidenciales en las que podían votar los jefes de familia y las mujeres diplomadas"
Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero: El franquismo, visiones y balances
El fin de la guerra no fue precipitado por la evolución bélica de ésta, sino por la Revolución de los Claveles la revolución del 25 de abril. La revolución misma es el resultado de la insatisfacción de algunos sectores de las Fuerzas Armadas para extender una guerra sin fin. Hasta entonces, la guerra había seguido un efectivo estancamiento donde las tropas portuguesas no habían eliminado la resistencia guerrillera, pero a su vez el PAIGC, el FRELIMO y el MPLA ni siquiera controlaban todo el territorio rural de las colonias. La caída del Estado Novo implicó que el nuevo gobierno revolucionario de Lisboa decidiera poner fin a la guerra mediante el reconocimiento de la independencia de las colonias. La nueva administración metropolitana estaba dirigida por muchos militares jóvenes, de ideas socialistas, que veían con aprobación a los movimientos guerrilleros o terroristas de su misma ideología, por lo que se dio a los soldados de ultramar la orden de volver a Portugal.
Aunque su actuación resultó controvertida en varios temas no faltó quien diera una excelente opinión de Salazar:
"Esquemáticamente la organización corporativa está establecida entre escalones: dice Burdeau, refiriéndose al régimen de Oliveira Salazar, en la base los sindicatos nacionales de empleados y obreros y las asociaciones patronales o gremios; al medio las Federaciones de sindicatos y las Uniones de Asociaciones Patronales; en la cima las corporaciones que integran todas las fuerzas productivas de cada rama de actividad.
Oliveira Salazar consideraba que la posesión de extensas colonias era la única opción para que Portugal pudiera jugar un importante rol en la escena internacional y asegurarse la prosperidad económica así como afianzar su identidad patria, consciente que la metrópoli tenía poca extensión, muy poca población, y escasos recursos naturales de gran valor, lo cual la condenaría a ser “nación de segunda fila en el concierto europeo” si perdía sus colonias.
Las guerras coloniales perjudicaron la consolidación del salazarismo |
Aunque su actuación resultó controvertida en varios temas no faltó quien diera una excelente opinión de Salazar:
"El hombre de Estado más completo, el más digno de respeto que he conocido es Salazar. Lo considero una personalidad extraordinaria por su inteligencia, su sentido político, su humanidad. Su único defecto es probablemente la modestia."
Francisco Franco, entrevista, 13 de enero de 1958, Le FigaroBarrio social de casas económicas |
En palabras de un crítico de Salazar:
"Esquemáticamente la organización corporativa está establecida entre escalones: dice Burdeau, refiriéndose al régimen de Oliveira Salazar, en la base los sindicatos nacionales de empleados y obreros y las asociaciones patronales o gremios; al medio las Federaciones de sindicatos y las Uniones de Asociaciones Patronales; en la cima las corporaciones que integran todas las fuerzas productivas de cada rama de actividad.
Los
sindicatos nacionales están sometidos a una tutela estrictísima de los
poderes públicos, la elección de los comités directivos debe ser
aprobada por el Ministerio de Previsión, su gestión es controlada por el
Instituto Nacional del Trabajo, su existencia queda en manos del
gobierno que puede retirarles la aprobación de los estatutos..."
Juan José Sebreli: Crítica de las ideas políticas.
Puente de Salazar |
"A Legião Portuguesa foi fundada por proposta de J. Botelho Moniz e é criada oficialmente pelo Decreto-Lei nº 27058 de 30 de Setembro de 1936, na sequência de ideias favoráveis à criação de uma instituição cujo objectivo seria defender o património espiritual da Nação e a ameaça comunista"
É presidente da Junta Central da Legião Portuguesa até 1944 João Pinto da Costa Leite (Lumbrales), antigo discípulo e assistente de Salazar.
A formação desta organização, deparou-se com alguma resistência por parte da Governação, inicialmente, até porque o regime não tinha tido necessidade de se apoiar em nenhum tipo de milícia para se afirmar – ainda menos numa tendência que agrupava grande parte da direita radical portuguesa e sectores ligados à organização sindical e corporativa, como o Nacionalismo Lusitano, a Cruzada Nacional Nuno Álvares Pereira, a Liga 28 de Maio e antigos apoiantes de Sidónio Pais – , antes pelo contrário, foi no desespero da situação geral que a Nação aceita as condições, duras, mas fundamentais à salvação da Pátria.
Salazar, em oposição frontal com a criação de qualquer tipo de milícia, atento à vontade da direita radical e daqueles sectores recém-chegados ao regime, aproveita então os ânimos e direcciona-os para a formação da Legião Portuguesa.
Destas organizações e movimentos surgiram os primeiros dirigentes da Legião Portuguesa a par com ex-nacionalistas-sindicalistas provenientes da ruptura com o Movimento-Nacional-Sindicalista chefiado por Rolão Preto.
Difere este organismo, como aliás a Mocidade Portuguesa, de outros pretensamente congéneres na Europa, do facto de não ter sido produto da vontade do Governo mas sim da vontade de apoiantes próximos; t,al como também já referimos não terem tido intervenção na instauração e manutenção do regime – à data nem existiam. Ganhou forma e força após a grande manifestação realizada na Praça de Touros doCampo Pequeno em 28 de Agosto de 1936 e fica sob a alçada dos Ministérios do Interior e da Guerra."
Salazar y el Racismo
- El cónsul portugués Aristides de Sousa Mendes Entre el 16 y el 23 de junio de 1940, frenéticamente expidió visados portugueses de forma indiscriminada en los primeros días de la invasión de Francia por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. El número de visas otorgadas por Sousa Mendes sigue siendo un número controvertido. Según algunos periódicos Arístides de Sousa Mendes habrá salvado 30 000 personas del Holocausto. Pero según el historiador de la Yad Vashem, Avraham Milgram, en un estudio publicado en 1999 por el Shoah Resource Center, International School for Holocaust Studies, la diferencia entre el mito de los 30 000 y la realidad es grande.10
- Sampaio Garrido, Carlos de Almeida Afonseca de (1883-1960), embajador de Portugal en Budapest de octubre de 1939 a junio de 1944. Brindó asilo en su casa a una docena de perseguidos, en su mayoría judíos, su residencia fue allanada por agentes de la policía política del régimen fascista húngaro y sus protegidos fueron conducidos a la prisión central de Budapest. Sampaio Garrido resistió el arresto de sus huéspedes y presentó una protesta oficial al gobierno, exigiendo su liberación. Consiguió la liberación de esas personas pero fue declarado persona non grata en Hungría.
- Alberto Carlos de Liz-Teixeira Branquinho, encargado de negocios en Hungría, otorgó asilo a decenas de judíos en las dependencias de la embajada, coordinado con el embajador Carlos Sampaio Garrido y con autorización de Salazar, brindó defensa consular a judíos conectados con Portugal. En total otorgó cerca de 1000 certificados de protección portuguesa.
- António de Oliveira Salazar, siguiendo con habilidad una política de neutralidad, en condiciones muy difíciles, consiguió mantener Portugal neutro en la guerra, posibilitando la fuga a través de Portugal a cientos de miles de refugiados. Antes de la guerra condenó las políticas antisemitas nazis y desde el inicio de la guerra autorizó que las organizaciones judías de ayuda a la inmigración, como la HIAS y la HICEM se establecieran en Lisboa. Las ciudades termales de Estoril, Ericeira, Figueira da Foz y Caldas da Rainha, con sus grandes hoteles, acogieron miles de refugiados. . Bajo su comando personal, directo, se ejecutaron las operaciones de los trenes de Leite Pinto y las de los diplomáticos portugueses en Hungría, Sampaio Garrido y Teixeira Branquinho.
- Francisco de Paula Leite Pinto, empezando en 1943 como consejero-delegado de la empresa de ferrocarriles portuguesa “Companhia de Caminhos de Ferro da Beira Alta”, siguiendo un pedido de Salazar, y en colaboración con el líder de la comunidad judía portuguesa, Moisés Bensabat Amzalak, organizó decenas de trenes, que salían de Berlín, y de otras ciudades, cargados de refugiados.
Plinio Salgado 1895-1975
Plínio Salgado fue un periodista, intelectual y filósofo brasiero, fundador de la Acción Integralista Brasilera, en la cual fue jefe de este movimiento nacional. El Integralismo de Plínio Salgado se transformó en el mayor movimiento nacionalista de la historia brasilera.
Plinio Salgado Plínio Salgado funda el 7 de octubre de 1932 la Acción Integralista Brasilera donde se afirmaba al conservadorismo como única forma de hacer la verdadera revolución brasilera, como lo afirmó en su libro: "La cuarta humanidad". Salgado afirmó que la exaltación del pasado colonial era el verdadero sentimiento brasilero, dado el estado de abandono que Portugal relegó al Brasil. Fue en ese abandono que nació una nacionalidad espontanea, que sería corroída por los extrangerismos después de la independencia y que el integralismo pretendía rescatar.
Su proyecto político proponía unificar las innumerables visiones fragamentadas del ser humano y de la sociedad, a veces analizados apenas por sus aspectos económicos, a veces por sus aspectos sociales, a veces políticos y a veces espirituales.
La nación integralista se organizaría dentro de una jerarquía de valores, en la cual se sobreponía "lo espiritual sobre lo moral, lo moral sobre lo social, lo social sobre lo nacional y lo nacional sobre lo particular".
El Integralismo brasilero ideológicamente no acepta el capitalismo, defiende la propiedad privada, el rescate de la cultura nacional, la moral, valoriza el nacionalismo, la práctica cristiana, el principio de autoridad (y por tanto la estructura jerárquica de la sociedad), el combate al comunismo y al liberalismo económico.
Apuntando a la formación de una nueva sociedad, la AIB se caracterizaba, doctrinariamente, porn el tradicionalismo, el apego a la moral cristiana y la crítica a los valores liberales, y representaba el primer esfuerzo de organización política de masa en el panorama brasileño. La AIB, concebida de manera rígida, ampliaba progresivamente su influencia sobre la base de una compleja infraestructura de doctrina ideológica. Su estructura interna reflejaba la propuesta integralista de organización del Estado y comprendía una red de órganos burocráticos con funciones y atribuciones específicas. A pesar de haber sufrido algunas reestructuraciones la organización reunía: el Consejo superior, la Cámara de los 40 y la Cámara de los 400. Además existían las secretarías de Servicios electorales, Doctrina y Estudios, Educación, propaganda, Femenina y de la Juventud, Cultura Artística, Asistencia Social, Prensa y Relaciones Exteriores.
El éxito de la AIB fue avalado por quinientos mil habitantes, que la organización consiguió movilizar, principalmente en Río Grande do Soul, San Pablo, Río de Janeiro, Minas Gereais y Ceará. En 1935, la Acción Integralista adhirió formalmente a la política institucional, lanzando a su jefe, Plinio Delgado, como candidato a la presidencia de la República, cargo que disputaría con el propio Vargas
La izquierda creó un frente antifascista, influida por el intento de formación de frentes amplios, que venía siendo defendido por los partidos comunistas europeos. Además de las diversas corrientes de la izquierda la Alianza Nacional Libertadora reunía católicos y demócratas y buscaba movilizar sectores de la clase media, proletarios, intelectuales, profesiones liberales y militares para combatir los movimientos de derecha en Brasil.
Apuntando a la formación de una nueva sociedad, la AIB se caracterizaba, doctrinariamente, porn el tradicionalismo, el apego a la moral cristiana y la crítica a los valores liberales, y representaba el primer esfuerzo de organización política de masa en el panorama brasileño. La AIB, concebida de manera rígida, ampliaba progresivamente su influencia sobre la base de una compleja infraestructura de doctrina ideológica. Su estructura interna reflejaba la propuesta integralista de organización del Estado y comprendía una red de órganos burocráticos con funciones y atribuciones específicas. A pesar de haber sufrido algunas reestructuraciones la organización reunía: el Consejo superior, la Cámara de los 40 y la Cámara de los 400. Además existían las secretarías de Servicios electorales, Doctrina y Estudios, Educación, propaganda, Femenina y de la Juventud, Cultura Artística, Asistencia Social, Prensa y Relaciones Exteriores.
El éxito de la AIB fue avalado por quinientos mil habitantes, que la organización consiguió movilizar, principalmente en Río Grande do Soul, San Pablo, Río de Janeiro, Minas Gereais y Ceará. En 1935, la Acción Integralista adhirió formalmente a la política institucional, lanzando a su jefe, Plinio Delgado, como candidato a la presidencia de la República, cargo que disputaría con el propio Vargas
La izquierda creó un frente antifascista, influida por el intento de formación de frentes amplios, que venía siendo defendido por los partidos comunistas europeos. Además de las diversas corrientes de la izquierda la Alianza Nacional Libertadora reunía católicos y demócratas y buscaba movilizar sectores de la clase media, proletarios, intelectuales, profesiones liberales y militares para combatir los movimientos de derecha en Brasil.
Después que Getulio Vargas dio un golpe un golpe de estado, Plínio negoció el futuro cargo de Ministro de Educación, intentando, con esto, garantizar la presencia de los integralistas en el nuevo gobierno. Sin embargo, Vargas sorprendió a los integralistas prohibiendo la existencia de cualquier gremio político a partir de noviembre de 1937.
Los integralistas intentaron un golpe de estado al año siguiente. El hecho fue conocido como el Levantamiento Integralista. El levantamiento falló. Plínio Salgado, se exilió en Portugal.
Nació en São Bento do Sapucai, Estado de São Paulo, el 22 de enero de 1895, y murió en São Paulo (capital), el 8 de diciembre de 1975. Comenzó su carrera como periodista en 1916, en su ciudad natal, el semanario Correo São Bento . Se inició en la política en 1918, participando en la fundación del Partido Municipalista, que reunió a los líderes de las ciudades en el Vale do Paraíba (SP). La muerte de su joven esposa, pocos días después del nacimiento de su primer hijo, le llevó a abandonar el estudio de los filósofos materialistas, de la lectura deRaymond Farias Brito y Jackson Figueiredo , pensadores católicos brasileños.
La literatura y el Modernismo
Después de mudarse a São Paulo, comenzó a trabajar en el periódicoCorreio Paulistano , donde se hizo amigo del poeta Menotti Del Picchia .Asistido discretamente la Semana de Arte Moderno en 1922. publica su primera novela, The Alien en 1926. Luego, en compañía de Cassiano Ricardo , Menotti del Picchia y Cândido Mota Filho, se unió al movimiento de color verde amarillo, la cadena nacionalista del modernismo. Al año siguiente, también con del Picchia y Cassiano Ricardo, puso en marcha el movimiento de Anta, que exaltó a los indígenas Tupi particular, como el portador de los orígenes nacionales. Durante el mismo año, publicó la literatura y la política laboral, en la expresión de las ideas inclinación nacionalista fuertemente liberal y agrarista inspirados por Alberto Torres y Oliveira Viana .
La oposición a apoyar la Getúlio Vargas
Al haber ingresado en el apoyo político, en 1930, la candidatura de Julio Prestes la presidencia, en contra del candidato de la oposición Getúlio Vargas . En ese momento, durante un viaje a Europa, está impresionado conel fascismo y Mussolini . Volviendo a Brasil, el 4 de octubre de 1930, un día después del inicio de la revolución que volcaría Washington Luís , escribió dos artículos sobre Correo Paulistano en la defensa del gobierno. Sin embargo, con la victoria de los revolucionarios, ahora es compatible con Vargas. sobre el periódico La razón , fundada por Alfredo Egidio de Souza Aranha, desarrolló una intensa campaña contra la constitucionalización del Brasil. Poco antes de la Revolución Constitucional de 1932 , se quemó la sede del periódico.
Acción Integralist brasileño y el exilio
Plinio Salgado se crea la Sociedad de Estudios Políticos (SEP), que comenzaron a reunir intelectuales afines al integralismo. Meses más tarde, anuncia el Manifiesto de Octubre, que proporciona directrices para un nuevo partido, la Acción Integralista Brasileña (AIB). ideas del AIB fue inspirado por el fascismo italiano y se valora en una serie de rituales y símbolos, tales como el uso de expresión indígena Anauê ("Tú eres mi hermano") como un saludo, la letra griega sigma y los uniformes verdes de los militantes. AIB creció en los años siguientes, la promoción de eventos en diferentes partes del país. En 1937, Plinio lanzó su candidatura para las elecciones presidenciales previstas para enero de 1938. Al darse cuenta de la intención de Vargas para cancelar las elecciones y permanecer en el poder, con el apoyo del presidente golpista, con la esperanza de hacer integralismo la base doctrinal del nuevo régimen. Vargas, sin embargo, decretó el cierre de AIB, dándole el mismo tratamiento que las demás partes. En 1939, los fundamentalistas militantes intentaron en dos ocasiones, en marzo y mayo, la promoción de levantamientos para deponer Vargas. En mayo de ese mismo año, Plinio Salgado fue arrestado treinta días y después se le envió a un exilio de seis años en Portugal.
La participación en el golpe de Estado del 64
Regresó a Brasil en 1945, con la democratización del país, cuando fundó el Partido de Representación Popular (PRP). En 1955, lanzó su candidatura a la presidencia, obteniendo 714.000 votos (8% del total), y con el apoyo de la toma de posesión del presidente electo Juscelino Kubitschek . Fue elegido diputado por el estado de Paraná en 1958 y fue reelegido en 1962 ( Estado de São Paulo). En 1964, fue uno de los oradores de la Familia de marzo con Dios por la Libertad, en São Paulo contra el presidente João Goulart . Apoyó el golpe militar de 1964 ., y con la extinción de los viejos partidos, se unió a la Alianza Renovadora Nacional (Arena), la obtención de dos términos en el Congreso, en 1966 y 1970 , entre otros libros, Plinio Salgado escribió: La vida de Jesús , El espera , Knight Itararé y La Voz de Occidente .
El Sr. Plínio Salgado, Jefe Nacional del Integralismo, leyó en el cónclave de las altas personalidades de la Acción Integralista Brasileña, realizado en esta capital, lo manifiesto-programa con que los camisas-verdes postularan, en las próximas elecciones nacionales, la presidencia de la República:
Preliminares
I - El integralismo es un movimiento que objetiva la felicidad del Pueblo Brasileño, dentro de la justicia social, de los principios verdaderamente democráticos, garantizada la intangibilidad de los grupos naturales y asegurada, de manera definitiva, la grandeza de la Patria que deberá ser elevada a su máximo esplendor. Considerando que justas e irremovibles son las aspiraciones del bienestar material de cada uno; que el Hombre, incluso para cumplir con sus deberes espirituales, necesita de una base económica individual y familiar, siéndole lícito, en el propio cumplimiento de esos deberes, y de acuerdo con su vocación, temperamentos y legítimos deseos, usufructuar de los bienes oriundos del creciente progreso técnico, aumento y prosperidad de la producción nacional; y, verificando que sólo un fundamento espiritual indestructible da al Estado la conciencia del deber y el libre arbitrio y que solamente orientado por esa conciencia, el Estado adquiere capacidad revolucionaria en el sentido de interferir en el ritmo social y en las actividades económicas, todas a veces que hacerse necesario, para restaurar equilibrios, impidiendo que haya "exploradores" y "explorados": - nosotros, integralistas, reafirmamos lo que ya fue establecido en publicación oficial anterior, es decir, "el primado del espiritual sobre el moral, del moral sobre el social, del social sobre el nacional, del nacional sobre el individual". Por esos motivos.
II - El Integralismo se propone respetar la libertad de conciencia y garantizar la libertad de cultos, desde que no constituyan una amenaza a las buenas costumbres. En cuestión de cooperación religiosa, defiende el régimen de concordata, sin pérdida de autonomía de las partes y visando siempre la grandeza nacional dentro del ideal cristiano de la sociedad brasileña.
III - El Integralismo no puede sólo reconocer en el hombre un ser dotado de una personalidad
intangible, como creará las condiciones indispensables para la realización efectiva de la libertad, y combate el liberalismo precisamente porque este promete libertades, pero crea las tiranías de las facciones políticas y económicas, que usurpan todos los medios prácticos imprescindibles al ejercicio real de la libertad. El Integralismo, en suma, es la teoría de la disciplina y la práctica de la libertad, mientras que el liberalismo es la teoría de la libertad y la práctica de la esclavitud.
intangible, como creará las condiciones indispensables para la realización efectiva de la libertad, y combate el liberalismo precisamente porque este promete libertades, pero crea las tiranías de las facciones políticas y económicas, que usurpan todos los medios prácticos imprescindibles al ejercicio real de la libertad. El Integralismo, en suma, es la teoría de la disciplina y la práctica de la libertad, mientras que el liberalismo es la teoría de la libertad y la práctica de la esclavitud.
IV - El Integralismo no es antidemocrático. Al contrario, cuando condena los partidos es porque visa sustituirlos por las corporaciones, órganos que nuestros días son los únicos capaces de capitar y expresar la gana popular. El Integralismo, por lo tanto, no es la doctrina o la apología de la dictadura. El Estado Integral será un Estado fuerte, no para comprimir las libertades legítimas y naturales, sin embargo, para las garantizáis contra el abuso de los poderosos preservando la Soberanía Nacional, el bienestar y la dignidad de cada brasileño. Partiendo de esos principios, y considerando la realidad brasileña, tras tres años consecutivos, no sólo de formación de una conciencia nueva, pero de investigación en faz de los fenómenos nacionales en todos los campos de la actividad social en nuestra Patria, lanzamos a la Nación los lineamentos generales de un programa de gobierno, por el cual nos batiremos, desde ya, como partido político de ámbito nacional (de hecho, el único existente en el País), compareciendo a todas las elecciones municipales, estatales y federales, y preparándonos para el lanzamiento de una candidatura integralista a la próximas elecciones para la Presidencia de la República. Los lineamentos generales de ese programa, con cuál nos presentaremos, de ahora en delante, al sufragio democrático del Pueblo Brasileño, contendrán de futuro, la pormenorización de los múltiples aspectos particulares de cada uno de los problemas, con la precisión técnica oriunda de nuestros constantes estudios. En consecuencia,
La "Acción Integralista Brasileña", como sociedad civil, de fines culturales, objetiva, de una manera inmediata, de conformidad con sus Estatutos:
• la formación de una conciencia nacional de grandeza de la Patria y dignidad del Hombre y de su Familia;
• el desarrollo del gusto por los estudios en la juventud brasileña, objetivando la creación de una cultura nacional propia, en las grandes expresiones de las actividades intelectuales, como sean la filosofía, la ciencia, la literatura, los bellos-artes;
• la eugenia de la raza, por la práctica metodizada del atletismo de la gimnasia, de los deportes;
• la eugenia de la raza, por la práctica metodizada del atletismo de la gimnasia, de los deportes;
• la asistencia social, a la madres, a la niños, a los sertanejos y obreros desamparados, asistencia esa que no será sólo material, porque buscará crear una conciencia espiritual y una conciencia nacional en las masas brasileñas;
• el combate al comunismo por una educación sistematizada. Como partido político de ámbito nacional, único del País, la "Acción Integralista Brasileña" se presenta ante las urnas con el siguiente:
Programa Partidario
Programa Partidario
I - Organización Corporativa del Estado - Alcanzado el Poder de la República, por el Integralismo, a través de los procesos indicados por la Constitución de julio de 1934, por la Ley Electoral, por la Ley de Seguridad Nacional, Constituciones Estatales y legislación común en vigor, el Gobierno Integralista, sin ejercer la más pequeña persecución a quienquiera que sea y buscando congregar todos los brasileños, sin distinción partidaria, en torno a la obra majestosa y fascinante de la creación de una gran potencia suramericana, tratará, antes de todo, de recomponer las estructuras políticas, sociales y económicas de la nacionalidad, imprimiéndoles un ritmo uniforme y preciso. Lejos de realizar obra de violencia y de opresión, el Gobierno Integralista reatará el viejo y glorioso sentido de la política fuerte y apaciguadora de Caxias, consolidando la unidad de la Patria, firman principios morales y tradicionales, aplacando todos los odios, despertando todas las energías latentes del gran pueblo, y armonizándolas para la gloria de la Nación. Restablecida la orden política, social, moral y económica del País, consolidaremos el sistema corporativo, fortaleceremos la Economía y las Fuerzas Armadas, y estableceremos planes administrativos a ser ejecutados, sin discontinuidad durante un ancho periodo histórico, de manera a identificar Estado y Pueblo, en un gran objetivo de justicia social y grandeza de la Patria, y Brasil realizará rápidamente el Corporativismo puro, desde los Municipios, hasta a la Unión. Concretizando,
1 - Los Municipios serán organizados sobre bases sindicales, cabiendo la elección del alcalde (ejecutivo municipal) a los Consejos Municipales formados por los representantes de las profesiones organizadas. Ese alcalde tendrá asistencia técnica del Departamento Céntrico Municipal de cada Provincia, creándose un cuerpo de técnicos de carrera.
2 - En el ámbito provincial, los representantes de las Federaciones de sindicatos y asociaciones económicas y culturales constituirán los Consejos Provinciales, cabiéndoles la elección de los gobernadores de Provincia con la aprobación del Jefe del Ejecutivo Nacional.
3 - El Congreso Nacional, formado por la Cámara Corporativa Económica y por Senado (órgano este constituido por las corporaciones no económicas) ejercerá el Poder Legislativo. El Jefe de la Nación será escogido por el Congreso; no podrá contrariar en líneas generales el programa de administración establecido en el inicio del primer gobierno, por los órganos técnicos expresivos de la legítima gana nacional.
4 - Todas las funciones electivas serán temporales.
5 - Será mantenida la forma republicana, federativa y democrática, sólo con las modificaciones decurrentes del sistema corporativo.
II - Economía y Finanzas Nacionales
El Estado Brasileño será el supervisionador y el orientador de la Economía Nacional, objetivando a mejor distribución posible de la propiedad, como garantía material del instituto de la Familia y condición indispensable al índice de la producción. Basado en el principio de la solidaridad que debe existir entre las clases productoras y en los deberes sociales inherentes a la propiedad, el Estado organizará planes en determinados sectores de la Economía, teniendo siempre en vista la garantía de los legítimos intereses de los productores y la defensa de la soberanía nacional.
II - Economía y Finanzas Nacionales
El Estado Brasileño será el supervisionador y el orientador de la Economía Nacional, objetivando a mejor distribución posible de la propiedad, como garantía material del instituto de la Familia y condición indispensable al índice de la producción. Basado en el principio de la solidaridad que debe existir entre las clases productoras y en los deberes sociales inherentes a la propiedad, el Estado organizará planes en determinados sectores de la Economía, teniendo siempre en vista la garantía de los legítimos intereses de los productores y la defensa de la soberanía nacional.
Los problemas económicos serán considerados en su conjunto, armonizándose los intereses regionales con los nacionales, mediante el sistema de las Corporaciones de ciclo de producción y de categoría.
El objetivo último del Estado Integral, en materia económica, es permitir, mediante su supervisión, coordinación y vigilancia, que las propias clases productoras, con responsabilidades definidas, propugnen por los propios interés nacionales, eximiéndose de la tutela de terceros, extraños a los grupos productores y cuya interferencia indebida y perniciosa se procesa en el Estado llamado liberal, mediante un verdadero sistema dirigido en el interés exclusivo de pequeñas tiranías y oligarquías económico-financieras. De ahí el combate del Integralismo, no sólo al Imperialismo Financiero, sino a todas las formas de usura, açambarcamento, explotación de precios, esclavitud monetaria, sean ejercidas por quién sea y donde sea, como atentados flagrantes al principio cristiano de la propiedad y a los legítimos derechos y aspiraciones de los que trabajan y producen para sustentación de sus familias y prosperidad de la Patria.
El Integralismo entiende que, sin una economía organizada, imposible será contener la revuelta de las masas populares, ni aún será posible la organización del Trabajo Nacional, y que todas las propagandas nacionalistas y espiritualistas serán inútiles delante de la miseria, de la desesperación, de la incertidumbre de la producción y del productor, del dirigente y del obrero. Con miras a estas consideraciones, el Integralismo promete:
1 - Crear el Ministerio de la Economía Nacional, en él integrando el actual Ministerio de la Agricultura, los departamentos de "comercio e industria" del Ministerio del Trabajo, y los de salud pública del actual Ministerio de la Educación, con miras a unificar el plan de estímulo, orientación y propulsión de todas las eficiencias y valores de la producción brasileña.
2 - Transformar el actual Ministerio de la Hacienda en Ministerio de las Finanzas Públicas, dándole una mayor amplitud de acción.
3 - Organizar un sistema bancario nacional con un banco céntrico emisor y una red de filiales, a fin de facultar el crédito a todos los productores grandes y pequeños, en todos los municipios brasileños, y controlar el medio circulante, con miras a la inalienable soberanía financiera del Estado y sus deberes fundamentales de defensa, amparo y estímulo de la producción nacional, inclusive la definitiva solución del crédito agrícola.
4 - Revisar los contratos de préstamos públicos y deudas del Estado, nacionales e internacionales, promoviéndose su liquidación, sin sacrificio de la economía brasileña, ni de los intereses legítimos del comercio importador y exportador, observados los principios de justicia, el derecho de vida de la Nación, de dignidad de la Patria y de desarrollo de los cambios de mercancías con el exterior.
5 - Organice cooperativas de producción, de crédito y de consumo, como complemento de los órganos sindicales corporativos.
4 - Revisar los contratos de préstamos públicos y deudas del Estado, nacionales e internacionales, promoviéndose su liquidación, sin sacrificio de la economía brasileña, ni de los intereses legítimos del comercio importador y exportador, observados los principios de justicia, el derecho de vida de la Nación, de dignidad de la Patria y de desarrollo de los cambios de mercancías con el exterior.
5 - Organice cooperativas de producción, de crédito y de consumo, como complemento de los órganos sindicales corporativos.
6 - Nacionalizar las minas y caídas-d 'agua, elaborándose un plan nacional de aprovechamiento de energía hidroeléctrica y de las riquezas del subsuelo, la industria siderúrgica y a de la extracción del petróleo de la hulha y otros combustibles.
7 - Crear órganos técnicos de asistencia a todos los ramos de producción y revisar las concesiones para servicios de utilidad pública según las exigencias del Estado Integral.
8 - Transformar el actual Ministerio de la Viação en Ministerio de las Comunicaciones, que comprenderá las ferrovias, carreteras, correos, telégrafos, navegación fluvial, de cabotaje y transoceánica.
9 - Organizar en un único bloque la navegación comercial, favoreciéndola con leyes especiales de protección, sin embargo subordinando-las a los supremos intereses de la defensa nacional y del desarrollo del comercio brasileño.
10 - Establecer un plan nacional ferroviario y rodoviario y de la navegación fluvial, a ejecutarse en etapas sucesivas, visando los intereses de la defensa nacional del incremento de la producción, y de la unidad de la Patria.
11 - Unificar el aparato de la recaudación de impuestos, que deberá tener un sólo órgano en cada municipio, de manera a facilitar el contribuyente, y establecer su distribución con miras a:
a- fortalecimiento económico del propio municipio;
a- fortalecimiento económico del propio municipio;
b- el desarrollo de zonas nacionales que deben constituir mercados consumidores la zonas industriales de futuros días de crisis en su producción;
c- el bienestar y el progreso de las provincias, con miras al volumen de su contribución;
d- la grandeza de la Patria.
d- la grandeza de la Patria.
12 - Las economías hechas con la unificación del aparato recaudador sumadas a los logros obtenidos a consecuencia de los intereses auferidos por la red de bancos nacionales diseminadas por todos municipios y de la tributación de los capitales improductivos, deberán ser reducidas de las tasas de tributación, extinguiéndose impuestos, de preferencia los considerados antieconómicos, anti-sociales, y disminuyéndose todos los otros.
13 - Suprimir los impuestos interestatales y racionalizar las tarifas aduaneras.
14 - Solución de los problemas relativos a los productos fundamentales de la economía brasileña (café, azúcar, carnes, cacao, algodón, vinos, tabacos, hebras, mate, óleos, etc.) de acuerdo con: a) la directa interferencia de la Corporación respectiva, por los valores técnicos;
b) los supremos intereses de la Nación, colocado cada producto en el cuadro general de la economía del País; c) los intereses inherentes al propio productor.
III - Defensa Nacional, Seguridad Pública y Orden Política
El Integralismo, objetivando la realización de la democracia integral; la sustentación de la unidad de la Patria permanentemente amenazada por las luchas políticas en torno a la Presidencia de la República, fuente inexauríble de revoluciones; la garantía de las libertades justas al Hombre y a la Familia; la exaltación de la soberanía nacional en las esferas de las actividades financieras, políticas y morales; la paz y la armonía entre todos los brasileños mediante la aplicación superior de la justicia y las medidas aseguradoras de la verdadera igualdad de todos los brasileños ante el Estado Nacional; represión al vandalismo, a los crímenes de toda la naturaleza contra la sociedad; el prestigio del gobierno céntrico y la orden interna, y de más luminosa proyección externa, - necesita crear las fuerzas de Defensa Nacional de Seguridad Pública y de Orden Social, indispensables a todo ideal de grandeza de Brasil. En estas condiciones, estableciendo tareas propias para cada una de esas fuerzas, asegura cada una de ellas una expresión de dignidad, y al País una situación de estabilidad, de seguridad y de tranquilidad de progreso. Así el Estado Integral pretende:
El Integralismo, objetivando la realización de la democracia integral; la sustentación de la unidad de la Patria permanentemente amenazada por las luchas políticas en torno a la Presidencia de la República, fuente inexauríble de revoluciones; la garantía de las libertades justas al Hombre y a la Familia; la exaltación de la soberanía nacional en las esferas de las actividades financieras, políticas y morales; la paz y la armonía entre todos los brasileños mediante la aplicación superior de la justicia y las medidas aseguradoras de la verdadera igualdad de todos los brasileños ante el Estado Nacional; represión al vandalismo, a los crímenes de toda la naturaleza contra la sociedad; el prestigio del gobierno céntrico y la orden interna, y de más luminosa proyección externa, - necesita crear las fuerzas de Defensa Nacional de Seguridad Pública y de Orden Social, indispensables a todo ideal de grandeza de Brasil. En estas condiciones, estableciendo tareas propias para cada una de esas fuerzas, asegura cada una de ellas una expresión de dignidad, y al País una situación de estabilidad, de seguridad y de tranquilidad de progreso. Así el Estado Integral pretende:
1- Mantener los dos actuales Ministerios de la Guerra y de la Marina, y crear el Ministerio de la Aeronáutica.
2- Dar al Ejército, a la Marina y a la Aviación la máxima eficiencia técnica, desdoblando sus aparejamientos, a fin de que esas Fuerzas, con el máximo prestigio y esplendor, y con las más sólidas y definitivas garantías materiales y morales a los que se dediquen a la carrera militar, asuman la responsabilidad de la sustentación de la Soberanía Nacional y de la más decisiva proyección política de nuestra Patria en el exterior, elevándose el estímulo y la dignidad de la carrera, por el reclutamiento por los varios escalones de la jerarquía, que asegura, automáticamente, los derechos de los más capaces y eficientes, la cubierto de otras influencias.
3- El Integralismo creará en las masas populares, mediante una obra sistemática de educación de propaganda, un sentimiento de amor, de respeto, de entusiasmo elevado al más alto grado por el militar de su Patria a quien incumbe de más sagrada misión en el Estado Integral, que es el Estado que no admitirá otra forma de tratarse Brasil en el exterior, que no sean las del máximo respeto.
4- El servicio militar será obligatorio, independiente de sorteo, porque todo brasileño tiene el deber de conocer la vida de la caserna, fuente de sentimientos de unidad nacional y de virtudes cívicas.
5- La Marina de Guerra, el Ejército y la Aviación Nacionales, mediante un plan de conjunto inspirado por intereses políticos de la Nación brasileña, contarán con los recursos materiales imprescindibles a la ejecución técnica de una obra de ancha amplitud, cuyos pormenores se confiarán las legítimas capacidades militares. Esos recursos materiales serán una consecuencia natural de las reformas económico-financieras expuestas en el capítulo anterior.
6- La política del Ejército, de la Marina y de la Aviación será íntimamente engrosada con los lineamentos de la política trazada por el Ministerio del Exterior a consecuencia de las imprescindibles transformaciones económico-financieras y de la afirmación de nuestra Patria como potencia intransigentemente ciosa de su soberanía.
7- Las actuales Peleadas Estatales, como es su legítima aspiración, así como del pueblo brasileño, serán nacionalizadas y constituirán una organización homogénea, aseguradas las más firmes garantías materiales, morales y de carrera a sus componentes.
8- Será creado el Ministerio de Seguridad Pública, que comprenderá no sólo las Peleadas Estatales, que constituirán la Policía Militar Nacional, como también todo el aparejamiento de la Policía Civil, dándole una orientación técnica uniforme y un ritmo de actividad homogénea. Al Ministerio de Seguridad Pública incumbirá la represión a los crímenes previstos por el Código Penal y saneamiento social del País, expurgándose los elementos nocivos a su actividad.
9- Cuánto a la orden política, velarán por ella todos los brasileños válidos que, no encontrándose encuadrados ni en el Ejército, ni en la Marina o en la Policía Militar Nacional, tengan la conciencia del deber indeclinable de defender los hogares y las tradiciones de su Patria.
Así, el Integralismo, restaurada una de las más bellas tradiciones nacionales, desea crear en el Estado Brasileño una fuerza civil, voluntaria, nos moldees de la ley que instituyó la Guardia Nacional del Imperio, en 1851. Esa organización no podrá tener la eficiencia bélica del Ejército y de la Marina, pero deberá ser suficientemente armada, para defender contra el extremismo, el vandalismo, la disolvencia, la anarquía, las familias, en cada municipio, la orden legal, los principios democráticos de la República, las autoridades constituidas, constituyendo, también, una reserva de las fuerzas armadas, y teniendo aún la misión de crear una atmósfera de simpatía y de entusiasmo nacionales por el Ejército, por la Marina y por la Aviación, preparando la juventud en todos los municipios para que esta al entrar para la caserna, cuando alcanzar la edad militar, comprenda que va a pertenecer a una corporación que expresa la grandeza y la fuerza de Brasil.
IV - Relaciones Exteriores - Política Internacional - El Estado Integral, inaugurando una nueva orden, mediante la cual asegurará, contra las deturpaciones actuales, el verdadero espíritu de la República democrática, creará para el País condiciones excepcionales de paz interna, consolidando en un bloque único las estructuras políticas presentemente esfaceladas por el regionalismo y las luchas partidarias, las estructuras sociales, en el momento quebradas por el antagonismo de los factores de producción en franco desarrollo dialéctico-marxista.
Estableciendo, pues, sobre bases sólidas, las condiciones de prosperidad nacional, Brasil quiere tener una real proyección en el exterior. Antes de todo, crear un espíritu nuevo, absolutamente nuevo, en la diplomacia brasileña, reatando las tradiciones históricas y, a la vez, elevando el nivel cultural y técnico de todo el funcionalismo del Ministerio del Exterior, creando un clima de entusiasmo y supervisión de problemas de orden externa, renovando la conciencia y la mentalidad diplomática, emprendiendo así una obra de grande envergadura como jamás se imaginó en Brasil.
IV - Relaciones Exteriores - Política Internacional - El Estado Integral, inaugurando una nueva orden, mediante la cual asegurará, contra las deturpaciones actuales, el verdadero espíritu de la República democrática, creará para el País condiciones excepcionales de paz interna, consolidando en un bloque único las estructuras políticas presentemente esfaceladas por el regionalismo y las luchas partidarias, las estructuras sociales, en el momento quebradas por el antagonismo de los factores de producción en franco desarrollo dialéctico-marxista.
Estableciendo, pues, sobre bases sólidas, las condiciones de prosperidad nacional, Brasil quiere tener una real proyección en el exterior. Antes de todo, crear un espíritu nuevo, absolutamente nuevo, en la diplomacia brasileña, reatando las tradiciones históricas y, a la vez, elevando el nivel cultural y técnico de todo el funcionalismo del Ministerio del Exterior, creando un clima de entusiasmo y supervisión de problemas de orden externa, renovando la conciencia y la mentalidad diplomática, emprendiendo así una obra de grande envergadura como jamás se imaginó en Brasil.
La objetivación de una unidad moral, cultural, política y económica en América del Sur; la completa independencia del Continente suramericano el de las influencias de extraños; la uniformidad de acción, la solidaridad completa en la solución de los problemas comunes a la nacionalidades del Nuevo Mundo, desde los de orden económico-financiera a los culturales - he ahí un plan a ser ejecutado con firmeza y habilidad, con espíritu de fraternidad continental y de brío latino-americano. El Integralismo no comprenderá sino como una vil humillación para los pueblos del Continente de más leve interferencia de nacionalidades a él extrañas en la solución de litigios, sean ellos cuáles sean, entre los países libres de América del Sur. Ejecutar una política firme, que, gradualmente, extinguiendo desconfianzas recíprocas, consolide la amistad entre las Naciones Latinas del Nuevo Mundo, marche, con seguridad, para la realización de una gran unidad continental, es uno de los grandes propósitos del Integralismo. Pues el Integralismo no desea sólo la liberación de Brasil, pero de todos sus hermanos de este hemisferio.
Ya es tiempo de pensarse en la extinción de las barreras aduaneras entre las Naciones suramericanas, en la creación de un instituto económico y político, permanente, en que se representarán todos los gobiernos de esas Naciones, estableciendo las bases de una conciencia jurídica propia, de un criterio económico-financiero uniforme, de una política homogénea, sin hiatos, sin tergiversación de una cultura expresiva de las fuerzas profundas de América Latina. Obra para varias generaciones, ella se iniciará intelectual, económica y sentimental de Brasil, que sólo se podrá realizar mediante un nuevo espíritu de política exterior que el Integralismo pretende crear. La imposición de Brasil como una nacionalidad digna de todo respeto, a los pueblos europeos y, particularmente, a los nancistas internacionales, exige una corajosa y laboriosa política exterior firmemente ejecutada. Así, como preliminar de su gran actuación en la política exterior, el Integralismo pretende:
a- el mantener vivas nuestras tradiciones diplomáticas y organizar la historia diplomática de Brasil, en todos sus pormenores;
b- el establecer el intercambio cultural con los grandes centros de civilización y crear una acción cultural brasileña en América del Sur;
c- el formar un medio estudiantil especial donde sean reclutados y preparados elementos de las carreras diplomáticas y consular;
d- el mantener cursos de perfeccionamiento para cuadros del Ministerio de las Relaciones Exteriores.
2- Establecer un servicio riguroso de estudio y verificación de la influencia extranjera y de la inmigración.
3- Adaptar todos los servicios orgánicos y burocráticos a los fines del Estado Integral.
4- Reorganizar completamente el Cuerpo Consular en todos los moldees superiores, yuxtaponiendo su organización, distribución y jurisdicción al plan nacional de expansión económica y organización de la marina mercante brasileña, rutas e itinerarios presentes y futuros por el cual quede invertido el criterio actualmente de la renta - que se traduce en mayor importación, pelo que mejor pueda atender al aumento de exportación.
5- Objetivar, sin perjuicio de otras cogitaciones, en el mismo género, las posibilidades económicas de Brasil en el Oriente próximo y extremo Oriente, así como los noyaux de rapports económicos de Brasil con el mundo.
6- Examinar y revisar la orientación de la política comercial de Brasil en faz del antagonismo entre las ententes regionales económico-aduaneras en los países suramericanos y lo de la "cláusula de la nación más favorecida".
7- Restaurar el prestigio brasileño en el extranjero, mediante: el examen previo y meticuloso de los compromisos internacionales antes de Brasil los asumís; la ejecución honesta de los mismos, cuando, después del examen, definitivamente asumidos; la defensa inmediata del nombre de Brasil, si injustamente atacado; la fiscalización del informativo internacional y sus fuentes, para combatir la propaganda contraria a Brasil y estimular la buena propaganda; la creación del Servicio de Propaganda, combinado, o fijando lo de prensa.
V - Derecho y Organización Judicial
El Integralismo, para atender las más puras aspiraciones de la sociedad brasileña y para realizar sus ideales de verdadera y orgánica democracia, sabrá fortalecer el Poder Judicial, de cuya intangibilidad depende la suerte de los regímenes y de los hombres. Reorganizando el aparejamiento judicial y actualizando toda la legislación nacional a fin de a colocar cada vez más en consonancia con las exigencias técnicas del mundo contemporáneo y los impositivos de la justicia social, el Estado Integralista será un permanente garantizador de equilibrios sociales y un realizador y socializador de libertades. La revolución integralista se procesará especialmente dentro de los cuadros y de las estructuras del derecho público y privado. Así siendo:
7- Restaurar el prestigio brasileño en el extranjero, mediante: el examen previo y meticuloso de los compromisos internacionales antes de Brasil los asumís; la ejecución honesta de los mismos, cuando, después del examen, definitivamente asumidos; la defensa inmediata del nombre de Brasil, si injustamente atacado; la fiscalización del informativo internacional y sus fuentes, para combatir la propaganda contraria a Brasil y estimular la buena propaganda; la creación del Servicio de Propaganda, combinado, o fijando lo de prensa.
V - Derecho y Organización Judicial
El Integralismo, para atender las más puras aspiraciones de la sociedad brasileña y para realizar sus ideales de verdadera y orgánica democracia, sabrá fortalecer el Poder Judicial, de cuya intangibilidad depende la suerte de los regímenes y de los hombres. Reorganizando el aparejamiento judicial y actualizando toda la legislación nacional a fin de a colocar cada vez más en consonancia con las exigencias técnicas del mundo contemporáneo y los impositivos de la justicia social, el Estado Integralista será un permanente garantizador de equilibrios sociales y un realizador y socializador de libertades. La revolución integralista se procesará especialmente dentro de los cuadros y de las estructuras del derecho público y privado. Así siendo:
1- promoverá la revisión de la legislación vigente en el sentido de garantizar el predominio del social sobre el individual;
2- mantendrá la unificación del derecho sustantivo y adjetivo, dándole la máxima flexibilidad y simplicidad, de manera a consultar las circunstancias de cada lugar, sin quiebra de la unidad nacional directora;
3- liberará el derecho del excesivo formalismo que más sirve a la chicana del que a la causa de la justicia;
4- dará un carácter eminentemente nacional a la organización judicial y a sus órganos auxiliares;
5- asegurará la máxima autonomía al Poder Judicial, con las garantías y el respeto exigidos por aquellos en cuyas manos la Nación deposita la salvaguarda de los derechos y de la dignidad de cada uno;
6- creará una "Magistratura Especial para el Trabajo" que deberá dirimir las cuestiones surgidas en el ámbito de producción, cuando no surtir efecto la obra conciliadora de los órganos sindicales y cooperativos.
VI - Sindicalismo y Justicia Social - Constatando que pueden ser útiles, pero nunca son suficientes las medidas de asistencia social para resolver la gran crisis que asota el mundo contemporáneo, el Integralismo prefiere considerar la cuestión social en el sistema total de la economía brasileña, yendo hasta a la extirpación de las causas que dan origen a la necesidad de la propia asistencia.
VI - Sindicalismo y Justicia Social - Constatando que pueden ser útiles, pero nunca son suficientes las medidas de asistencia social para resolver la gran crisis que asota el mundo contemporáneo, el Integralismo prefiere considerar la cuestión social en el sistema total de la economía brasileña, yendo hasta a la extirpación de las causas que dan origen a la necesidad de la propia asistencia.
El Estado Integral no se limitará la legislar sobre horas de trabajo, reposo periódico y otras garantías que la hipocresía burguesa ofrece, a título de óbulo o falsa caridad, a la masas trabajadoras. La función del Estado es más alta, porque es su deber reconocer el derecho del trabajador y proclamar el deber del trabajo, creando todas las estructuras y los procesos indispensables a la efectivización de ese derecho y el cumplimiento de ese deber. Es para hacer el trabajador un hombre independiente, económicamente libre y, en regla, desnecesitado de asistencia, que el Integralismo se propone a:
a- transformar los sindicatos en órganos de derecho público, uno para cada oficio, profesión e industria, conforme las circunstancias locales, confiriéndoles el derecho de representar toda la categoría, inclusive los no sindicalizados;
b- asentar sobre bases sindicales cooperativas, como ya fue dicho, la estructura del Estado Nuevo;
c- ampliar las funciones sindicales, que deberán ser de naturaleza económica, política, cultural y moral, y por lo tanto con interferencia directa e indirecta en el gobierno del municipio, de la provincia y de la Nación;
d- subordinar los contratos individuales de trabajo a la normas establecidas por las convenciones colectivas de trabajo;
e- garantizar al trabajador una retribución proporcional a su contribución personal, al logro auferido por el empleador, a la necesidades de la empresa y de la economía y a la exigencias normales de la vida individual y familiar, y las condiciones indispensables a su perfeccionamiento material y espiritual;
f- interesar material y moralmente los trabajadores por el destino de la producción;
g- facilitar a los trabajadores del campo y de las ciudades la adquisición de la propiedad familiar, generalizando el bien de la familia por la creación de públicas entidades de cooperativismo de construcción;
VII - Bellas-Artes
El problema del Arte en Brasil ha sido siempre relegado a un plan secundario, como si el prestigio de los pueblos no se afirmara, principalmente por sus creaciones estéticas. El Integralismo, que quiere restaurar los valores espirituales, considera los artes como una de las más bellas expresiones del espíritu humano, la suprema creadora de armonías, la animadora de los pueblos, la dignificadota de la existencia, la intérprete de los sentimientos humanos más delicados y profundos. Comprende que el Arte es la propia interpretación del mundo en un dato tiempo, en dadas circunstancias, según temperamentos propios y un ritmo universal inherente a la propia esencia de la sensibilidad y de la emoción del Hombre. Quiere, pues, que a Era Integralista se señale por un Arte que, en su más amplia libertad, exprese el estado de espíritu de una raza renaciendo en una gloriosa primavera humana. El Integralismo no pretende imponer un arte, como hace el Soviet ruso. Movimiento humano contra el artificialismo burgués y contra el mecanismo marxista y capitalista, quiere imprimir una orientación revolucionaria profunda al sentido de la creación artística. Tras el convencionalismo burgués de los fines del siglo XIX vino el convencionalismo ultra-ridículo de las deposiciones sistemáticas de los elementos de la composición estética, degradándose el arte y el artista y llegándose a una actitud bien expresiva de la disponibilidad intelectual y de la insuficiencia creadora de una generación que nació vieja como las momias. Lo que aparece como nuevo en Brasil es una dolorosa decrepitud literaria y artística, último índice de un régimen burgués, de un experimentalismo pedante y de una sede de originalidad de actitudes.
El Integralismo no pretende, porque no sería posible, trazar normas de una creación a los artistas. La doctrina filosófica del Integralismo se fundamenta en la personalidad humana. Esa personalidad no tendrá expansión mientras el Estado no liberar los artistas de las duras condiciones en que se encuentran. Estimular la creación, ordenar las fuerzas creadoras, fiscalizarlas, divulgarlas, armonizarlas, en un conjunto de la sensibilidad y de la emoción de un pueblo, he ahí lo que cumple al Estado.
VII - Bellas-Artes
El problema del Arte en Brasil ha sido siempre relegado a un plan secundario, como si el prestigio de los pueblos no se afirmara, principalmente por sus creaciones estéticas. El Integralismo, que quiere restaurar los valores espirituales, considera los artes como una de las más bellas expresiones del espíritu humano, la suprema creadora de armonías, la animadora de los pueblos, la dignificadota de la existencia, la intérprete de los sentimientos humanos más delicados y profundos. Comprende que el Arte es la propia interpretación del mundo en un dato tiempo, en dadas circunstancias, según temperamentos propios y un ritmo universal inherente a la propia esencia de la sensibilidad y de la emoción del Hombre. Quiere, pues, que a Era Integralista se señale por un Arte que, en su más amplia libertad, exprese el estado de espíritu de una raza renaciendo en una gloriosa primavera humana. El Integralismo no pretende imponer un arte, como hace el Soviet ruso. Movimiento humano contra el artificialismo burgués y contra el mecanismo marxista y capitalista, quiere imprimir una orientación revolucionaria profunda al sentido de la creación artística. Tras el convencionalismo burgués de los fines del siglo XIX vino el convencionalismo ultra-ridículo de las deposiciones sistemáticas de los elementos de la composición estética, degradándose el arte y el artista y llegándose a una actitud bien expresiva de la disponibilidad intelectual y de la insuficiencia creadora de una generación que nació vieja como las momias. Lo que aparece como nuevo en Brasil es una dolorosa decrepitud literaria y artística, último índice de un régimen burgués, de un experimentalismo pedante y de una sede de originalidad de actitudes.
El Integralismo no pretende, porque no sería posible, trazar normas de una creación a los artistas. La doctrina filosófica del Integralismo se fundamenta en la personalidad humana. Esa personalidad no tendrá expansión mientras el Estado no liberar los artistas de las duras condiciones en que se encuentran. Estimular la creación, ordenar las fuerzas creadoras, fiscalizarlas, divulgarlas, armonizarlas, en un conjunto de la sensibilidad y de la emoción de un pueblo, he ahí lo que cumple al Estado.
Sólo los Estados fuertes pueden elevar el Arte y los Artistas a su máximo prestigio. Y el Estado Integral es el Estado fuerte. Y, queriendo identificarse con todas las fuerzas nacionales, considera el Arte como una fuerza nacional y le atribuye la mayor importancia. Así,
1- El Integralismo creará el Ministerio de Bellas-Artes y Literatura, y a él quedando subordinadas las Academias de Letras nacionales o provinciales; la Escuela Nacional de Bellos-Artes y todas las otras congéneres en el País, las pinacotecas, los conservatorios, el servicio de estímulo y orientación del teatro y del cine.
2- Todos los artistas brasileños, pintores, escultores, músicos, actores, serán movilizados para una gran obra de conjunto nacional en el desarrollo de la producción artística.
3- El Ministerio de los Bellos-Artes mantendrá un Teatro Oficial.
4- El Ministerio de los Bellos-Artes promoverá exposiciones, audiciones de música clásica y popular brasileña, representaciones teatrales, con el fin de, a la vez, proteger los artistas y educar el pueblo.
5- Promoverá la creación del cine brasileño con fuerte impulso gubernamental, de suerte que se aproveche, a la vez, el asunto brasileño, el paisaje brasileño, y el artista patricio, con el mayor y más moderno rigor técnico; fiscalizará también la entrada de películas extranjeras, que deberán ser traducidos en portugués y tener dos visados, del Ministerio de la Educación, cuánto a la parte moral, y del Ministerio de los Bellos-Artes, cuanto al valor artístico.
6- El Ministerio promoverá en las grandes capitales representaciones populares, siendo una gratuita del Teatro Lírico.
7- El urbanismo, en la parte referente a la arquitectura, quedará sujeto al control del Ministerio de los Bellos- Artes.
8- El Ministerio promoverá cursos y conferencias sobre asuntos de arte, en todas las capitales del País.
9- El Ministerio, de acuerdo con el Ministerio de las Corporaciones, asegurará las máximas garantías a los artistas brasileños, protegiéndolos de todos los medios, para que puedan, con base material sólida, dedicarse a su actividad creadora.
10- El Ministerio creará el Instituto del Folclore Nacional, manteniendo un museo permanente en la Capital de la República, cursos oficiales, y una repartición especial de investigadores de todos los subsidios musicales, pictóricos, esculturales, lendários, de la vida brasileña.
VIII - Educación - El Integralismo visa la educación completa del hombre, del punto de vista físico, moral e intelectual, dándole una nítida conciencia de su personalidad, cuyos límites deben ser fijados de conformidad con una concepción harmoniosa de sus finalidades, terrenas y espirituales, familiares, económicas y cívicas, morales e intelectuales. Siendo el hombre uno ser cuya personalidad es intangible por los atributos espirituales que posee, él es, a la vez, un factor económico, quiere como padre de familia, quiere como eficiencia técnica, quiere como elemento de consumo: factor de defensa nacional, como expresión física y patriótica: un factor cultural, por el índice de la inteligencia. En estas condiciones, el hombre brasileño tiene que ser encarado bajo sus múltiples aspectos, de una manera integral, y la educación debe ser también integral, a fin de que suscite la expansión de su fuerza predominante en un sentido de ser ella aprovechada como eficiencia nacional.
Mediante estas consideraciones, el Integralismo pretende dar al Ministerio de la Educación una amplitud, en el campo exclusivamente educacional pelo que transferirá a los servicios de Salud Pública para el Ministerio de la Economía Nacional, por tratarse de servicios que hieren de manera más directa el problema del valor humano como factor de producción. A través del Ministerio de la Educación, el Estado Integral:
VIII - Educación - El Integralismo visa la educación completa del hombre, del punto de vista físico, moral e intelectual, dándole una nítida conciencia de su personalidad, cuyos límites deben ser fijados de conformidad con una concepción harmoniosa de sus finalidades, terrenas y espirituales, familiares, económicas y cívicas, morales e intelectuales. Siendo el hombre uno ser cuya personalidad es intangible por los atributos espirituales que posee, él es, a la vez, un factor económico, quiere como padre de familia, quiere como eficiencia técnica, quiere como elemento de consumo: factor de defensa nacional, como expresión física y patriótica: un factor cultural, por el índice de la inteligencia. En estas condiciones, el hombre brasileño tiene que ser encarado bajo sus múltiples aspectos, de una manera integral, y la educación debe ser también integral, a fin de que suscite la expansión de su fuerza predominante en un sentido de ser ella aprovechada como eficiencia nacional.
Mediante estas consideraciones, el Integralismo pretende dar al Ministerio de la Educación una amplitud, en el campo exclusivamente educacional pelo que transferirá a los servicios de Salud Pública para el Ministerio de la Economía Nacional, por tratarse de servicios que hieren de manera más directa el problema del valor humano como factor de producción. A través del Ministerio de la Educación, el Estado Integral:
1- Dará la mayor eficiencia y unidad a su sistema universitario de enseñanza superior, buscando integrar ese sistema en los rumbos morales y políticos del Estado.
2- Desarrollará la enseñanza técnica superior, adaptándolo al plan de creación de las nuevas fuentes de riqueza nacional y fundando escuelas técnicas de carácter no universitario, diseminadas por todo territorio nacional.
3- Mantendrá, con organización y orientación eminentemente nacionales, la enseñanza normal elemental, destinado a formar magisterio primario, y la enseñanza normal superior, destinado a formar el magisterio secundario.
4- Organizará la profesión de profesor, con la autonomía y la estabilidad necesarias al desempeño del papel constructivo que el Integralismo le reserva.
5- Asumirá la fiscalización de la enseñanza primario integrado en sus nuevas finalidades, promoviendo la adaptación del pueblo a un nuevo patrón de vida y el perfeccionamiento de sus condiciones para la lucha económica y para el programa de construcciones políticas a que será sometido el País.
6- Cuidará directamente, o a través de sus Corporaciones, de la educación profesional del trabajador brasileño, de modo a dotarlo de un mayor dominio sobre los recursos del medio y de un mejor aparejamiento para la realización de su trabajo.
7- Mantendrá la libertad de enseñanza religiosa en la forma establecida por la actual Constitución.
8- Garantizará a todos los capaces el libre y gratuito acceso a los diferentes grados de enseñanza.
IX - Funcionalismo Público y Administración
IX - Funcionalismo Público y Administración
1- Organizar los servicios administrativos y técnicos de las reparticiones públicas, por la adaptación de los más modernos sistemas de organización científica del trabajo, de manera a buscarse, con el más pequeño dispendio de energía, la mayor rapidez, eficiencia y seguridad de los servicios.
2- Racionalizar los procesos de control, definiendo responsabilidades funcionáis.
3- Jerarquizar bajo nuevas formas más racionales y simples el funcionalismo público, reduciendo sus escalones y denominaciones al estrictamente indispensable, sin perjuicio ninguno para los actuales servidores de la Nación.
4- Padronizar los cuadros del funcionalismo de todos los servicios públicos, de manera a alcanzarse una equiparación fuerte y equitativa.
5- Crear sistemas y reclutamiento del funcionalismo basados en procesos científicos y modernos en el sentido de la selección del individuo, según su capacidad física, moral e intelectual y subsiguiente adaptación a la funciones, condicentes con su índole e inclinación.
6- Garantizar, por la creación de instituciones nuevas y seguras, el eficiente amparo del funcionalismo y su familia, cuanto la jubilación y pensiones, y organizando, dentro del criterio de mayor justicia, a escala de nombramientos y promociones.
X - Colaboración de la Prensa con el Estado - Lejos de sofocar la libertad de la prensa, el Integralismo quiere dar a ella una gran misión de colaboradora directa del Estado. Quiere que ella sea, a la vez, orientadora de la opinión, formadora de una conciencia nacional, esclarecedora de los órganos del gobierno, acerca de las cuestiones concretas con las cuales ella está en contacto permanente.
X - Colaboración de la Prensa con el Estado - Lejos de sofocar la libertad de la prensa, el Integralismo quiere dar a ella una gran misión de colaboradora directa del Estado. Quiere que ella sea, a la vez, orientadora de la opinión, formadora de una conciencia nacional, esclarecedora de los órganos del gobierno, acerca de las cuestiones concretas con las cuales ella está en contacto permanente.
Para que la prensa pueda elevarse en el concepto de la masa imponiéndose, por su dignidad y honestidad, cumple dar a la empresas periodísticas y a los periodistas profesionales garantías materiales sólidas y prestigio moral indispensable.
En una palabra asegurar la libertad a la prensa, pues de hay mucho las dificultades materiales quitaron a la mayor parte de sus órganos la posibilidad del ejercicio de la libertad.
Para que un periódico pueda tener una opinión libre, necesita estar a salvo de "amigos" cuyas injunciones ni siempre consultan los anhelos de libertad que vibran dentro de una redacción. Amparar libertades debe ser, antes de todo, garantizar materialmente, y las garantías materiales exigen una reglamentación con el objetivo de eximir los órganos de la prensa de la competencia comercial llevada a su máximo exagero, y de las condiciones de estabilidad financiera para la cual debe contribuir el propio Estado, abiertamente, mediante consignaciones en el presupuesto, a fin de que exista la verdadera libertad de orientación periodística.
Para que un periódico pueda tener una opinión libre, necesita estar a salvo de "amigos" cuyas injunciones ni siempre consultan los anhelos de libertad que vibran dentro de una redacción. Amparar libertades debe ser, antes de todo, garantizar materialmente, y las garantías materiales exigen una reglamentación con el objetivo de eximir los órganos de la prensa de la competencia comercial llevada a su máximo exagero, y de las condiciones de estabilidad financiera para la cual debe contribuir el propio Estado, abiertamente, mediante consignaciones en el presupuesto, a fin de que exista la verdadera libertad de orientación periodística.
Desde que se trate de empresas respetabais que se impongan por su organización, por la responsabilidad de los nombres que constituyen su dirección por las bases materiales indispensables, cumple al Estado darles garantías y privilegios especiales, que las pongan a salvo de la competencia de los órganos sin lastro material, moral o intelectual, que sólo han servido para desorientar la opinión pública, haciendo escándalos, retajando reputaciones, explorando los crímenes, superficializando el nivel de la inteligencia popular y brutalizando-a por despertar en ella los bajos instintos.
El estudio de esa reglamentación, lejos de ser hecho por extraños a la clase periodista, como hasta ahora ha sido en todos los asuntos referentes a la prensa, inclusive la famosa "ley scellerada", al contrario, en el Estado Integral, será ejecutado por los propios órganos representativos de la prensa brasileña.
Las asociaciones de prensa del País, constituyendo una corporación de carácter cultural, no solamente tendrán representantes políticos muy más numerosos y eficientes en Senado de la República y en los Consejos Provinciales, como asumirán un papel relevantísimo en la vida del País, en el cual se halla incluida su función auto directiva, la capacidad de la propia clase gobernarse y decidir de sus destinos, sin necesidad de interferencia de extraños. Libre de la interferencia de los políticos, la clase periodística elaborará, ella propia, leyes visando sus intereses, su moralización, su prestigio, para llevarlas a la apreciación del Presidente de la República.
El Integralismo condena toda especie de censura directamente ejercida por el Gobierno, profiriendo antes, por la elevación de la dignidad de la Prensa y reconocimiento de ella como un real poder, identificarla al Estado, sobre el cual ella influirá con la honestidad y el patriotismo que crearán una atmósfera de mutua confianza entre Prensa y Gobierno. Pues la Prensa, engrosada en el mecanismo del Estado, no absorbida o esclavizada, pero guardando los lineamentos propios de su personalidad libre y su posición nítidamente definida, se hace, ella también, parte integrante de la dirección del Estado. Eso le dará una gravísima conciencia de responsabilidad, porque ella también responde ante la Nación por los supremos intereses de la Patria.
Hasta ahora, se ha llamado a la prensa "cuarto poder", pero, en la realidad, ese "cuarto poder" es permanentemente explorado y humillado por todos. Al periodista se hacen mesuras cuando de él se necesita, pero seguida es despreciando y apuntado como vendijas o bajulador. Desde el más humilde reportero, hasta a los directores de periódicos, nosotros vemos hombres dediquen una existencia entera a trabajar para el País, y en el ejercicio de ese trabajo arduo, en que gastan, con las noches consumidas, la propia energía vital ellos son explorados mil veces, construyendo reputaciones ajenas, lanzando nombres, concursando para la prosperidad política o financiera de muchos, sin recibir un ceitil y tenidos y habidos como penas vendidas. De esa situación de las empresas periodísticas y de los periodistas brasileños está surgiendo una verdadera y profunda revolución de la Prensa. Ella, que ha concursado para revoluciones de los otros, aún no hizo su revolución. Continuará esclava y despreciada, sin libertad porque no disciplina los ritmos de sus intereses. Llenándose los labios con una falsa libertad, la agradan cuando necesitan de ella, y el periodista nada significa realmente junto a los poderes públicos.
Dando auto dirección a la Prensa, definiéndole las responsabilidades ante la Patria, facultándole puedas de defensa material y moral, confiándole una misión en el Estado, elevando y dignificando el periodista, cuya profesión será creada con todas las garantías, el Integralismo realizará una verdadera revolución en ese importante sector social.
En conclusión:
En conclusión:
Todos estos puntos fijados y esclarecidos en un programa de realizaciones concretas y de aplicación práctica de la doctrina integralista en faz de la realidad brasileña, ya están pormenorizados en estudios especiales organizados por la Secretaría Nacional de Doctrina, engrosada con los técnicos más competentes de las Secretarías Provinciales de Estados. Movilizados los valores técnicos del Integralismo, ellos ejecutan, con perseverancia y conciencia de responsabilidad, todas las investigaciones, estadísticas y verificaciones, de los problemas en sus mínimos aspectos y especializaciones, suministrando a la Autoridad Nacional los elementos indispensables a la supervisión de las necesidades nacionales, de los rumbos a ser seguidos por el Estado Integral.
En este programa, sin embargo, se hacen nítidas y claras las reformas imprescindibles a la grandeza de Brasil y la felicidad del pueblo brasileño.
Lanzándolo en esta proclamación, determino que él sea divulgado por todos los medios y que, con él, por los caminos legales, respetando la Constitución actual, sirviéndonos de las garantías que ella nos faculta, así como de los medios que nos facilita la Ley Electoral vigente, presentémonos al sufragio de las urnas.
Con este programa, comparecemos a la elecciones de Presidente de la República. Con él marcharemos, sin desfallecimientos, animados por la conciencia de un deber que está siendo cumplido ante nuestra Patria, con la honestidad según la cual hemos encaminado en tres años de adoctrinamiento y estimulados por el coraje con que nos hemos batido, más de vez, sacrificando las propias vidas, en la defensa de Dios, de la Patria y de la Familia.
Getúlio BargasCon este programa, comparecemos a la elecciones de Presidente de la República. Con él marcharemos, sin desfallecimientos, animados por la conciencia de un deber que está siendo cumplido ante nuestra Patria, con la honestidad según la cual hemos encaminado en tres años de adoctrinamiento y estimulados por el coraje con que nos hemos batido, más de vez, sacrificando las propias vidas, en la defensa de Dios, de la Patria y de la Familia.
Presidente Getúlio Vargas apoyó la organización del movimiento fundamentalista desde su creación. Con el inicio del documento del Plan Cohen, un exitoso intento de dar un golpe de estado Vargas y permanecer en el poder era posible, dando inicio al Nuevo Estado.
parte de la alta cúpula integrista conocía estas articulaciones Getúlio para golpe, y Plinio Salgado negociar el futuro cargo de Ministro de Educación, tratando de esa manera asegurar la presencia de los fundamentalistas en el nuevo gobierno. Pero Vargas sorprendió integralistas que prohíben la existencia de una política de la universidad a partir de noviembre de 1937.
Una vez instalado el Estado Novo, la transformación de AIB en la Asociación Brasileña de la Cultura, el 11 de noviembre de 1937, el día después del golpe, al parecer a algunos que Vargas estaba siendo complaciente con los fundamentalistas y que se habían integrado en el nuevo régimen, como se puede ver en varios testimonios. Sin embargo, la lógica de control de la sospecha y la represión, junto con las determinaciones legales que llegaron a los partidarios del fundamentalismo completos, demuestran que eran otros planes para ellos Vargas. Entendemos que al invitar a Plinio Salgado para apoyar el golpe de Estado, Vargas parecía frenar una confrontación más directa con los fundamentalistas en los primeros momentos de la aplicación del Nuevo Estado.
El Estado Novo se desplegó en el país por un golpe de Estado articulado por un "revolucionario victorioso", según se define a sí mismo Getúlio Vargas, que entró en vigor en todos los días con el apoyo de un proyecto político de sello autoritario, diseñado por individuos intelectualmente importantes y las fuerzas armadas, a pesar de este último de recibir crédito por los personajes principales de la trama.
Sin embargo, preste la debida atención a los discursos políticos y las acciones policiales que apoyaron el proyecto del Nuevo Estado, y el apoyo de grupos importantes, sobre todo los militar, entendemos que una de las mayores fortalezas de la articulación y la aplicación del Nuevo Estado residía en la estructura de tiempo del orden, representado por la Policía de Orden Político y Social en los estados.
A través de esta estructura, el Estado Novo se está construyendo con los discursos y las acciones de los "enemigos de la nación" y se constituye como un sistema de gobierno basado en el control y la represión de los grupos y de los individuos, ya sea de la izquierda o la derecha, o bien podría ser un enemigo del régimen, y por lo tanto caracterizado como el período de entreguerras brasileña Estado autoritario. bjus y BN monografía revisados y aprobados. Giselda Brito Silva.
Nacido en el seno de una familia acomodada y con larga tradición en la política brasileña, en su juventud se sintió atraído por la carrera de las armas, y a los dieciséis años de edad se alistó en el ejército. Sin embargo, pronto cambió de opinión, y tras abandonar la milicia se matriculó en la Escuela de Derecho de Pôrto Alegre.
Tras licenciarse, en 1908, inició su trayectoria política. En 1922 fue elegido diputado del Congreso y en 1926, el presidente Washington Luis Pereira de Souza lo nombró ministro de Finanzas, cargo que desempeñó hasta su elección, en 1928, como gobernador de Rio Grande do Sul, su estado natal. Aprovechó el cargo, sin éxito, para presentarse como candidato a la presidencia de Brasil en las elecciones de 1930.
Pareció aceptar la derrota, pero a poco de la confrontación electoral lideró una revuelta que lo llevó a la jefatura del Estado. Gobernó, casi siempre haciendo caso omiso del Congreso, durante los 14 años siguientes, en los cuales creó un régimen autoritario de corte moderadamente populista.
En 1934 para maquillar la situación, se hizo elegir presidente por una Asamblea Constituyente en la que tan sólo estaban presentes sus partidarios. Tres años después, un nuevo golpe de Estado acabó con dicha Asamblea y dio paso a la implantación, por parte de Vargas, del llamado Estado Nôvo, que iba a regir hasta 1945, fecha en que una nueva intentona golpista lo alejó del poder.
¿Qué es el Movimiento Nacional Sinarquista? ¿Porqué parece provocar tanto encono en sectores de Poder? ¿Por qué lo odian tanto los grandes empresarios, las castas pro-capitalistas a través de sus partidos y asociaciones? ¿Por qué le atacan tanto los sectores aliados al viejo régimen con su prédica supuestamente social, pero realmente autoritaria? ¿Porqué a pesar de censura,represión,campañas difamatorias…consigue renacer de sus cenizas como la mítica y emblemática Ave Fénix?
Movimiento Nacional Sinarquista (Texto original)
¿Qué es el Movimiento Nacional Sinarquista? ¿Porqué parece provocar tanto encono en sectores de Poder? ¿Por qué lo odian tanto los grandes empresarios, las castas pro-capitalistas a través de sus partidos y asociaciones? ¿Por qué le atacan tanto los sectores aliados al viejo régimen con su prédica supuestamente social, pero realmente autoritaria? ¿Porqué a pesar de censura,represión,campañas difamatorias…consigue renacer de sus cenizas como la mítica y emblemática Ave Fénix?
El Movimiento nace el 23 de Mayo de 1937. Como un Movimiento POLÍTICO – SOCIAL Y COMUNITARIO.
De ideología NACIONALISTA, DEMOCRÁTICA,POPULAR Y SOCIAL – COMUNITARIA.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
El viejo régimen de Porfirio Díaz unificó a liberales y conservadores para industrializar y modernizar al país. Los tecnócratas consiguieron sentar las bases del capitalismo industrial pero con los avances, vinieron también grandes injusticias sociales que no se supieron resolver adecuadamente.
Entre los críticos, destacaron los llamados “Católicos Sociales”. Un sector de militantes sociales provenientes de grupos cristianos. Con Sindicatos y Ligras Agrarias, cooperativas y asociaciones de ayuda mutua, con algunos medios propios de oposición al Régimen como el diario El País, éstos grupos dieron batalla. Reprimidos, exiliados, encarcelados, incluso censurados por jerarcas que preferían hacerse los inocentes respecto a las gravísimas injusticias sociales (1).
Estos grupos, activos en las calles y rancherías, no eran un sector mayoritario dentro de una Iglesia Mexicana prácticamente en la ruina económica y durante esos años, enfocada más en reorganizar sus estructuras despues de años de guerra y hostilidades de los liberales, así como del oportunismo de los conservadores. (Ahora, ambos bandos unificados,como decíamos).
En 1913, después de la Revolución de Fco I. Madero, se reunieron en lo que por la época se llamaba “Dieta” (Parlamento) de Zamora.
Se propusieron varias medidas para ser presentadas al Presidente Madero: las primeras leyes para proteger a los trabajadores, médicos en las minas y haciendas. Alfabetización de las masas. Protección a los infantes y viudas.
Tales medidas eran boicoteadas constantemente por un sector pro-conservador que lo único que le preocupaba era mantener protegidos sus intereses.
El asesinato repentino de Madero por el Golpe de Estado de Huerta, general porfirista falsamente aliado a Madero, interrumpe la reunión y divide a los sectores católicos.
Sindicalistas Sinarquistas. En León. Años 40s |
Suceden de nuevo los combates. Zapata reclama los derechos agrarios, Villa en el norte, Carranza aliado al Grupo Sonora, jacobino y liberal radical.
Este grupo consigue el triunfo a costa de mucha sangre. Asesinan por traición a Zapata, Angeles, Villa y otros muchos líderes populares. Carranza unifica todas las fuerzas y se autonombra Primer Jefe Supremo de la Revolución supuestamente bajo la bandera constitucionalista aliado al Grupo Sonora.
Carranza es asesinado a traición por Obregón, líder del Grupo Sonora.
Este grupo dirige una Revolución pro-capitalista, con discurso “popular”. Los generales se hacen de monopolios económicos y del poder político en las regiones que gobernaban. Surge así la Casta Revolucionaria que no tarda en corromperse a fondo.
Represión, cooptación, masacres, censura. ( En 1922, unos vecinos de la Ciudad de México, acuden a la entonces alcaldía, para solicitar agua potable, puesta a la venta por unos ex-generales convertidos en empresarios. La respuesta del alcalde fué enviar policías y soldados. Fué de las primeras grandes masacres del Régimen “revolucionario”. Se calculan 42 muertos pero es difícil saberlo, ya que la prensa estaba cooptada por el Régimen).
Calles es nombrado presidente por el Grupo Sonora y funda el PNR (Partido Nacional Revolucionario). Que con Lázaro Cárdenas cambiará de nombre a Partido de la Revolución Mexicana y poco más tarde,su nombre actual (PRI),Partido Revolucionario Institucional.
La Constitución de 1917 promulgada por Carranza, contenía artículos sociales muy encomiables y respaldados por la mayoría de la población. Pero otros, eran bastante represivos o, en manos de militares, herramienta de control estatal contra las comunidades.
Uno de esos artículos era el 24 sobre libertad religiosa. Otros, eran los referentes a monopolios económicos y el papel del Estado.
En el Régimen del PNR – PRM – PRI marchaban juntos grandes empresarios, funcionarios y caciques locales, con lideres sindicales encargados de controlar a las masas trabajadoras. |
La propaganda del Régimen, hizo creer que tales artículos protegían a la “revolución popular” de los intereses clericales y de las clases capitalistas.
Sin embargo, el Régimen creó o protegió a sus propios grupos religiosos y protegió también a los monopolios económicos propiedad de los generales o prestanombres civiles. Obregón, por ejemplo, era propietario de Bancos y de grandes empresas en su región de origen. El mismo caso era de los Tejeda en Veracruz, o los hacendados de Chiapas, o en Tabasco, bajo el control de Canabal.
Esta curiosa mezcla de revolucionarios millionarios, provocaron varias asonadas y una oposición cada vez mayor entre revolucionarios auténticos y sectores sociales no controlados por el Régimen.
De la Huerta, Escobar, Gral Mujica, Felipe Carrillo Puerto, entre otros. Destaca el alzamiento armado de los llamados Cristeros. También la oposición cívica de Vasconcelos, la lucha de De La Huerta pidiendo la democratizacion y “regeneración” de la Revolución. Acusando al Régimen de apropiarse de la lucha y convertirse en millonarios con discurso “socialista”.
Así las cosas, Lázaro Cárdenas, llega al gobierno en 1936 y tras fingir la obediencia ciega al Jefe Máximo de la Revolución, el General Calles, igual que otros tres presidentes previos.
Cárdenas convoca a reestablecer los principios revolucionarios y limpiar las oficinas públicas de corruptos y oportunistas, de “derechistas” y “Traidores a los trabajadores”.
Cárdenas se apoya en sindicatos y los unifica bajo control absoluto del Estado. Igual hace con la Prensa y los Medios de Comunicación, destacando la radio, que queda bajo control de lo que hoy es Televisa.
Cámaras empresariales, asociaciones profesionales, uniones vecinales, entidades agrarias, ejidos… todo bajo control del Partido Oficial, el PRM.
Ante el stalinismo ( marxismo dogmático) de muchos sectores afines al régimen cardenista, jóvenes estudiantes proponían un movimiento social de ideas sociales también, pero con un sentido democrático.
Tomemos en cuenta el contexto: en 1937, el socialismo soviético era el único camino correcto de los marxismos dogmáticos.
Los opuestos a Stalin eran asesinados ( Como Trotsky). Aun estaban lejos los promotores de un socialismo democrático o al menos, más participativo.
Pero también, por parte de los Imperios pro-capitalistas había gravísimas amenazas: intervencionismo brutal y descarado de los Estados Unidos, de Inglaterra, de Francia, contra las naciones expoliadas y colonizadas.
El Capitalismo con “rostro humano” de la publicidad tenía el alma sucia: racismo, explotación laboral, violencia, corrupción, trata de personas, mafias protegidas por políticos, partidos corrompidos.
En éste escenario es donde surge el Movimiento Nacional Sinarquista.
FUNDACIÓN
Comunidades Huastecas con el Jefe Nacional. Años 40s |
Convergen varios grupos para la Fundación del Movimiento.
En el ambiente crispado y de clandestinaje, nace una organización llamada “La Base”. Que pretendía restaurar un régimen democrático. Pero sus líderes no tenían una idea concreta ni plataforma ni nada que se pudiera llamar Proyecto Político.
Jose Antonio Urquiza. Fundador |
Una de esas ramas, la 11, era enfocada a las organizaciones campesinas. Uno de los dirigentes locales era Jose Antonio Urquiza Septién. Hijo de pequeños hacendados. Culto, había viajado por negocios a Europa y conocía de primera mano las diversas ideologías en boga: facismo, nacional-socialismo, liberalismo, monarquías aún en uso….
Ignorado, cansado, hastiado, decide buscar otro rumbo. Conoce a Juan Ignacio Padilla y a los Hermanos Trueba.
Estos, eran de la línea de Católicos Sociales. Jóvenes estudiantes del Colegio de Guanajuato, se daban tiempo para organizar a los artesanos en cooperativas.
Estos, son invitados por Urquiza a reuniones donde se despierta el entusiasmo por organizar un Partido o Movimiento que tome en cuenta las añejas propuestas de la Dieta de Zamora, del cooperativismo, de las luchas pro-democráticas que ya se conocían en México.
Juan Ignacio Padilla. Ideólogo y Co – Fundador |
Entran en contacto con luchadores sindicalistas de León. Y con Comunidades Indígenas y ejidatarios o pequeños propietarios rurales, con desplazados y con campesinos sin tierra.
También, contactan con sectores estudiantiles que promueven una participación más activa de los universitarios en la vida política y social del País.
Esto es así:
Casa Fundal |
El 23 de Mayo, durante una reunión del sindicato local de trabajadores del calzado,toman la palabra los promotores de la Idea, José Antonio Urquiza, Juan Ignacio Padilla y otros pocos más que les acompañaban. Juan Zambrano, el propietario de la casa y promotor del sindicato, propuso “Partido México Nuevo”, como nombre, pero José Antonio, tenía la propuesta de un filósofo de San Luis Potosí, que le propuso el Arkhé. La doctrina del Justo Medio, del equilibrio social de los pre-socráticos.
Propuso llamarle Sinarquismo como movimiento que pugnara por el Justo Medio, el equilibrio y como el nuevo principio de una nueva sociedad “sobre bases de mayor justicia” (3).
El Movimiento fué definido como POLÍTICO – SOCIAL – CULTURAL
Su línea ideológica, como más tarde fué plasmada en el Manifiesto, en los Puntos Básicos, en la Plataforma de sus Partidos históricos el Fuerza Popular (1946 a 1949) y el Partido Demócrata Mexicano (1971 – 1996).
NACIONALISTA, DEMOCRÁTICA, POPULAR, SOCIAL, COMUNITARISTA
3 ENEMIGOS
1.- El Régimen de Cárdenas y la corte llamada revolucionaria, no vieron con buenos ojos a un movimiento popular, social, que les desplazaba el monopolio de la participación sindicalista, comunal, popular.
Así que aprovechando el ambiente de pre-guerra, acusaron al MNS de ser aliados de Hitler, de Franco, de Mussolini. De Estados Unidos, del Clero, de políticos en desgracia, etc…. Al controlar la Prensa y los Medios de Comunicación, así como las universidades, el Régimen consiguió crear la leyenda negra que aún algunos incautos siguen creyendo a pesar de que el mismo Cárdenas jamás se las creyó. Aquí la muestra de Cárdenas visitando un programa Sinarquista pocos años despues de dejar la Presidencia de la República.
Se supondría que a éstas alturas de la Historia, debería quedar claro que el Régimen del PNR – PRM – PRI tuvo innegables avances sociales ( IMSS, INFONAVIT, legislación laboral, entre otras). Pero también fue represivo, censurador, corrupto hasta la médula. Tuvo caciques sanguinarios y métodos brutales para destruir enemigos.
El Sinarquismo fué claro en declarar que respaldaba las reformas sociales… Pero que se cumplieran con dignidad, autenticidad, autonomía y apego al derecho.
La respuesta del Régimen y sus grupos oficiales fué una brutal represión con más de 300 sinarquistas asesinados los primero 10 años de existencia. Presos, exiliados, expulsados de su trabajo o de su parcela, censurados, atacados, reprimidos. Mutilados, golpeados…. El primer caído, fué José Antonio. Asesinado en 1938. El 11 de Abril.
Cuando vieron que no servía todo éso, los corifeos del Régimen acudieron a sus aliados.
2.- LA DERECHA COMO PROSTITUTA
La posición ideológica del Sinarquismo, contra el marxismo dogmático, nunca fué de defensa de los privilegios, ni del capitalismo, ni de la democracia liberal, ni de las tradicionales reivindicaciones de la Derecha.
No cabe duda que a veces confundía la premisa: “Ni izquierda ni Derecha, protestaremos si se nos encasilla tanto en la revolución como en la contra revolución, ni la estrella roja de los comunistas, ni la cruz gamada del nazismo. México tiene sus propios símbolos”
Porque el pensamiento ordinario del ciudadano de a pie, estaba (está) acostumbrado a ver blanco y negro, azul o rojo, capitalista o comunista, izquierda o derecha. Así, sin otras alternativas ni opciones.
La Derecha, se entiende como la postura y los grupos que asumen la defensa de los derechos individuales ante los comunitarios. Que exige total libertad económica pero con un Estado guardián de esos derechos. La Derecha asume valores de individualidad y en cierta forma, ligados al puritanismo y a la moral sexual pública ( porque en privado, bien pueden ser los mayores libertinos sin sentir pudor alguno).
Se entiende por lo tanto,que la Derecha es pro-capitalista, en cuanto el capitalismo asume tales programas. Aún así, hay una Derecha Social, que no es posible etiquetarla en ésta observación.
Además, en México,no existía tal.
El Régimen de Cárdenas termina y le sigue Manuel Avila Camacho. Clásico representante de la Derecha Empresarial, pero con discurso político de “izquierda”. Así durante muchos años.
Sin embargo, en 1939, un grupo de banqueros, abogados y pequeños empresarios, herederos también de La Base, deciden fundar un Partido. El PAN.
Este grupo había advertido el “peligro” de que el Sinarquismo se independizara de La Base. Ellos, acostumbrados a conspirar desde la comodidad de sus despachos y habituados a negociar con el Régimen y los caciques sin ningún problema, veían tonto que los “muchachos” estuvieran organizando a los trabajadores y a los campesinos. No veían sentido en las luchas autogestionarias e incluso las juzgaban peligrosas.
Juan Ignacio, Salvador Abascal, Los Trueba, eran acusados de agitadores de las masas. De radicales peligrosos. De “cristianos rojos” incluso.
Ante ése “peligro”, un personaje gris pero intrigoso, llamado “Don Antonio”, se dedica a sabotear el trabajo.
Va a las oficinas de Gobernación y entrega información real o inventada sobre el Movimiento. De el, es la famosa “prueba” propagada por la CTM de que el prof. Schreiter, un aleman ya mayor que vivía en México desde 1919 y daba clases de contabilidad en el Colegio de Guanajuato, era un peligroso espía nazi.
Visita a los Obispos y les pide excomunión para los Sinarquistas. Visita la Embajada Norteamericana y reclama la expulsión de los Sinarquistas que ya organizaban a migrantes mexicanos en California y Chicago. (Entre ellos, uno se haría famoso más tarde. De nombre César Chávez).
Don Antonio se decía muy creyente y pedía que el Sinarquismo se convirtiera en una asociacion piadosa. Que evangelizara e hiciera apostolados de oración para “cambiar a México”.
Decía Juan Ignacio, que el mismo diablo no dudaría en usar las Escrituras para tentar al Salvador, menos en usar tan nobles fines como razón para cruzarse de brazos y dejar la lucha política-social por la Justicia Social.
A los pocos seguidores de Don Antonio se les apodó “ratones”. Por ser grises, conspiradores en lo oscuro, pequeños de mente y encima acostumbrados a lo sucio.
Tanto el PAN como los Ratones, siempre hicieron una lucha a veces sutil y otras descarada contra el Movimiento Nacional Sinarquista.
Aunque dentro del PAN hubo simpatizantes del MNS. Núcleos panistas que veían con agrado a un Movimiento Social, Patriótico, sin los dogmatismos marxistas, pero con posturas de autogestión y de nacionalismo democrático.
Sin embargo, el PAN en lo general, actuó de muy mala fé. En parte, participaron en la caída del PDM. Los ratones, en realidad nunca hicieron nada. Salvo ser la caricatura deseada por los adversarios del Movimiento para mostrarla como “Prueba” del fanatismo, de la ignorancia y de la mediocridad del (seudo) Sinarquismo.
Durante muchos, en los Archivos Generales de la Nación, la información existente era proveniente de los ratones, a pesar que realmente nunca hicieron gran cosa. Durante muchos años, apenas rebasaron los 100 miembros (cien). Llegaron a tener dos escuelas y daban algunas conferencias.
Marcha en Morelia. Año 1946. |
El MNS llegó a tener 500,000 militantes, tuvimos cooperativas y algunas empresas pymes autogestionadas, tuvimos sindicatos, tuvimos incidencia en movimientos sociales, pro derechos humanos, por libertades democráticas, etc… Y curiosamente, no había NADA en los archivos oficiales.
Algunos autores, ya en los años 80s, escribieron algo. Meyer, Alonso, Serrano.
Sin embargo, pecan de confundir a los ratones con el Movimiento.
3.- NOSOTROS MISMOS
El Movimiento tuvo varios errores en su historia. Uno de ellos, fué la carencia de una sólida capa de intelectuales orgánicos. Intelectual no significa un “iluminado” que llega, predica y se va. Intelectual orgánico se refiere al sector de producción de ideas.
Aunque surge el INCAS (Instituto Nacional de Capacitación Adrián Servín), y otros, no conseguimos crear una corriente de pensamiento netamente sinarquista.
Fueron pocos los pensadores destacados: Magaña Negrete, por ejemplo. Y no era por carencia de talentos, sino por que la militancia social llevó a muchos a privilegiar el trabajo de base por sobre la producción de ideas. Reconocerlo públicamente no es revelar debilidad. Si no explicar el porqué, pasamos por la crisis que casi nos lleva a desaparecer y que afortunadamente, estamos consiguiendo alzarnos.
Esto, lo estamos intentando subsanar como parte del Proceso de Reconstrucción Nacional.
SINARQUISMO HOY
En 1971 surge el PDM (Partido Demócrata Mexicano). En 1979 participa por primera vez en elecciones y consigue diputados locales y algunos alcaldes. Para 1982, participa con candidato presidencial Ignacio González Gollaz. Llegando al 4 Lugar en votacion.
Llegamos a gobernar varios municipios donde se desarrolla un proceso de participación ciudadana transparente, ética y comunitaria.
Con visión social, democrática, se implementa el tequio, los presupuestos y las desiciones abiertas a la participación ciudadana, se abren las sesiones de cabildo por primer vez en la historia.
Cuando no nos respetaron los triunfos electorales, los camaradas no dudaron en ocupar alcaldías, en marchar, en tomar en forma pacífica los ayuntamientos.
Represión, censura, infiltrados… poco pudieron. El PDM avanzaba.
En 1988, Magaña Negrete fué candidato a la Presidencia de la República.
El arrollador triunfo de Cuauthemoc Cárdenas nos desplazó. Cárdenas ganó, pero Salinas y el PRI hicieron fraude electoral. Ante las amenazas contra el PDM, se optó por la independencia al costo que fuera.
El costo era perder el registro. Y el plan era darle poder al PAN, mucho más afín a Salinas y al Neoliberalismo que el mismo PRI.
Así sucedió.
El plan del Régimen, era llenar al PDM de seudo líderes que aparentaban ser Pedemistas leales, pero que atacaban al Sinarquismo. Y encima, en las elecciones, trabajaban para otros partidos.
A partir de 1992, el PDM cae. Actos de corrupción. Deserciones. Conflictos provocados desde fuera. En 1997 participa por ultima vez en campañas electorales.
El PAS. Un sector, funda al PAS.
Otro sector, decide iniciar un proceso de evaluación, análisis, estudio, sobre el MNS, sus objetivos, los escenarios nuevos y los roles a jugar.
El PAS actualmente sigue como un sector originado en el Sinarquismo, pero con un esquema muy diferente. Han tenido vaivenes ideológicos que ya les tocará a ellos explicar.
Aun siguen intentando crear otro partido, otras agrupaciones políticas locales, etc…..
Nosotros, como Movimiento Nacional Sinarquista, iniciamos un Proceso de Reconstrucción Nacional que nos ha permitido consolidar paso a paso una Unión Nacional de Trabajadores del Campo, cooperativas, proyectos de economía solidaria, uniones vecinales, grupos de trabajo cultural, de educación crítica, entre otros.
Nos falta mucho por conseguir. Pero seguimos avanzando.
Entre los programas de acción, está el consolidar una Escuela de Cuadros, mejorar los esquemas de trabajo y profesionalizar los liderazgos comunitarios.
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El fascismo
En ciertos sitios de internet se relaciona Fascismo con Democracia Orgánica a pesar de que según Fernandez de la Mora "No hay ni siquiera un provisional consenso en la doctrina acerca de los rasgos en que coincidirían todos los supuestos fascismos. El debate academico sobre la cuestión no tiene ya una salida racional y rigurosa. Existen el Fascismo italiano, el nacionalsocialismo alemán, etc., pero el fascismo en general no es un concepto científico, sino un arma política que se ha utilizado incluso contra De Gaulle. Su valor teorético es, pues, tan limitado que los estudiosos han de utilizarlo con las máximas reservas metodológicas.
Para superar las contradicciones someramente señaladas, se efectuó un reduccionismo tan elemental como equiparar el bien político con el antifascismo lo cual suscitó singular entusiasmo entre los comunistas. Y, puesto que no se había conseguido definir el fascismo, se llegó a otros reduccionismos ulteriores como, por ejemplo, equipararlo con el corporativismo.
Efectivamente, el fascismo italiano propugnaba un estado corporativo; pero mucho más en lo económico que en lo político, ya que la representación orgánica y profesional apenas fue ensayada. Desde este punto de vista, el III Reich, de infausta memoria, fue todavía menos corporativo. Ninguno de los dos sistemas instauró una democracia orgánica ni en sus territorios metropolitanos ni en los ocupados.
Los dos estados que más se acercaron al esquema teórico de una democracia orgánica fueron Portugal y España, ambos neutrales durante la II G. m. y con regímenes muy distintos y aún contrapuestos al italiano y al alemán.
El reduccionismo ideológico en que degeneró la justificación aliada de la II G. M. , se tradujo en España por la fórmula antidemocratismo= corporativismo. Así es como, al paso del "cambio" constitucional, la democracia orgánica se fue convirtiendo en algo proscrito. Pero la mencionada ecuación es incompatible con los echos probados y, por lo tanto, falsa."
En general podemos definir fascismo como todo aquello, vivo o inanimado, que no se declare perteneciente a la izquierda política.
Sobre la Iglesia y el Fascismo
El 11 de febrero de 1929, cuando Benito Mussolini y la Santa Sede firmaron en Letrán los tres tratados que daban por zanjadas las diferencias entre el Reino de Italia y la Santa Sede, estableciendo el Estado independiente de la Ciudad del Vaticano. (le consiguiò los terrenos y la condiciòn de Estado independiente con cuantiosas rentas al Vaticano) y fue durante el gobierno del "Duce" que se decidió que el catolicismo romano sería la religión oficial de Italia, además de que se impartiría instrucción religiosa en las escuelas y el gobierno pondría en vigor el derecho eclesiástico.
"La revista oficiosa de la Iglesia, Criterio,
publicó en su primer número un artículo de Juan Carulla donde elogiaba
la "obra educativa realizada en Italia por Mussolini". En el período en
que fue dirigido por Oses, Criterio se enbanderó con el fascismo.
Cuando monseñor Franceschi asumió la dirección, la postura ante el
fascismo fue variando.
Durante un viaje de éste a Roma, en 1933, por recomendación del embajador italiano, los fascistas lo invitaron a conocer los organismos corporativos. Bien impresionado, alabó a Mussolini por haber entendido que las libertades individuales eran sólo un medio para algo superior.
Ya en plena guerra, a través de una serie de artículos publicados en Criterio, Franceschi fijó su última posición: entre los regímenes autoritarios prefería como modelos políticos a Pétain y Oliveira Salazar, a los que agregaba al hoy olvidado general Higinio Morinigo de Paraguay. Rechazaba, en cambio, al nacionalsocialismo porque no reconocía los derechos de la familia y la Iglesia, anteriores a los del Estado, remitiéndose a varias encíclicas, entre estas la de Pío XI de 1934.
Con respecto a Mussolini admitía que era un pragmático, un oportunista ceñido a los echos más que a una doctrina y que adaptaba ésta a aquéllos según las conveniencias del momento, inclinándose a veces a la izquierda, a veces a la derecha, permitiéndole escapar más fácilmente a la sentencia condenatoria. Esta condescendencia de Franceschi para con el fascismo contrastaba con la condena sin atenuantes al liberalismo, considerado incompatible con el catolicismo. No abandonaba uno de sus temas preferidos: el corporativismo católico, creado, según él, por León XIII, señalaba los aportes del francés Patrice de La Tour du Pin y reconocía que este sistema lo encarnaba Oliveira Salazar. En cambio de Mussolini objetaba:
"...que puesto a reorganizar el país, frente al desquicio liberal, pensó en el corporativismo. No ignorando la doctrina católica (...) la transformó, para su uso, le conservó el aspecto orgánico, pero le quitó toda base moral cristiana y suprimió a la corporación toda autonomía, aún parcial"
El corporativismo era un punto en común con el fascismo pero el estatismo de éste constituía una deformación del corporativismo.
Prueba de dicho estatismo es el propio discurso de Benito Mussolini sobre el Estado corporativo. 28 octubre 1933 :
"Cuando, por medio de la creación de la Milicia, guardia armada del Partido y de la Revolución y por la constitución del Gran Consejo, órgano supremo de la Revolución, se golpeó con un sólo golpe la práctica y la teoría del liberalismo, entonces nos metimos definitivamente por la vía de la Revolución.
Hoy estamos enterrando el liberalismo económico. El corporativismo desempeña en el terreno económico el mismo papel que el Gran Consejo y la Milicia han desempeñado en el plano político.
El corporativismo es la economia disciplinada y por consiguiente, controlada, porque no es posible una disciplina sin control.
El corporativismo supera al socialismo y al liberalismo, creando una síntesis nueva.
He aquí un hecho sintomático, sobre el que se ha reflexionado muy poco: la decadencia del capitalismo coincide con la decadencia del socialismo. Todos los partidos socialistas de Europa están por los suelos. Y no me refiero sólo a Italia y Alemania, sino también a otros países."
Si Frenceschi representaba el ala moderada del
nacionalismo católico, Mienvielle encabezaba al tradicionalismo
"ultramontano" que no podía ser del todo fascista ni nazi porque la teocracia chocaba con el estatismo. En 1930, Mienvielle polemizaba con lugones acusándolo de y a"invocar en otras palabras la razón de estado de Maquiavelo... como si el Estado fuese un fin último", y descalificar el pensamiento lugoniano como "simplemente el cesarismo que sacrifica las iniciativas personales a la voluntad del Dios Estado", parecía estar condenando al propio fascismo. Sin embargo, en ese mismo artículo lo consideraba "menos totalitario" no sólo frente al comunismo sino aún comparado con la democracia liberal, ya que ésta suprimía el "poder del espíritu".
"El fascismo, por el echo mismo de establecer los poderes económicos y respetar, en Italia, el poder espiritual, es inmensamente menos totalitario que este liberalismo esclavizante".
El tradicionalismo católico no podía aceptar del todo el fascismo por sus aspectos cesaristas, su modernismo "futurista" y su lado plebeyo, movilizador de masas.
Juan José Sebreli: Crítica de las ideas políticas
En conclusión la Iglesia manifestaba ante el Fascismo la misma bipolaridad que recibía de él y de su doctrina teórica inicial.
En conclusión la Iglesia manifestaba ante el Fascismo la misma bipolaridad que recibía de él y de su doctrina teórica inicial.
El Fascismo no estableció una Democracia Orgánica pero se relaciona con el organicismo social a través de la utilización que llevó a cabo del corporativismo católico de Giuseppe Toniolo.
- Los antecedentes del fascismo
Los fascistas italianos conocían sobradamente la existencia de organizaciones juveniles, paramilitares y uniformadas, (con un saludo propio para reconocerse, un juramento o "promesa" y un código ético de conducta) en el Reino Unido pero también en Italia fundadas por el británico Robert Stephenson Smyth Lord Baden-Powell of Gilwell , Coronel hasta 1909 que se le armó caballero y le dieron el título de Sir (pasando a ser Lord Baden-Powell, barón de Gilwell). Y aquí nuevamente hemos topado con la masonería.
Benito Mussolini 1883-1945
El fascismo más que una ideología basada en Sorel fue la adaptación del nacionalismo, del corporativismo católico y del partido único propio del comunismo a la personalidad concreta e individual de Benito Mussolini (como demostraré más adelante con sus propias palabras) con sus aciertos y sus errores, por lo que se trata más bien de un régimen autoritario personal que gozó, durante largo tiempo, de gran entusiasmo popular.
"Il fascismo ha soltanto una storia; non ha ancora una dottrina, ma l'avrà, quando avrà avuto il tempo di elaborare e coordinare le sue idee.
La marcia del fascismo."
Il Popolo d'Italia - 6 novembre 1920
"Ahora, el fascismo italiano, so pena de muerte o, lo que es peor, de suicidio, debe darse un cuerpo de doctrina. No será, no debe ser la túnica de Nesso que nos vincule para la eternidad, porque el mañana es misterioso e invaticinable, sino que ha de constituir una norma orientadora de nuestra actividad cotidiana política e individual".
"Yo mismo, que lo he dictado, soy el primero en reconocer que nuestro modesto cuadro programático, las orientaciones teóricas y prácticas del fascismo, deben revisarse, corregirse, ampliarse, corroborarse, porque ya han sufrido las injurias del tiempo"
"Quisiera , aunque la palabra sea un poco fuerte, que en los dos meses que nos separan de la Asamblea nacional, se crease la filosofía del fascismo italiano. Milán, con su primera escuela de propaganda y cultura, colabora en esta obra.
Carta de Benito Mussolini a M. Bianchi en 27-08-1921
Denota falta de orientación y confusión ideológica y manipulación junto a sinceridad e inteligencia para dejar abierta la puerta de la adaptabilidad a un futuro cambiante, quedando claro que Mussolini no sabía con exactitud lo que era el Fascismo. En definitiva sabía con exactitud lo que no quería para Italia, pero desconocía la forma concreta de lo que sí quería.
Salvo el intento de representación orgánica en los ayuntamientos durante la República Social Italiana, a Mussolini le faltaba el concepto de Democracia Orgánica para lograr una construcción social moralmente aceptable. Tal vez porque no le interesase una limitación efectiva o incluso una renuncia al poder de su partido único y de su persona. Renuncia que si se encuentra explicitada en los textos doctrinales de los fundadores del nacional-sindicalismo español José Antonio Primo de Rivera y José Luis Arrese.
"Los fascistas permitieron la celebración de elecciones "semilibres" que incluían la participación de todos los partidos de la oposición, logrando dar base legal en el seno de la constitución democrática a los dirigentes antidemocráticos, proporcionar la ocasión de una manifestación plebiscitaria y hacer manifiesto el poder real del partido en la calle.
En la Italia fascista, tras la marcha de Roma, el Gran Consejo del Fascismo se ocupó de manera casi inmediata de la cuestión de la reforma electoral. La Ley Acerbo, aprobada
en noviembre de 1923, fue concebida como un instrumento para consolidar la hegemonía del partido fascista. El texto introducía el escrutinio mayoritario de lista, de manera que aquella candidatura que obtuviese el refrendo de al menos el 25 % de votos conseguiría dos tercios de los escaños del Parlamento. En las elecciones de 1924 votó el 63,8% del censo y la lista ministerial, "il listone", compuesta por candidatos fascistas o simpatizantes, obtuvo el 65% de los votos y 356 diputados sobre un total de 535."
"Il fascismo ha soltanto una storia; non ha ancora una dottrina, ma l'avrà, quando avrà avuto il tempo di elaborare e coordinare le sue idee.
La marcia del fascismo."
Il Popolo d'Italia - 6 novembre 1920
"Ahora, el fascismo italiano, so pena de muerte o, lo que es peor, de suicidio, debe darse un cuerpo de doctrina. No será, no debe ser la túnica de Nesso que nos vincule para la eternidad, porque el mañana es misterioso e invaticinable, sino que ha de constituir una norma orientadora de nuestra actividad cotidiana política e individual".
"Yo mismo, que lo he dictado, soy el primero en reconocer que nuestro modesto cuadro programático, las orientaciones teóricas y prácticas del fascismo, deben revisarse, corregirse, ampliarse, corroborarse, porque ya han sufrido las injurias del tiempo"
"Quisiera , aunque la palabra sea un poco fuerte, que en los dos meses que nos separan de la Asamblea nacional, se crease la filosofía del fascismo italiano. Milán, con su primera escuela de propaganda y cultura, colabora en esta obra.
Carta de Benito Mussolini a M. Bianchi en 27-08-1921
Denota falta de orientación y confusión ideológica y manipulación junto a sinceridad e inteligencia para dejar abierta la puerta de la adaptabilidad a un futuro cambiante, quedando claro que Mussolini no sabía con exactitud lo que era el Fascismo. En definitiva sabía con exactitud lo que no quería para Italia, pero desconocía la forma concreta de lo que sí quería.
Salvo el intento de representación orgánica en los ayuntamientos durante la República Social Italiana, a Mussolini le faltaba el concepto de Democracia Orgánica para lograr una construcción social moralmente aceptable. Tal vez porque no le interesase una limitación efectiva o incluso una renuncia al poder de su partido único y de su persona. Renuncia que si se encuentra explicitada en los textos doctrinales de los fundadores del nacional-sindicalismo español José Antonio Primo de Rivera y José Luis Arrese.
"Los fascistas permitieron la celebración de elecciones "semilibres" que incluían la participación de todos los partidos de la oposición, logrando dar base legal en el seno de la constitución democrática a los dirigentes antidemocráticos, proporcionar la ocasión de una manifestación plebiscitaria y hacer manifiesto el poder real del partido en la calle.
En la Italia fascista, tras la marcha de Roma, el Gran Consejo del Fascismo se ocupó de manera casi inmediata de la cuestión de la reforma electoral. La Ley Acerbo, aprobada
en noviembre de 1923, fue concebida como un instrumento para consolidar la hegemonía del partido fascista. El texto introducía el escrutinio mayoritario de lista, de manera que aquella candidatura que obtuviese el refrendo de al menos el 25 % de votos conseguiría dos tercios de los escaños del Parlamento. En las elecciones de 1924 votó el 63,8% del censo y la lista ministerial, "il listone", compuesta por candidatos fascistas o simpatizantes, obtuvo el 65% de los votos y 356 diputados sobre un total de 535."
Roque Moreno Fonseret
En contra de lo que divulga la propaganda de quienes le derrotaron militarmente hay que decir que se trataba de una persona inteligente con algo de encanto personal mediterráneo, a menudo de trato cordial, socialista de origen y final, admirado por muchos pero carente de una formación religiosa adecuada y en consecuencia de más que dudosa moralidad, por no decir de demostrada inmoralidad.
Mussolini construyó el fascismo, sin definir exactamente lo que era, por oposición/superación a la violencia de la izquierda y al capitalismo pero también a todo programa político. Progresando en su doctrina a medida que iba acercándose al poder y éste es el motivo de la confusión generalizada sobre el significado de "Fascismo" y el porqué muchas personas destacadas pudieron sentirse identificadas con él, pues fascismo era, en cuanto estado social y de autoridad, lo que cada uno se quisiera imaginar.
Mussolini, que decía inspirarse en el sindicalismo de Sorel, inició el fascismo, pero fue construido por Giovanni Gentile, Michele Bianchi y los mismos grandes consejeros que derrocaron a Mussolini el 24 de julio de 1943 inspirándose también y fundamentalmente en el corporativismo católico.
Mussolini, que decía inspirarse en el sindicalismo de Sorel, inició el fascismo, pero fue construido por Giovanni Gentile, Michele Bianchi y los mismos grandes consejeros que derrocaron a Mussolini el 24 de julio de 1943 inspirándose también y fundamentalmente en el corporativismo católico.
Mussolini no dudó en romper las relaciones de poder características del fascismo cuando se vió personalmente perjudicado por ellas.
EL FASCISMO por Benito Mussolini
Texto completo.
I El Fascismo como filosofía
Como toda sana concepción política, el fascismo es práctica y pensamiento, acción animada por una doctrina, y doctrina que ha nacido de un sistema dado de fuerzas históricas, al cual se halla íntimamente ligado y del que toma su impulso interior (1). Tiene una forma que corresponde a las contingencias de lugar y tiempo, e igualmente encierra un contenido ideológico que le eleva al rango de verdad axiomática en la historia superior del pensamiento humano. No se actúa espiritualmente en el mundo como voluntad humana superior a las demás voluntades, sin un concepto de realidad momentánea y particular sobre la que es necesario obrar, como igualmente de la realidad universal y permanente de la que aquella a tomado su ser y su vida. Para conocer a los hombres es necesario conocer al hombre; y para conocer al hombre es necesario conocer la realidad y sus leyes. No existe concepto alguno en el estado que no sea fundamentalmente un concepto de la vida: intuición o filosofía son sistemas de ideas que se traducen en una construcción lógica, o sea, que se sintetiza en una visión o en una fe, pero que siempre será, al menos virtualmente, una concepción orgánica del mundo.
II Concepción espiritualista
Así, el fascismo no se entendería en muchas de sus exteriorizaciones prácticas como organización de partido, como sistema de educación, como disciplina, si no se le considerase claramente en su modo general de concebir la vida.
Este modo es su concepción espiritualista.
El mundo, para el fascismo, no es este mundo material que aparece en la superficie, en el cual el hombre es un individuo separado de todos los otros y por sí mismo, y gobernado por una ley natural que instintivamente le lleva a vivir una vida de placer egoística y momentánea. El hombre del fascismo es un individuo que es nación y patria, ley natural que une conjuntamente al individuo y a la generación en una tradición y en una misión, que suprime el instinto de la vida limitada al estrecho círculo del placer para instaurar en el deber una vida superior, libre de los límites del espacio y del tiempo: una vida en la cual el individuo, por medio de su misma abnegación, por el sacrificio de sus intereses particulares, de su misma muerte, realiza aquella existencia, toda espiritual, en la cual se condensa su valor de hombre.
III Concepción positiva de la vida como lucha
Es, pues, una concepción espiritualista, que ha surgido de la reacción general del siglo presente contra el
positivismo materialista y degenerado del ochocientos. Concepción antipositivista, pero positiva; no escéptica, ni agnóstica, ni pesimista, ni pasivamente optimista, como lo son en general las doctrinas (todas negativas), que sitúan el centro de la vida fuera del hombre, que con su libérrima voluntad puede y debe crearse su mundo. El fascismo quiere el hombre activo y consagrado a la acción con todas sus energías: lo quiere virilmente consciente de las dificultades que se presenten y dispuesto a afrontarlas rápidamente. Concibe la vida como lucha pensando que toca al hombre conquistar que su vida sea verdaderamente digna de él, creando en primer lugar en sí mismo todo el instrumento (físico, moral, intelectual) para edificarla. Concepción exacta para el individuo en particular, como para la nación, como para la humanidad. De donde se deduce el alto valor de la cultura en todas sus manifestaciones (arte, religión, ciencia), y la capitalísima importancia de la educación. E igualmente también el valor esencial del trabajo, por el cual el hombre vence a la naturaleza y crea el mundo humano (económico, político, moral, intelectual).
IV Concepción ética
Esta concepción positiva de la vida es evidentemente una concepción ética. Y envuelve, no solamente la actividad humana, sino toda la realidad que la domina. Ninguna acción se sustrae al juicio moral; nada en el mundo puede despojarse del valor que tienen todas las cosas en función de sus fines morales. La vida, por consecuencia, que concibe el fascista es seria, austera, religiosa; entregada por entero a un mundo sostenido por las fuerzas morales y responsables del espíritu. El fascista menosprecia la vida "cómoda"
V Concepción religiosa
El fascismo es una concepción religiosa , que considera al hombre en su relación inmanente con una ley superior, con una voluntad objetiva que trasciende al individuo como tal y lo eleva a miembro consciente de una sociedad espiritual. Aquellos individuos que en la política religiosa del régimen fascista no han visto más que una cuestión de mera oportunidad, no han comcomprendido que el fascismo no es solamente un sistema de gobierno, sino aún y ante todo un sistema de pensamiento.
VI Concepción ética y realista
El fascismo es una concepción histórica, en la cual el hombre es solo en función del proceso espiritual en que interviene, en el grupo familiar y social, en la nación y en la historia a la cual todas las naciones colaboran. De aquí el gran valor de la tradición en las memorias, en el idioma, en las costumbres, en las normas de vida social. Fuera de la historia, el hombre se anula. Es por lo que el fascismo es contrario a todas las abstracciones individualistas, de tipo materialista, tipo siglo XVII; por ello es contrario también a todas las utopías e innobaciones jacobinas. No cree en la posibilidad de la "felicidad" en la tierra, tal como la quería la literatura económica de los economistas del setecientos, y repudia las concepciones teológicas, según las cuales, en cierto momento de la historia sobrevendrá una sistematización definitiva del género humano. Esto significa colocarse fuera de la historia y de la vida, que es un continuo ir y venir. El fascismo, políticamente, quiere ser una doctrina realista; prácticamente, aspira a resolver los problemas que se propongan históricamente por sí mismos y que muestren o sugieran su propia solución. Para obrar sobre los hombres, como sobre la naturaleza, es preciso entrar en el proceso de la realidad y hacerse dueño de las fuerzas en acción.
VII Antiindividualismo y libertad
Antiindividualista, la concepción fascista es del Estado, y ella es del individuo, en cuanto aquel coincide con el Estado, conciencia y voluntad universal del hombre en su existencia histórica. La concepción fascista está en contra del liberalismo clásico, nacido de la necesidad de reacción contra el absolutismo, y que ha terminado su función histórica una vez que el Estado se transformó en la conciencia y voluntad del pueblo. El liberalismo negaba el Estado en los intereses del individuo particular; el fascismo reafirma al Estado como realidad verdadera del individuo. Y si la libertad debe ser atributo del hombre real, y no del fantoche abstracto en quien pensaba el liberalismo individualista, el fascismo es partidario de la libertad. Y de la sola y única libertad que puede ser cosa seria, la libertad del Estado. Ya que para el fascista todo está en el Estado, nada humano o espiritual existe, y tanto menos valor tiene, fuera del Estado. En tal sentido, el fascismo es totalitario, y el Estado fascista, síntesis y unidad de todos los valores, interpreta, desarrolla y patentiza toda la vida del pueblo.
VIII Antisocialismo y Corporativismo
No hay individuos ni grupos (partidos políticos, asociaciones, sindicatos, clases) fuera del Estado. Porque el fascismo es contrario al socialismo, que immobiliza el movimiento histórico en la lucha de clases e ignora la unidad del Estado, que funde las clases en una sola realidad económica y moral; y, análogamente está en oposición al sindicalismo clasista. Pero en la órbita del Estado ordenador, las exigencias reales que fueron la causa del movimiento socialista y sindicalista, el fascismo quiere sean reconocidas y hacerlas valer en el sistema corporativo, donde aquellos intereses se concilian en la unidad del Estado.
IX Democracia y Nación
Los individuos constituyen las clases, según la categoría de los intereses; se sindican según las diferentes actividades económicas cointeresadas; pero son, ante todo y sobre todo, el Estado. El cual no es el número ni la suma de los individuos que forman la mayoría de un pueblo. Y por eso el fascismo es contrario a la democracia, que confunde al pueblo con la mayoría y lo equipara a ese nivel; pero es la forma más pura de la democracia, por concebir al pueblo, tal cual debe ser, cualitativamente y no cuantitativamente, como idea más poderosa a la vez que moral, más coherente, más verdadera, que se encarna en el pueblo como conciencia y voluntad de los pocos, o incluso de uno, ideal que tiende a realizarse en la conciencia y voluntad de todos. De todos los que por naturaleza e historia, étnicamente, constituyen una nación, siguiendo idéntica línea de evolución y formación espiritual, como una sola conciencia y voluntad. No se ocupa de raza ni de región geográficamente individualizada, sino de los que se agrupan y perpetúan históricamente, de la multitud unificada bajo una sola idea, que es la voluntad de la existencia y del poderío: conciencia de sí mismo, personalidad.
X Concepto del Estado
Esta personalidad superior es la nación en tanto que es Estado. No es la nación la que engendra al Estado, según el viejo concepto naturalista que sirvió de base a los publicistas de los Estados nacionales del siglo XIX. Al contrario, la nación se origina por el Estado, que da al pueblo consciente de su propia unidad moral una voluntad, y, por consecuencia, una efectiva existencia. El derecho de una nación a la independencia no se deriva de una conciencia literaria e ideal del propio ser, y menos aún de una situación de echo más o menos inerte o consciente, sino de una conciencia activa, de una voluntad política predominante y dispuesta a demostrar su propio derecho; o sea, de una especie de Estado ya in fieri. El Estado, en efecto, como voluntad ética universal y creador del derecho.
XI Estado ético
La nación como Estado es una realidad ética que existe y vive en cuanto se desarrolla. Su sentencia significa su muerte. Por eso el Estado no es solo autoridad que gobierna y da forma legal y valor de vida espiritual a las voluntades individuales, sino también potencia que valoriza su voluntad al exterior, haciéndola reconocer y respetar, o sea demostrando con los echos la universalidad de todas las determinaciones necesarias de su desarrollo. De aquí, al menos, la organización y expansión virtual. Así, pues, puede adaptarse a la naturaleza de la voluntad humana, que en su desarrollo no conoce barrera, y que se realiza demostrando su propio infinito.
XII Contenido del Estado
El Estado fascista forma la más elevada y poderosa personalidad, siendo una fuerza, pero espiritual, en la cual se resumen todas las fuerzas de la vida moral e intelectual del hombre.
No se puede, pues, limitar a simples funciones de orden y tutela, como quería el liberalismo. No es un simple mecanismo que delimita la esfera de la presunta libertad individualista. Es una forma y una norma interior, y una disciplina de toda persona; penetra en la voluntad como en la inteligencia. Su principio, inspiración central de la persona humana viviente en la comunidad civil, penetra en lo profundo y anida en el corazón del hombre de acción tanto como en el del pensador, en el del artista como en el hombre de ciencia. es el alma del alma.
XIII La autoridad
El fascismo, en suma, no es solamente legislador y fundador de instituciones, sino educador y promotor de vida espiritual. El quiere rehacer, no las formas de la vida humana, sino su contenido, el hombre, el carácter, la fe. Y para este fin quiere disciplina y autoridad que penetren en los espíritus y dominen sin concurrencia. Por eso, su insignia es el fascio littorio, símbolo y emblema de la unidad, de la fuerza y de la justicia.
El lector juzgará si a la vista de este texto completo de Benito Mussolini se ha enterado de lo que es el Fascismo: "Todo es el Estado y el Estado soy Yo"
Compare el lector con los textos de José Antonio, autor del prólogo del librito de Benito Mussolini en la edición española (1934) en el que narra su visita personal a Mussolini y como éste le recordaba a su padre el dictador Primo de Rivera (o tal vez había visto en Roma carteles como el de la izda.), y se dará cuenta de que dichos textos doctrinales no se parecen en nada a los fascistas. Otra cosa podría decirse de Ramiro Ledesma.
¿Como pudo tan maquiavélica ideología personal detentar poder en Italia durante 23 años perdiéndolo solamente como consecuencia de la guerra?
No fue únicamente la represión, algo bueno debía haber en la personalidad de Mussolini y de sus vasallos, como el patriotismo y su interés sincero en resolver marcialmente y a toda costa los problemas de Italia, que le llevó a realizar la gran obra del corporativismo de Bianchi, Rossoni y Bottai, la sólida reforma de la enseñanza de Giovanni Gentile, la casi desarticulación de la mafia, la obra social "Dopo Laboro" posteriormente tan imitada hasta nuestros días, además de obras públicas como el saneamiento integral o la construcción de las "ciudades nuevas". Pero, sobre todo, porque desde el punto de vista social ganaba por comparación con el desastroso "bienio rojo" anterior.
Las "obras sociales" son lo único cristiano del pensamiento de Mussolini:
"Cuando se dice que Dios vuelve, se quiere afirmar que retornan los valores del espíritu"
"El Estado fascista reivindica plenamente su carácter ético: es católico, pero es fascista sobre todo, exclusivamente, esencialmente fascista. El catolicismo lo integra, y lo declaramos abiertamente".
“El fascismo no es solamente una fe, sino una religión"
Vamos que usa a los católicos mientras le sean útiles, aunque en abierta contradicción o más bien en un juego a dos bandas, acepta la religión católica como la oficial del Estado y financia en España a la derecha católica de Calvo Sotelo, Gil Robles, Comunión Tradicionalista siendo Falange Española la que menos percibió con diferencia. Por no hablar de su notable contribución a la Cruzada española.
El Duce siendo joven dirigió por primera vez un pequeño diario socialista llamado "La Lima". Desde el periodismo vuelca sus ideas anticlericales y acusa a los sacerdotes de estar al servicio del capitalismo. Posteriormente, transformado en defensor de la propiedad privada, considerará al marxismo como su enemigo principal.
Entre el fascismo y el catolicismo siempre hubo una difícil relación:
- Por un lado Mussolinni consiguió hacer por la fuerza lo que la Iglesia había intentado infructuosamente de buenas maneras. Ya lo dijo Jesucristo "Mi Reino no es de este mundo"
- Por otro lado Mussolini siempre se había declarado ateo, pero entendió que para gobernar Italia no debía enemistarse con los católicos. La misma Iglesia Católica, si bien no aceptó la ideología fascista, la prefirió como alternativa al comunismo (por autodefinirse materialista y anticristiano llevando todo ello a sus últimas consecuencias).
- La Iglesia elogió el corporativismo y toda la obra social del Fascismo pero rechazó, lógicamente el Cesarismo o "Culto al Jefe", la violencia como método, el imperialismo y la idolatría.
Queda claro que el fascismo fue un sistema filosófico-ideológico espiritualista pero no espiritual, y bipolar pues siempre tuvo dos caras.
Como toda sana concepción política, el fascismo es práctica y pensamiento, acción animada por una doctrina, y doctrina que ha nacido de un sistema dado de fuerzas históricas, al cual se halla íntimamente ligado y del que toma su impulso interior (1). Tiene una forma que corresponde a las contingencias de lugar y tiempo, e igualmente encierra un contenido ideológico que le eleva al rango de verdad axiomática en la historia superior del pensamiento humano. No se actúa espiritualmente en el mundo como voluntad humana superior a las demás voluntades, sin un concepto de realidad momentánea y particular sobre la que es necesario obrar, como igualmente de la realidad universal y permanente de la que aquella a tomado su ser y su vida. Para conocer a los hombres es necesario conocer al hombre; y para conocer al hombre es necesario conocer la realidad y sus leyes. No existe concepto alguno en el estado que no sea fundamentalmente un concepto de la vida: intuición o filosofía son sistemas de ideas que se traducen en una construcción lógica, o sea, que se sintetiza en una visión o en una fe, pero que siempre será, al menos virtualmente, una concepción orgánica del mundo.
II Concepción espiritualista
Así, el fascismo no se entendería en muchas de sus exteriorizaciones prácticas como organización de partido, como sistema de educación, como disciplina, si no se le considerase claramente en su modo general de concebir la vida.
Este modo es su concepción espiritualista.
El mundo, para el fascismo, no es este mundo material que aparece en la superficie, en el cual el hombre es un individuo separado de todos los otros y por sí mismo, y gobernado por una ley natural que instintivamente le lleva a vivir una vida de placer egoística y momentánea. El hombre del fascismo es un individuo que es nación y patria, ley natural que une conjuntamente al individuo y a la generación en una tradición y en una misión, que suprime el instinto de la vida limitada al estrecho círculo del placer para instaurar en el deber una vida superior, libre de los límites del espacio y del tiempo: una vida en la cual el individuo, por medio de su misma abnegación, por el sacrificio de sus intereses particulares, de su misma muerte, realiza aquella existencia, toda espiritual, en la cual se condensa su valor de hombre.
III Concepción positiva de la vida como lucha
Es, pues, una concepción espiritualista, que ha surgido de la reacción general del siglo presente contra el
Fascio Littorio |
IV Concepción ética
Esta concepción positiva de la vida es evidentemente una concepción ética. Y envuelve, no solamente la actividad humana, sino toda la realidad que la domina. Ninguna acción se sustrae al juicio moral; nada en el mundo puede despojarse del valor que tienen todas las cosas en función de sus fines morales. La vida, por consecuencia, que concibe el fascista es seria, austera, religiosa; entregada por entero a un mundo sostenido por las fuerzas morales y responsables del espíritu. El fascista menosprecia la vida "cómoda"
V Concepción religiosa
El fascismo es una concepción religiosa , que considera al hombre en su relación inmanente con una ley superior, con una voluntad objetiva que trasciende al individuo como tal y lo eleva a miembro consciente de una sociedad espiritual. Aquellos individuos que en la política religiosa del régimen fascista no han visto más que una cuestión de mera oportunidad, no han comcomprendido que el fascismo no es solamente un sistema de gobierno, sino aún y ante todo un sistema de pensamiento.
VI Concepción ética y realista
El fascismo es una concepción histórica, en la cual el hombre es solo en función del proceso espiritual en que interviene, en el grupo familiar y social, en la nación y en la historia a la cual todas las naciones colaboran. De aquí el gran valor de la tradición en las memorias, en el idioma, en las costumbres, en las normas de vida social. Fuera de la historia, el hombre se anula. Es por lo que el fascismo es contrario a todas las abstracciones individualistas, de tipo materialista, tipo siglo XVII; por ello es contrario también a todas las utopías e innobaciones jacobinas. No cree en la posibilidad de la "felicidad" en la tierra, tal como la quería la literatura económica de los economistas del setecientos, y repudia las concepciones teológicas, según las cuales, en cierto momento de la historia sobrevendrá una sistematización definitiva del género humano. Esto significa colocarse fuera de la historia y de la vida, que es un continuo ir y venir. El fascismo, políticamente, quiere ser una doctrina realista; prácticamente, aspira a resolver los problemas que se propongan históricamente por sí mismos y que muestren o sugieran su propia solución. Para obrar sobre los hombres, como sobre la naturaleza, es preciso entrar en el proceso de la realidad y hacerse dueño de las fuerzas en acción.
VII Antiindividualismo y libertad
Antiindividualista, la concepción fascista es del Estado, y ella es del individuo, en cuanto aquel coincide con el Estado, conciencia y voluntad universal del hombre en su existencia histórica. La concepción fascista está en contra del liberalismo clásico, nacido de la necesidad de reacción contra el absolutismo, y que ha terminado su función histórica una vez que el Estado se transformó en la conciencia y voluntad del pueblo. El liberalismo negaba el Estado en los intereses del individuo particular; el fascismo reafirma al Estado como realidad verdadera del individuo. Y si la libertad debe ser atributo del hombre real, y no del fantoche abstracto en quien pensaba el liberalismo individualista, el fascismo es partidario de la libertad. Y de la sola y única libertad que puede ser cosa seria, la libertad del Estado. Ya que para el fascista todo está en el Estado, nada humano o espiritual existe, y tanto menos valor tiene, fuera del Estado. En tal sentido, el fascismo es totalitario, y el Estado fascista, síntesis y unidad de todos los valores, interpreta, desarrolla y patentiza toda la vida del pueblo.
VIII Antisocialismo y Corporativismo
No hay individuos ni grupos (partidos políticos, asociaciones, sindicatos, clases) fuera del Estado. Porque el fascismo es contrario al socialismo, que immobiliza el movimiento histórico en la lucha de clases e ignora la unidad del Estado, que funde las clases en una sola realidad económica y moral; y, análogamente está en oposición al sindicalismo clasista. Pero en la órbita del Estado ordenador, las exigencias reales que fueron la causa del movimiento socialista y sindicalista, el fascismo quiere sean reconocidas y hacerlas valer en el sistema corporativo, donde aquellos intereses se concilian en la unidad del Estado.
IX Democracia y Nación
Los individuos constituyen las clases, según la categoría de los intereses; se sindican según las diferentes actividades económicas cointeresadas; pero son, ante todo y sobre todo, el Estado. El cual no es el número ni la suma de los individuos que forman la mayoría de un pueblo. Y por eso el fascismo es contrario a la democracia, que confunde al pueblo con la mayoría y lo equipara a ese nivel; pero es la forma más pura de la democracia, por concebir al pueblo, tal cual debe ser, cualitativamente y no cuantitativamente, como idea más poderosa a la vez que moral, más coherente, más verdadera, que se encarna en el pueblo como conciencia y voluntad de los pocos, o incluso de uno, ideal que tiende a realizarse en la conciencia y voluntad de todos. De todos los que por naturaleza e historia, étnicamente, constituyen una nación, siguiendo idéntica línea de evolución y formación espiritual, como una sola conciencia y voluntad. No se ocupa de raza ni de región geográficamente individualizada, sino de los que se agrupan y perpetúan históricamente, de la multitud unificada bajo una sola idea, que es la voluntad de la existencia y del poderío: conciencia de sí mismo, personalidad.
X Concepto del Estado
Esta personalidad superior es la nación en tanto que es Estado. No es la nación la que engendra al Estado, según el viejo concepto naturalista que sirvió de base a los publicistas de los Estados nacionales del siglo XIX. Al contrario, la nación se origina por el Estado, que da al pueblo consciente de su propia unidad moral una voluntad, y, por consecuencia, una efectiva existencia. El derecho de una nación a la independencia no se deriva de una conciencia literaria e ideal del propio ser, y menos aún de una situación de echo más o menos inerte o consciente, sino de una conciencia activa, de una voluntad política predominante y dispuesta a demostrar su propio derecho; o sea, de una especie de Estado ya in fieri. El Estado, en efecto, como voluntad ética universal y creador del derecho.
XI Estado ético
La nación como Estado es una realidad ética que existe y vive en cuanto se desarrolla. Su sentencia significa su muerte. Por eso el Estado no es solo autoridad que gobierna y da forma legal y valor de vida espiritual a las voluntades individuales, sino también potencia que valoriza su voluntad al exterior, haciéndola reconocer y respetar, o sea demostrando con los echos la universalidad de todas las determinaciones necesarias de su desarrollo. De aquí, al menos, la organización y expansión virtual. Así, pues, puede adaptarse a la naturaleza de la voluntad humana, que en su desarrollo no conoce barrera, y que se realiza demostrando su propio infinito.
XII Contenido del Estado
El Estado fascista forma la más elevada y poderosa personalidad, siendo una fuerza, pero espiritual, en la cual se resumen todas las fuerzas de la vida moral e intelectual del hombre.
No se puede, pues, limitar a simples funciones de orden y tutela, como quería el liberalismo. No es un simple mecanismo que delimita la esfera de la presunta libertad individualista. Es una forma y una norma interior, y una disciplina de toda persona; penetra en la voluntad como en la inteligencia. Su principio, inspiración central de la persona humana viviente en la comunidad civil, penetra en lo profundo y anida en el corazón del hombre de acción tanto como en el del pensador, en el del artista como en el hombre de ciencia. es el alma del alma.
XIII La autoridad
El fascismo, en suma, no es solamente legislador y fundador de instituciones, sino educador y promotor de vida espiritual. El quiere rehacer, no las formas de la vida humana, sino su contenido, el hombre, el carácter, la fe. Y para este fin quiere disciplina y autoridad que penetren en los espíritus y dominen sin concurrencia. Por eso, su insignia es el fascio littorio, símbolo y emblema de la unidad, de la fuerza y de la justicia.
El lector juzgará si a la vista de este texto completo de Benito Mussolini se ha enterado de lo que es el Fascismo: "Todo es el Estado y el Estado soy Yo"
Compare el lector con los textos de José Antonio, autor del prólogo del librito de Benito Mussolini en la edición española (1934) en el que narra su visita personal a Mussolini y como éste le recordaba a su padre el dictador Primo de Rivera (o tal vez había visto en Roma carteles como el de la izda.), y se dará cuenta de que dichos textos doctrinales no se parecen en nada a los fascistas. Otra cosa podría decirse de Ramiro Ledesma.
¿Como pudo tan maquiavélica ideología personal detentar poder en Italia durante 23 años perdiéndolo solamente como consecuencia de la guerra?
No fue únicamente la represión, algo bueno debía haber en la personalidad de Mussolini y de sus vasallos, como el patriotismo y su interés sincero en resolver marcialmente y a toda costa los problemas de Italia, que le llevó a realizar la gran obra del corporativismo de Bianchi, Rossoni y Bottai, la sólida reforma de la enseñanza de Giovanni Gentile, la casi desarticulación de la mafia, la obra social "Dopo Laboro" posteriormente tan imitada hasta nuestros días, además de obras públicas como el saneamiento integral o la construcción de las "ciudades nuevas". Pero, sobre todo, porque desde el punto de vista social ganaba por comparación con el desastroso "bienio rojo" anterior.
Las "obras sociales" son lo único cristiano del pensamiento de Mussolini:
"Cuando se dice que Dios vuelve, se quiere afirmar que retornan los valores del espíritu"
"El Estado fascista reivindica plenamente su carácter ético: es católico, pero es fascista sobre todo, exclusivamente, esencialmente fascista. El catolicismo lo integra, y lo declaramos abiertamente".
“El fascismo no es solamente una fe, sino una religión"
Vamos que usa a los católicos mientras le sean útiles, aunque en abierta contradicción o más bien en un juego a dos bandas, acepta la religión católica como la oficial del Estado y financia en España a la derecha católica de Calvo Sotelo, Gil Robles, Comunión Tradicionalista siendo Falange Española la que menos percibió con diferencia. Por no hablar de su notable contribución a la Cruzada española.
El Duce siendo joven dirigió por primera vez un pequeño diario socialista llamado "La Lima". Desde el periodismo vuelca sus ideas anticlericales y acusa a los sacerdotes de estar al servicio del capitalismo. Posteriormente, transformado en defensor de la propiedad privada, considerará al marxismo como su enemigo principal.
Entre el fascismo y el catolicismo siempre hubo una difícil relación:
- Por un lado Mussolinni consiguió hacer por la fuerza lo que la Iglesia había intentado infructuosamente de buenas maneras. Ya lo dijo Jesucristo "Mi Reino no es de este mundo"
- Por otro lado Mussolini siempre se había declarado ateo, pero entendió que para gobernar Italia no debía enemistarse con los católicos. La misma Iglesia Católica, si bien no aceptó la ideología fascista, la prefirió como alternativa al comunismo (por autodefinirse materialista y anticristiano llevando todo ello a sus últimas consecuencias).
- La Iglesia elogió el corporativismo y toda la obra social del Fascismo pero rechazó, lógicamente el Cesarismo o "Culto al Jefe", la violencia como método, el imperialismo y la idolatría.
Queda claro que el fascismo fue un sistema filosófico-ideológico espiritualista pero no espiritual, y bipolar pues siempre tuvo dos caras.
- Sobre la moralidad y la vida austera de los dirigentes fascistas
"Estaban el Duce y su esposa, Ciano y la suya. Precisamente junto a la hija de Mussolini me tocó sentarme a mí.
La cena, seguida de una especie de baile, me hizo comprender muchas cosas. Recuerdo que la frivolidad y la corrupción moral habían hecho presa, cuando menos, en la alta cumbre del aparato del partido. Ciano, en presencia de su propia mujer, medio desnudó a una joven, señora o señorita, que no creo que alcanzara los veintidós años. Yo no salía de mi asombro. En cambio, quienes veían, como yo, lo que sucedía, parecían ignorarlo. Era una chavala de impresión, pero la condesa Ciano permanecía inmutable. como permanecía inmutable yo, aunque no me faltaron ganas de preguntarle al ministro de Asuntos Exteriores de Italia: "¿Me concede el relevo?". Decididamente aquella Italia estaba lejos de aquella otra, sencilla y unánime, con la que dialogaba el Duce en el apogeo de su gloria. Faltaban casi cinco años para que Grandi, Federzoni, De Bono, De Vecchi, Ciano, De Marsico, Acerbo, Parexchi, Cianetti, Balella, Gotterdi, Bignardi, De Stefano, Rossoni, Bottai, Marianelli, Alfieri, Albini y Bastianini abatieran con sus votos al Duce en la histórica sesión del Gran Consejo Fascista."
José Antonio Girón de Velasco: Si la memoria no me falla
- El Sindicalismo Fascista
La Carta di Laboro
La Carta de Trabajo de 1927 fue uno de los principales textos legislativos de la Italia fascista, que Mussolini, presentó como un intento de modernizar la economía italiana y solucionar los problemas sociales y las relaciones entre clases con criterios corporativistas. La Carta fue promulgada por el Gran Consejo Fascista y se publicó en el periódico Il Lavoro d'Italia el 23 de abril de 1927. Su redacción recayó principalmente en Giuseppe Bottai, Secretario de Estado de Empresas.
La Carta declara que la empresa privada es la institución económica más eficaz, ayudando así a Mussolini para confirmar el apoyo de los ricos industriales que fueron los primeros partidarios del fascismo. Insistió en el hecho de que la intervención del Estado sería legítima sólo cuando la empresa privada fuera deficiente.
"La intervención del Estado en la producción económica puede tomarse sólo cuando la iniciativa privada está ausente o es insuficiente, o cuando están en juego el interés político del Estado. Esta intervención puede adoptar la forma de control, estímulo o de gestión directa."
Se creó un Tribunal de Trabajo para la solución de cualquier controversia o conflicto dentro de las empresas (artículo 5). Este objetivo fue más concretado en 1934 la ley sobre las empresas de 1934. Los trabajadores no tenían la posibilidad de elegir a sus representantes, que eran nombrados por el Estado. Junto a esos representantes de los trabajadores, designados por el estado, las empresas designaban a sus propios representantes.En cualquier caso, el cambio de los arreglos institucionales y la revolución en el mundo del trabajo, no perjudicó los resultados reales que el sindicalismo fascista había obtenido en los últimos años. Entre los más importantes podemos encontrar:
- Vacaciones pagadas;
- Indemnizaciones por despido;
- La conservación del empleo en caso de enfermedad;
- Prohibición de despido en caso de maternidad;
- Las asignaciones familiares;
- Difusión de los fondos de seguro de salud de la empresa;
- Bienestar de OND (ej. centros recreativos, viajes de grupo a un precio nominal, de teatro, etc.)
Es conveniente destacar que el obrero italiano, percibiendo uno de los salarios más bajos de Europa, disponía del mayor poder adquisitivo de Europa debido al bajo coste de las cosas, como por ejemplo los automóbiles Balilla, así como a las obras sociales de viajes y entretenimientos como "Dopo Laboro". Tal vez se encuentre en este malabarismo la clave del éxito económico del fascismo.
"Inmediatamente pedí audiencia a Grandi, quien me confirmó lo ocurrido, añadiendo que la moción no buscaba derribar el fascismo, sino tan sólo que el régimen encontrara un procedimiento de terminar con la guerra y que tal operación no la entendiera como una "berenguerada", fue el calificativo que empleó, aludiendo a lo ocurrido en España con la caída del general Primo de Rivera y el nombramiento de su sucesor, general Dámaso Berenguer con lo que no pretendían derribar a Mussolini, sino que éste, en vez de dictador, fuera un jefe de Gobierno y, como tal, sometido a las decisiones del jefe del Estado. Sin embargo, tuvo mucho de ello. Creo que la maniobra resultó más compleja y de mayor alcance mde lo que sus iniciadores pretendían. Lo que buscaban era la sustitución de Mussolini por otro jerarca, Ciano o Grandi, cuya presencia al frente del gobierno no fuera obstáculo para llegar a un armisticio entre el peopio régimen y los aliados. Pero en palacio los objetivos iban más allá y tenían dos etapas: primera, la caída provocada por sus mismos compañeros mediante un acuerdo tomado por un órgano constitucional como era mel Gran Consejo, y segunda, una vez conseguida la caída, el objetivo era el golpe de Estado deteniendo al Duce y nombrando a Badoglio."
"Mussolini, como es sabido, fue arrestado por una fuerza de Carabinieri a la salida del Quirinal, donde había ido, como Grandi me relató, para presentar al rey Víctor Manuel la dimisión de su cargo."
Raimundo Fernandez Cuesta. Embajador español en Roma
"Benito Mussolini, para mi, no fue un histrión, sino un hombre de magníficas dotes intelectuales. Algunas de sus actitudes o gestos que ahora pueden resultar ficticios o exagerados, no lo eran en el ambiente y clima de tensión en que se producían y, por el contrario, encajaban perfectamente en la psicología de las multitudes que los contemplaban."
"Por lo demás, los discursos de Mussolini crearon un estilo nuevo y original oratoria, repleto de ideas, sobrio de expresión, de indudable eficacia persuasiva en el Parlamento y provocador de entusiasmo en las grandes concentraciones populares
Como político, para mí, Benito Mussolini fue un estadista de extraordinaria categoría, que salvó a su Patria de una situación caótica y supo elevarla a rango de primera potencia mundial durante veinte años. Ese prestigio y rango la hubiera mantenido, y aun, acrecentado, de no haber caído en el error gravísimo y decisivo de entrar en la guerra.
A él llevó una equivocada valoración de la situación mundial, una equivocada previsión del desenlace bélico con la victoria de Alemania, aunque ahora es fácil desmentir lo que en la Europa de 1940 parecía innegable"
Raimundo Fernandez Cuesta. Embajador español en Roma
El primer fascismo, único fascismo que llegó a conocerse en España antes del 36, solamente influyó en el falangismo de manera superficial al igual que otras ideologías. Sin embargo varias de las ideas-fuerza de José Antonio (solamente algunas y no el nacional-sindicalismo como tal) son las que posteriormente adoptaría el segundo fascismo de la República de Saló, aunque ya demasiado tarde.
Para demostrarlo repito la cita de Giorgio Almirante
"Mussolini, que tiene alguna idea de lo que es el Estado corporativo, cuando instaló las
veintidós corporaciones, hace unos meses, pronunció un discurso en el que dijo: "Esto no es más que un punto de partida; pero no es un punto de llegada". La organización corporativa, hasta este instante, no es otra cosa, aproximadamente, en líneas generales, que esto: los obreros forman una gran Federación; los patronos forman otra Federación y entre estas dos grandes Federaciones monta el Estado como una especie de pieza de enlace. A modo de solución provisional, está bien... Este recurso mantiene hasta ahora intacta la relación del trabajo en los términos en que la configura la economía capitalista; subsiste la posición del que da el trabajo y la posición del que arrienda su trabajo para vivir".
"Con esta profunda observación, hay que reconocerlo, José Antonio Primo de Rivera (en la conferencia celebrada en Madrid, en abril de 1935) anticipaba la evolución social del Movimiento fascista, en tiempo de la República Social Italiana".
El corporativismo del Segundo Fascismo visto por Julius Evola
"Estaban el Duce y su esposa, Ciano y la suya. Precisamente junto a la hija de Mussolini me tocó sentarme a mí.
La cena, seguida de una especie de baile, me hizo comprender muchas cosas. Recuerdo que la frivolidad y la corrupción moral habían hecho presa, cuando menos, en la alta cumbre del aparato del partido. Ciano, en presencia de su propia mujer, medio desnudó a una joven, señora o señorita, que no creo que alcanzara los veintidós años. Yo no salía de mi asombro. En cambio, quienes veían, como yo, lo que sucedía, parecían ignorarlo. Era una chavala de impresión, pero la condesa Ciano permanecía inmutable. como permanecía inmutable yo, aunque no me faltaron ganas de preguntarle al ministro de Asuntos Exteriores de Italia: "¿Me concede el relevo?". Decididamente aquella Italia estaba lejos de aquella otra, sencilla y unánime, con la que dialogaba el Duce en el apogeo de su gloria. Faltaban casi cinco años para que Grandi, Federzoni, De Bono, De Vecchi, Ciano, De Marsico, Acerbo, Parexchi, Cianetti, Balella, Gotterdi, Bignardi, De Stefano, Rossoni, Bottai, Marianelli, Alfieri, Albini y Bastianini abatieran con sus votos al Duce en la histórica sesión del Gran Consejo Fascista."
José Antonio Girón de Velasco: Si la memoria no me falla
- El Sindicalismo Fascista
"Mussolini, que tiene alguna idea de lo que es el Estado corporativo, cuando instaló las
veintidós corporaciones, hace unos meses, pronunció un discurso en el que dijo: "Esto no es más que un punto de partida; pero no es un punto de llegada". La organización corporativa, hasta este instante, no es otra cosa, aproximadamente, en líneas generales, que esto: los obreros forman una gran Federación; los patronos forman otra Federación y entre estas dos grandes Federaciones monta el Estado como una especie de pieza de enlace. A modo de solución provisional, está bien... Este recurso mantiene hasta ahora intacta la relación del trabajo en los términos en que la configura la economía capitalista; subsiste la posición del que da el trabajo y la posición del que arrienda su trabajo para vivir".
Con esta profunda observación, hay que reconocerlo, José Antonio Primo de Rivera (en la conferencia celebrada en Madrid, en abril de 1935) anticipaba la evolución social del Movimiento fascista, en tiempo de la República Social Italiana
veintidós corporaciones, hace unos meses, pronunció un discurso en el que dijo: "Esto no es más que un punto de partida; pero no es un punto de llegada". La organización corporativa, hasta este instante, no es otra cosa, aproximadamente, en líneas generales, que esto: los obreros forman una gran Federación; los patronos forman otra Federación y entre estas dos grandes Federaciones monta el Estado como una especie de pieza de enlace. A modo de solución provisional, está bien... Este recurso mantiene hasta ahora intacta la relación del trabajo en los términos en que la configura la economía capitalista; subsiste la posición del que da el trabajo y la posición del que arrienda su trabajo para vivir".
Con esta profunda observación, hay que reconocerlo, José Antonio Primo de Rivera (en la conferencia celebrada en Madrid, en abril de 1935) anticipaba la evolución social del Movimiento fascista, en tiempo de la República Social Italiana
Giorgio Almirante: José Antonio
“La definición puede ser ésta: El Consejo Nacional de las Corporaciones es en la economía italiana lo que el Estado Mayor en el Ejército: el cerebro pensante que prepara y coordina. La semejanza militar. No os desagradará, porque la economía italiana tiene que combatir en verdad, una ruda e incesante guerra que requiere un Estado Mayor, mandos y tropas que se hallen a la altura de la situación para la misión que se les confía.
(…) En el artículo 12 está toda la corporación, tal como la entiende y la quiera el Estado fascista. En las corporaciones, el sindicalismo fascista encuentra su meta. El sindicalismo, de cualquier índole, tiene un proceso que podría llamarse común, salvo en los métodos; se comienza por la educación del individuo a la vida asociativa; se continúa con la estipulación de los contratos colectivos, se efectúa la solidaridad de asistencia mutual es, se perfecciona la habilidad profesional. Pero mientras el sindicalismo socialista, por el camino de la lucha de clases desemboca en la política con su programa de supresión de la propiedad privada y de la iniciativa individual, el sindicalismo fascista, a través de la colaboración de las clases, desemboca en las corporaciones, que dan a la colaboración armonía y sistema, defendiendo la propiedad pero elevándola a función social, respetando la iniciativa privada, pero en el ámbito de la vida y de la economía de la nación.
El sindicalismo no puede ser un fin en sí: o se convierte en socialismo político o en corporaciones fascistas. Sólo en las corporaciones se realiza la unidad económica en sus diversos elementos: capital, trabajo y técnia.”
Benito Mussolini: Discurso en el Consejo Nacional de las Corporaciones. 22 de abril de 1930.
"Pueden ser legalmente reconocidas las asociaciones sindicales de patronos y obreros, intelectuales y manuales, en el momento que suministren la prueba que las condiciones siguientes determinan para ellas:
1º Si se trata de asociaciones patronales, que los empleados que han sido inscritos por adhesión voluntaria emplean al menos la décima parte de obreros trabajando en las empresas de la especie por la cual la asociación es constituida, encontrándose en la circunscripción donde la asociación radica; y si se trata de asociaciones obreras, que los obreros que han sido inscritos por adhesión voluntaria representan, igualmente y al menos, la décima parte de los obreros de la categoría por la cual la asociación es constituida, encontrándose en la circunscripción donde la asociación obra."
Ley 13 de Abril de 1926 dictando las normas de reglamentación jurídica de las relaciones colectivas de trabajo.
El Consejo Nacional de las Corporaciones se compone de siete secciones:
1ª Profesiones liberales y de las Artes dividida en dos subsecciones.
2ª Industria y Artesanos dividida en dos subsecciones.
3ª Agricultura.
4ª Comercio.
5ª Transporte terrestres y navegación interior.
6ª Transportes marítimos y aéreos dividida en dos subsecciones.
7ª Banca.
Ley de 20 de marzo de 1930, número 206, sobre la reforma del Consejo Nacional de las Corporaciones.
El Fascismo y la maternidad
(…) En el artículo 12 está toda la corporación, tal como la entiende y la quiera el Estado fascista. En las corporaciones, el sindicalismo fascista encuentra su meta. El sindicalismo, de cualquier índole, tiene un proceso que podría llamarse común, salvo en los métodos; se comienza por la educación del individuo a la vida asociativa; se continúa con la estipulación de los contratos colectivos, se efectúa la solidaridad de asistencia mutual es, se perfecciona la habilidad profesional. Pero mientras el sindicalismo socialista, por el camino de la lucha de clases desemboca en la política con su programa de supresión de la propiedad privada y de la iniciativa individual, el sindicalismo fascista, a través de la colaboración de las clases, desemboca en las corporaciones, que dan a la colaboración armonía y sistema, defendiendo la propiedad pero elevándola a función social, respetando la iniciativa privada, pero en el ámbito de la vida y de la economía de la nación.
El sindicalismo no puede ser un fin en sí: o se convierte en socialismo político o en corporaciones fascistas. Sólo en las corporaciones se realiza la unidad económica en sus diversos elementos: capital, trabajo y técnia.”
Benito Mussolini: Discurso en el Consejo Nacional de las Corporaciones. 22 de abril de 1930.
El Balilla, un automobil a precio asequible para el pueblo italiano |
"Pueden ser legalmente reconocidas las asociaciones sindicales de patronos y obreros, intelectuales y manuales, en el momento que suministren la prueba que las condiciones siguientes determinan para ellas:
1º Si se trata de asociaciones patronales, que los empleados que han sido inscritos por adhesión voluntaria emplean al menos la décima parte de obreros trabajando en las empresas de la especie por la cual la asociación es constituida, encontrándose en la circunscripción donde la asociación radica; y si se trata de asociaciones obreras, que los obreros que han sido inscritos por adhesión voluntaria representan, igualmente y al menos, la décima parte de los obreros de la categoría por la cual la asociación es constituida, encontrándose en la circunscripción donde la asociación obra."
Ley 13 de Abril de 1926 dictando las normas de reglamentación jurídica de las relaciones colectivas de trabajo.
El Consejo Nacional de las Corporaciones se compone de siete secciones:
1ª Profesiones liberales y de las Artes dividida en dos subsecciones.
2ª Industria y Artesanos dividida en dos subsecciones.
3ª Agricultura.
4ª Comercio.
5ª Transporte terrestres y navegación interior.
6ª Transportes marítimos y aéreos dividida en dos subsecciones.
7ª Banca.
Ley de 20 de marzo de 1930, número 206, sobre la reforma del Consejo Nacional de las Corporaciones.
El Fascismo y la maternidad
La Carta di Laboro
La Carta de Trabajo de 1927 fue uno de los principales textos legislativos de la Italia fascista, que Mussolini, presentó como un intento de modernizar la economía italiana y solucionar los problemas sociales y las relaciones entre clases con criterios corporativistas. La Carta fue promulgada por el Gran Consejo Fascista y se publicó en el periódico Il Lavoro d'Italia el 23 de abril de 1927. Su redacción recayó principalmente en Giuseppe Bottai, Secretario de Estado de Empresas.
La Carta declara que la empresa privada es la institución económica más eficaz, ayudando así a Mussolini para confirmar el apoyo de los ricos industriales que fueron los primeros partidarios del fascismo. Insistió en el hecho de que la intervención del Estado sería legítima sólo cuando la empresa privada fuera deficiente.
El artículo 7, por lo tanto, declaró que:
"El Estado corporativo considera la iniciativa privada, en el campo de la producción como el instrumento mas eficaz y mas útil a los intereses nacionales.
En el artículo 9 se indica que:
"El Estado corporativo considera la iniciativa privada, en el campo de la producción como el instrumento mas eficaz y mas útil a los intereses nacionales.
En el artículo 9 se indica que:
"La intervención del Estado en la producción económica puede tomarse sólo cuando la iniciativa privada está ausente o es insuficiente, o cuando están en juego el interés político del Estado. Esta intervención puede adoptar la forma de control, estímulo o de gestión directa."
Se creó un Tribunal de Trabajo para la solución de cualquier controversia o conflicto dentro de las empresas (artículo 5). Este objetivo fue más concretado en 1934 la ley sobre las empresas de 1934. Los trabajadores no tenían la posibilidad de elegir a sus representantes, que eran nombrados por el Estado. Junto a esos representantes de los trabajadores, designados por el estado, las empresas designaban a sus propios representantes.En cualquier caso, el cambio de los arreglos institucionales y la revolución en el mundo del trabajo, no perjudicó los resultados reales que el sindicalismo fascista había obtenido en los últimos años. Entre los más importantes podemos encontrar:
- Vacaciones pagadas;
- Indemnizaciones por despido;
- La conservación del empleo en caso de enfermedad;
- Prohibición de despido en caso de maternidad;
- Las asignaciones familiares;
- Difusión de los fondos de seguro de salud de la empresa;
- Bienestar de OND (ej. centros recreativos, viajes de grupo a un precio nominal, de teatro, etc.)
Es conveniente destacar que el obrero italiano, percibiendo uno de los salarios más bajos de Europa, disponía del mayor poder adquisitivo de Europa debido al bajo coste de las cosas, como por ejemplo los automóbiles Balilla, así como a las obras sociales de viajes y entretenimientos como "Dopo Laboro". Tal vez se encuentre en este malabarismo la clave del éxito económico del fascismo.
El Gran Consejo Fascista
"Pocos días después, el 22 de julio, fui sorprendido por la visita del general Gambara, que había mandado las fuerzas italianas durante nuestra guerra civil, quien me comunicó la noticia de haberse celebrado la reunión del Gran Consejo Fascista, integrado, entre otros, por mBono, Ciano y Grandi, en la cual fue aprobada una moción presentada por uno de sus miembros, Dino Grandi, presidente de la cámara de los Fascios y las Corporaciones, pidiendo al rey recobrase el mando supremo de las Fuerzas Armadas que ejercía Benito Mussolini, quien con ello quedaba desposeido de la dirección de la guerra.
Como es lógico envié un telegrama cifrado al ministro español de Asuntos Exteriores, fechado el 25 de julio, en el que decía que persona perfectamente informada con quien acababa de entrevistarme para comprobar la veracidad de los rumores que corrían por la ciudad, me había dicho lo siguiente:
Telegrama
"En sesión anoche Gran Consejo Fascista fue presentada una proposición firmada por Grandi, Bono y Vecchi en la que se sometía a decisión Consejo conveniencia volviesen a pasar manos soberano todas aquellas facultades que le reconocía anterior régimen constitucional, Estatuto Carlo Alberto, entre las cuales se hallaban la de declarar la guerra, concertar paz y nombrar libremente ministros, facultades que el actual régimen fascista le había limitado. Esta propuesta tiene por objeto dejar en libertad al monarca para que pueda tomar decisiones que estimaba tal vez no ha adoptado hasta hoy por juzgarlas anticonstitucionales. La citada proposición ha sido aprobada por once votos contra seis y dos abstenciones. Han votado a favor de ella, además de los firmantes, Federzoni, Ciano y todos los ministros, excepto el de Educación Nacional, Biggini. El de comunicaciones, Gini, presentó hace dos días la dimisión, precisamente para no verse obligado a votar contra el Duce. Secretario Partido y comandante de la Milicia votaron contra propuesta. Se abstuvieron votar Farinacci y presidente Senado, Suardo. El Duce debe comunicar al soberano este acuerdo, cosa que hasta la una de hoy todavía no había efectuado. Caso que el rey acepte propuesta quedaría en libertad para elegir Gobierno. Badoglio y Grandi son hasta ahora los candidatos que cuentan más probabilidades para la presidencia. Me añade informador que es posible soberano para hacer menos violenta la salida Duce, se limite por el momento a a asumir personalmente mando supremo Fuerzas Armadas, preparando para un breve futuro salida Mussolini. Me desmintió que el rey pensase abdicar por ahora, pues desea ser el quien resuelva actual situación para evitar así grave problema que se plantearía principe heredero. Queda como incógnita saber decisión final Duce, aunque informador me dice que, dada su sensibilidad política, se espera acepte decisión, pues prefiere dejar poder por acuerdo propio partido que por imposición enemigo. También me añade que Alemania se apoya en Mussolini y que Fürer en última entrevista hizo ver que Italia actualmente es una carga para Alemania y que ésta piensa formar una línea resistencia desde la alta Italia a los Balcanes. Acabó indicándome que Inglaterra había anunciado nuevo bombardeo Roma si no retiraban de ella mandos y fuerzas alemanes. Parece ser que por mediación nuevo embajador alemán Santa Sede se está efectuando el traslado.
Agregados militar, naval y aéreo me ruegan comunicar contenido este telegrama a sus respectivos Ministerios."
Raimundo Fernandez Cuesta. Embajador español en Roma al ministro español de Asuntos Exteriores"Inmediatamente pedí audiencia a Grandi, quien me confirmó lo ocurrido, añadiendo que la moción no buscaba derribar el fascismo, sino tan sólo que el régimen encontrara un procedimiento de terminar con la guerra y que tal operación no la entendiera como una "berenguerada", fue el calificativo que empleó, aludiendo a lo ocurrido en España con la caída del general Primo de Rivera y el nombramiento de su sucesor, general Dámaso Berenguer con lo que no pretendían derribar a Mussolini, sino que éste, en vez de dictador, fuera un jefe de Gobierno y, como tal, sometido a las decisiones del jefe del Estado. Sin embargo, tuvo mucho de ello. Creo que la maniobra resultó más compleja y de mayor alcance mde lo que sus iniciadores pretendían. Lo que buscaban era la sustitución de Mussolini por otro jerarca, Ciano o Grandi, cuya presencia al frente del gobierno no fuera obstáculo para llegar a un armisticio entre el peopio régimen y los aliados. Pero en palacio los objetivos iban más allá y tenían dos etapas: primera, la caída provocada por sus mismos compañeros mediante un acuerdo tomado por un órgano constitucional como era mel Gran Consejo, y segunda, una vez conseguida la caída, el objetivo era el golpe de Estado deteniendo al Duce y nombrando a Badoglio."
"Mussolini, como es sabido, fue arrestado por una fuerza de Carabinieri a la salida del Quirinal, donde había ido, como Grandi me relató, para presentar al rey Víctor Manuel la dimisión de su cargo."
Raimundo Fernandez Cuesta. Embajador español en Roma
"Benito Mussolini, para mi, no fue un histrión, sino un hombre de magníficas dotes intelectuales. Algunas de sus actitudes o gestos que ahora pueden resultar ficticios o exagerados, no lo eran en el ambiente y clima de tensión en que se producían y, por el contrario, encajaban perfectamente en la psicología de las multitudes que los contemplaban."
"Por lo demás, los discursos de Mussolini crearon un estilo nuevo y original oratoria, repleto de ideas, sobrio de expresión, de indudable eficacia persuasiva en el Parlamento y provocador de entusiasmo en las grandes concentraciones populares
Como político, para mí, Benito Mussolini fue un estadista de extraordinaria categoría, que salvó a su Patria de una situación caótica y supo elevarla a rango de primera potencia mundial durante veinte años. Ese prestigio y rango la hubiera mantenido, y aun, acrecentado, de no haber caído en el error gravísimo y decisivo de entrar en la guerra.
A él llevó una equivocada valoración de la situación mundial, una equivocada previsión del desenlace bélico con la victoria de Alemania, aunque ahora es fácil desmentir lo que en la Europa de 1940 parecía innegable"
Raimundo Fernandez Cuesta. Embajador español en Roma
La República Social Italiana y el Nuevo Fascismo
El primer fascismo, único fascismo que llegó a conocerse en España antes del 36, solamente influyó en el falangismo de manera superficial al igual que otras ideologías. Sin embargo varias de las ideas-fuerza de José Antonio (solamente algunas y no el nacional-sindicalismo como tal) son las que posteriormente adoptaría el segundo fascismo de la República de Saló, aunque ya demasiado tarde.
Para demostrarlo repito la cita de Giorgio Almirante
"Mussolini, que tiene alguna idea de lo que es el Estado corporativo, cuando instaló las
veintidós corporaciones, hace unos meses, pronunció un discurso en el que dijo: "Esto no es más que un punto de partida; pero no es un punto de llegada". La organización corporativa, hasta este instante, no es otra cosa, aproximadamente, en líneas generales, que esto: los obreros forman una gran Federación; los patronos forman otra Federación y entre estas dos grandes Federaciones monta el Estado como una especie de pieza de enlace. A modo de solución provisional, está bien... Este recurso mantiene hasta ahora intacta la relación del trabajo en los términos en que la configura la economía capitalista; subsiste la posición del que da el trabajo y la posición del que arrienda su trabajo para vivir".
"Con esta profunda observación, hay que reconocerlo, José Antonio Primo de Rivera (en la conferencia celebrada en Madrid, en abril de 1935) anticipaba la evolución social del Movimiento fascista, en tiempo de la República Social Italiana".
Giorgio Almirante: José Antonio
El corporativismo del Segundo Fascismo visto por Julius Evola
Evola percibe en la doctrina corporativa del fascismo un elemento positivo en tanto que aspira a superar uno de los elementos más importantes en la lucha de clases: el sindicalismo. Harina de otro costal es si el fascismo apuró hasta las últimas consecuencias esta tendencia. Es discutible que así fuera y que se lograra superar la contradicción entre capital y trabajo. Pero lo importante del corporativismo es que ancla sus raices en unas estructuras propias de la sociedad tradicional y, especialmente, de las sociedades indoeuropeas, en la que los representantes de la "función productiva" se organizaban en gremios y corporaciones que, incluso, eran propietarios de los medios de producción.
Vamos a estudiar ahora el principio corporativismo bajo el ángulo socio‑económico y no político. A este respecto igualmente el fascismo recupera, en cierta medida, un principio de la herencia tradicional, del de la "corporación", comprendida como una unidad de producción orgánica, no rota por el espíritu de clase y la lucha de clases. En efecto, la corporación, tal como ha existido en el marco del artesano y ante la industrialización a ultranza y tal como, partiendo del mejor período de la Edad Media, se había continuado en el tiempo (es significativo que su abolición fuese una de las primeras iniciativas de la Revolución Francesa), ofrece un esquema que, a condición de ser corregido de manera adecuada, podía servir ‑pudiendo servir aun hoy‑ de modelo para una acción general de reconstrucción apoyándose sobre el principio orgánico. De hecho, en el fascismo no juega este papel más que hasta cierto punto, en razón sobre todo de los residuos de los orígenes que se habían mantenido en el Ventennio. Se trata aquí esencialmente del sindicalismo, que continúa ejerciendo en Mussolini una fuerte influencia y sobre los elementos próximos a él.
Bajo su aspecto típico de organización superadora del marco de la empresa, el sindicato es efectivamente inseparable de la concepción marxista de lucha de clases y, por consecuencia, de la visión materialista global de la sociedad. Es una especie de Estado en el Estado y corresponde pues a uno de los aspectos de un sistema donde la autoridad del Estado está disminuida. La "clase" que se organiza en sindicato es una parte de la nación que intenta hacerse justicia y que pasa a la acción directa bajo formas que revelan a menudo chantaje, a pesar del reconocimiento que esta acción puede extraer: el "derecho sindical" en el fondo no es otra cosa que un derecho substraído de la esfera del derecho verdadero que solo el estado soberano debería administrar. Se sabe que en Sorel, al cual Mussolini había admirado mucho en los inicios, el sindicalismo toma un valor directamente revolucionario y se refiere a un "mito" o a una idea‑fuerza general.
De otra parte, se sabe que en algún régimen no íntegramente socialista o en cada régimen donde el capitalismo y la inicitativa privada no están abolidos, el sindicalismo provoca una situación caótica, inorgánica e inestable. La lucha entre las categorías de trabajadores y los empleados por el arma de la huelga y otras formas de chantaje de parte de estos ‑con las defensas, convertidas cada vez en más raras y débiles, por parte de los segundos, y los LOCK OUT‑ se fracciona en presiones y enfrentamientos parciales, cada asociación categorial no se ocupa más que de intereses, no queriendo saber nada de los desequilibrios que sus reivindicaciones particulares puedan entrañar en el conjunto y menos aún del interés general; el todo, habitualmente, está cargado sobre el Estado y el gobierno que se encuentra así forzado a correr aquí y allí para tapar agujeros y poner en pie, golpe a golpe, la estructura tambaleante e inestable. A menos de creer en el milagro de alguna "armonía prestablecida" de tipo leibnitziano, no puede concebirse que en una sociedad donde el Estado ha cedido siempre más adelante del sindicalismo como fuerza auto‑organizada, la economía pueda sobrevivir un curso normal; puede pensarse, por el contrario, que en razón de la multiplicidad de los problemas y de los conflictos, la situación se volverá tal que al fin la única solución razonable será hacer tabla rasa y aceptar la solución íntegramente socialista como la única capaz de instaurar, a través de una planificación total, un principio de orden y disciplina. La situación de Italia en el momento en que escribimos estas líneas puede servir de ejemplo más elocuente a esta verdad.
Gracias al corporativismo, el fascismo quiere pues superar el estado creado por el sindicalismo y la lucha de clases. Se trataría de restablecer la unidad de los diferentes elementos de la actividad productiva, unidad comprometida, de un lado por las desviaciones y las prevaricaciones del capitalismo tardío, de otra por la intoxicación marxista difundida en las masas obreras, excluyendo la solución socialista y reafirmando, por el contrario, la autoridad del Estado como regulador y guardián de la justicia, comprendida sobre el plano económico y social. Pero, como ya hemos dicho, esta reforma inspirada en un principio orgánico se detiene a medio camino en el corporativismo fascista y en su práctica; se va no hasta las raices del mal sino a sus efectos. Esto pudo producirse por que el fascismo del Ventennio no tuvo el valor de tomar una posición netamente antisindicalista. El sistema intuyó por el contrario que, sobre el plano legislativo, sería positiva la institución de un doble frente de empleados y empresarios, dualidad que no fue superada en la medida en que habría sido preciso, es decir, en el marco de la empresa misma, en medio de una nueva estructuración orgánica de esta (en el sentido de "estructura interna"), sino en las superestructuras estatales generales, afectadas por un pesado centralismo burocrático y, en la práctica, a menudo, parasitarias e ineficaces. Los aspectos más calamitosos del sistema precedente eran bien eliminados con la prohibición de la huelga y del "lock‑ out", con una reglamentación de los contratos de trabajo y de las formas de control, impidiendo así lo que hemos llamado el anarquismo reivindicativo; ahora bien, se trató siempre de una reglamentación externa, a lo más arbitraria, que no se desarrolló en la vida concreta de la economía. Mussolini, sin embargo, indicando como hemos visto, una tensión ideal particular, y subrayando el carácter no solamente económico sino también ético de la corporación había tenido el sentimiento preciso del punto donde habría debido iniciarse la reforma corporativa: lo esencial, era un nuevo clima que actuara de forma directa y formadora en las empresas, devolviéndoles su carácter tradicional de "corporaciones". En primer lugar, una acción sobre las mentalidades entraba pues en el capítulo de las necesidades: de un lado era preciso desproletarizar al obrero y arrancarlo del marxismo; de otro, era preciso destruir la mentalidad puramente "capitalista" del empresario.
Puede anotarse que en regla general fue más bien el nacional‑ socialismo alemán quien avanzó claramente en la dirección justa, tradicional e incluso el movimiento contra‑revolucionario español (falangismo) y portugués (constitución de Salazar). En el caso de Alemania, debe también pensarse a este respecto en la influencia ejercida por el mantenimiento de estructuras más antiguas regidas por una cierta actitud y una cierta tradición, por el contrario inexistentes en Italia, influencias que debían proseguir incluso tras el hundimiento del hitlerismo y la eliminación formal de la legislación nacional‑socialista del trabajo, a la cual se debió esencialmente lo que ha sido llamado milagro "económico", el relevo rápido y la recuperación de Alemania Federal tras la gran catástrofe.
El nacional‑socialismo prohibió los sindicatos ‑tal como veremos más adelante en las NOTAS SOBRE EL TERCER REICH‑ tendiendo a superar la lucha de clases y el dualismo correspondiente EN EL INTERIOR mismo de la empresa, en el interior de CADA empresa de cierta dimensión, dándose una formación orgánica y jerárquica en vistas a una estrecha cooperación: reproduciendo incluso en la empresa el esquema que el régimen había propuesto para el estado. Una vez concebida la empresa como una "comunidad" (que podía corresponder a la comunidad de la antigua corporación), se reconocía en efecto al jefe de empresa, de forma análoga, una función de FUHRER, su título era BETRIEBS FUHRER ("Jefe de Empresa"), mientras que los obreros eran llamados su GEFOLGSCHAFT, término que podría traducirse literalmente por "continuación", es decir, un conjunto de elementos asociados que debían ser unidos por un sentimiento de solidaridad, de subordinación jerárquica y fidelidad. (Esta "reciprocidad de derechos y deberes", que según la carta del Trabajo fascista (párrafo VII) habría debido derivar de la "colaboración de las fuerzas productivas", era así referida a algo viviente que, solo podía darle un fundamento sólido; y puede decirse que podía afirmarse de esta suerte, contra la mentalidad marxista y materialista, sobre el plano amplio, ético y viril, del que hemos hablado precedentemente.
En cuanto al papel mediador y moderador y al principio político en tanto que exigencia superior posible, a este respecto igualmente se permanecía, en Alemania, en el interior de la empresa; las tareas confiadas en Italia a los órganos corporativos fascistas del estado debían ser realizados aquí, sobre una escala adecuada, por delegados políticos destacados en las empresas teniendo el poder de reglamentar los conflictos, de hacer recomendaciones y modificar eventualmente la reglamentación en vigor, haciendo valer principios superiores. El nombre mismo de la más alta instancia de este sistema, el "Tribunal del Honor Social", pone de nuevo de relieve el aspecto ético que la solidaridad en cada empresa debía esencialmente revestir. Igualmente para el sistema fascista, el principio del sistema en cuestión era la responsabilidad del empresario ante el Estado para la orientación de la producción como contrapartida del reconocimiento de su libre iniciativa. Y aquí, las consecuencias y consideraciones que hemos hecho ya sobre el antitotalitarismo y la descentralización podrían muy bien ser recordadas: la libertad y la libre empresa pueden ser concebidas tanto más ampliamente cuando el poder central es un centro de gravedad a los cuales se está ligado por un lazo inmaterial, ético ‑antes que por una norma positiva cualquiera, contractual y obligatoria‑ son más fuertes. En el ejemplo alemán, las empresas bajo su nueva forma de unidades corporativas, no unidas más que en el conjunto del "Frente del Trabajo".
Puede señalarse que una orientación del mismo género había sido seguida en España: la dirección de una reconstrucción orgánica de la empresa en el interior de esta. Aquí también, no se tenía al empresario como opuesto al trabajador en una especie de guerra fría permanente, sino la solidaridad jerárquica. En el esquema original de la corporación "vertical", el empresario tomaba el carácter de un jefe ‑EL JEFE DE EMPRESA‑ tenía a su lado a los JURADOS DE EMPRESA, como órgano consultivo y que correspondería, si se desea, a las comisiones internas, y a los sindicatos tal como existieron en un primer momento en los EEUU (sindicatos de empresa o de complejos industriales, no organización de categorías en el interior de la empresa), aquí igualmente eran puestos de relieve un principio de colaboración y de lealismo antes que de simple defensa de los intereses obreros.
Es preciso contemplar brevemente los desarrollos que el segundo fascismo, el de la República Social de Saló intentó dar a la reforma corporativa. Pueden constatarse a este respecto dos aspectos opuestos. En efecto, de un lado podría pensarse en un paso adelante realizado en la dirección señalada anteriormente, porque se da un relieve particular a la figura del jefe de empresa y en regla general se contempla la creación en las empresas de "consejos de gestión" mixtos que habrían podido estar orientados en el sentido de un régimen de cooperación orgánica, naturalmente en los terrenos donde no era absurdo pedir consejo a un profano (problemas técnicos particularmente especializados o de alta gestión). Pero el rasgo más audaz y revolucionario, en el Manifiesto de Verona que se convirtió en carta magna del nuevo fascismo, fue el ataque contra el capitalismo parasitario, pues el reforzamiento de la autoridad y de la dignidad del jefe de empresa no era reconocido por éste, quien, siendo el "primer trabajador", es decir, el empresario capitalista comprometido, no el capitalista especulador ajeno a los procesos de producción y simple beneficiario de los dividendos (no es más que en referencia a este segundo tipo que puede en efecto justificarse, al menos en parte, la polémica marxista). Se podía pensar aquí también en una recuperación del modelo de la antigua corporación, donde el "capital" y la propiedad de los medios de producción no eran un elemento ajeno o separado de la unidad de producción, sino que estaban comprometidos en esta en la persona misma de los artesanos.
Pero la contrapartida negativa de esta legislación del trabajo del segundo fascismo es visible sobre dos puntos. El primero concierne a la "socialización", con la cual se va muy lejos y donde se manifiesta una tendencia demagógica, incluso si esta "socialización" partía de una exigencia orgánica. No puede excluirse aquí la posibilidad de una inflexión debida a objetivos tácticos: en la situación crítica, por no decir desesperada en que se encuentra el fascismo de Saló, Mussolini intentó quizás todos los medios para ganarse la simpatía de la clase obrera, que volvía irresistiblemente a la órbita de las ideologías de izquierda. Se podría pues hablar de un intento de apertura comprendida como un medio para prevenir a la izquierda propiamente dicha. Pero la socialización, en sí, no puede sino representar una agresión de abajo contra la empresa y, fuera de absurdos de orden técnico y funcional, sobre los cuales no podemos detenernos aquí mucho tiempo, es evidente que no responde a la exigencia legítima que podía haberla inspirado a causa de una unilateralidad manifiesta.
De hecho, la principal sugestión del sistema propuesto por este aspecto de la legislación fascista republicana se refería a la participación de trabajadores y empleados en los beneficios de la empresa, cosa que, en sí misma, dentro de ciertos límites, podía incluso ser una justa limitación de las posibilidades dejadas a un capitalismo explotador y acumulador de beneficios. Pero para hacer desaparecer estos aspectos seductores del sistema, habría bastado con poner en evidencia que, si se quería crear un régimen de solidaridad verdadera, la participación en los beneficios habría debido tener como contrapartida natural la participación de los obreros en el eventual déficit, con una reducción lógica de los salarios y de los beneficios: solidaridad en la buena y en la mala fortuna. Y esto habría ya bastado para enfriar numerosos entusiasmos. La justa solución, capaz de asegurar un verdadero compromiso y una corresponsabilidad habría sido, antes que la "socialización", un sistema de participación por acciones (con oscilación de dividendos) de los obreros y de los empleados por una cuota de las acciones (intransferibles y no pudiendo ser vendidas) que sin embargo tendría como resultado el que la propiedad de la empresa estuviera siempre en manos de los empleados. Es el sistema que, recientemente ha sido experimentado en el extranjero en algunas grandes empresas. Pero esto no es ciertamente el lugar para estudiar los problemas de este género, a los cuales no se ha hecho alusión mas que para poner en evidencia, en medio de una comparación, los límites y las debilidades de la segunda legislación fascista del trabajo.
El segundo punto negativo y regresivo de esta legislación, fue una intensificación del sindicalismo y del centralismo mediante la creación de una Confederación única de la que habrían dependido las organizaciones sindicales siempre reconodidas y toleradas, con la tarea de decidir "en todas las cuestiones relativas a la empresa y a su vida, a la orientación y al desarrollo de la producción en el marco del plan nacional establecido por los órganos competentes del estado". A diferencia de lo que había marcado el esquema dualista de la legislación corporativa del Ventennio, un frente de empresarios y de las fuerzas del capital no estaba previsto en esta confederación, la cual tendía a la "fusión, en un solo bloque, de todos los trabajadores, técnicos y dirigentes". Frente a este bloque, el problema esencial, según nosotros, de la reconstrucción orgánica de infraestructuras en cada empresa, considerada en su autonomía, pasaba evidentemente al segundo plano. De nuevo aparecía, sobre el plano nacional y estatal, una ambigüedad que, en general, podía dar nacimiento también tanto a uno como a otro de los desarrollos negativos que hemos indicado precedentemente: a la conquista del estado por la economía, el "trabajo" y la producción de un lado; a la estatización "totalitaria" de la economía por otro. Si en la fórmula referida anteriormente, donde se habla de un "plan nacional establecido por los órganos competentes del estado", la segunda dirección podía traducirse fácilmente, quizás se preciso notar que el "bloque" así contemplado podía entrar en la perspectiva de la "movilización total" impuesta por una situación de urgencia y por esta situación donde se encuentra el fascismo "republicano", en el clima trágico del fin de la guerra. Pero es claro que esto pertenece al dominio de la contingencia, de donde no está permitido recoger aquello solo que sea concerniente al dominio de la doctrina, de los principios normativos.
En conclusión, nuestro análisis de conjunto del intento corporativo fascista, debe constatar la presencia de exigencias cuya validez y legitimidad son tanto más evidentes si se piensa en la situación socio‑económico actual, desde el momento en que se reconocen los aspectos críticos y caóticos subsiguientes a pesar de las apariencias de un impulso productivo e incluso de una prosperidad efímera, con el endurecimiento de la lucha de clases y el debilitamiento progresivo del estado ante una demagogia legalizada que, ahora ya no parece tener límites. Pero de nuevo es preciso constatar y subrayar que lo que el sistema fascista presenta de positivo en este terreno y, aun más lo que habría podido ofrecer como desarrollos reconstructores con los límites que hemos subrayado, no se refiere tanto a algo "revolucionario" en el sentido negativo o exclusivamente innovador, sino, una vez más, a la acción, en el seno del fascismo, de formas cuyo basamento natural fueron civilizaciones más antiguas: formas de inspiración tradicional que los promotores del corporativismo fascista han seguido a veces conscientemente y otras por puro automatismo.
Como lector habrá visto, no hemos creído del todo oportuno hablar del "socialismo nacional" en el cual algunos han querido ver uno de los rasgos más esenciales y válidos del fascismo: la realización de este socialismo, según ellos, había sido la principal misión a realizar, no solo en Italia, sino también en Alemania, y la Carta del Trabajo había puesto los fundamentos de esta "civilización socialista" particular. No podemos absolutamente tomar en consideración tales ideas. Rechazamos recuperar el "socialismo" independientemente de sus contenidos, que son incompatibles con la vocación más alta del fascismo. El socialismo es el socialismo y añadirle el adjetivo "nacional" no es más que un disfraz en forma de "caballo de Troya". El "socialismo nacional" en la hipótesis de que fuera realizado (con la inevitable eliminación de todos los valores y todas las jerarquías incompatibles con él), se pasaría, casi inevitablemente, al socialismo, y así progresivamente, por que no es posible detenerse a medio camino en un plano inclinado.
En su época el fascismo italiano fue uno de los regímenes más avanzados en materia social.Pero el corporativismo del ventennio, en lo que tiene de válido, debería ser interpretado esencialmente en el marco de una idea orgánica y antimarxista, luego igualmente fuera de todo lo que puede llamarse legítimamente "socialismo". Así, y solo así, el fascismo habría podido ser una "tercera fuerza", una posibilidad ofrecida a la civilización europea, una posibilidad opuesta al capitalismo como al comunismo. Es por ello que "toda apertura a la izquierda en la interpretación del fascismo" debería ser evitada si no se quiere rebajar el fascismo: no parece gustar esto a los partidarios del "Estado Nacional del trabajo" que parecen no percibir hoy, mientras desean realizar una oposición y ser considerados "revolucionarios", que la fórmula en cuestión es precisamente la fórmula institucional proclamada en la constitución de la Italia democrática y antifascista de hoy.
Giovanni Gentile 1875-1944
Filósofo y escritor italiano. Terminó sus estudios de Filosofía en 1897 y entró inmediatamente en la enseñanza; profesor universitario desde 1906. Ésta es también la fecha del comienzo de su colaboración y amistad con Benedetto Croce, que acababa de fundar La Critica. En 1917 se instala en Roma, donde su actividad de sabio profesor se vio casi suplantada por otra fuerte pasión: la política. Desde 1920 Mussolini recurrió a la competencia de Gentile y le nombró ministro de Instrucción Pública (1922).
A su paso por el gobierno se debe una de las más radicales reformas de la enseñanza, fundada en una nueva orientación de los estudios y no en una modificación de los reglamentos administrativos. Tan genial que no ha sido alterada hasta nuestros días. Gentile fue nombrado senador en 1925, y creó diversos organismos de cultura que dirigió o presidió, en tanto iba acumulando honores. Al caer el régimen se mantuvo fiel al mismo, y una vez restaurado apoyó el gobierno republicano del cual aceptó algunos cargos, pero su Discurso a los italianos, pronunciado el 24 de junio de 1943 en el Capitolio, le creó enemigos aun en su propio campo, y casi un año después cayó asesinado por un desconocido a la puerta de su casa.
Autor fecundo, Gentile fue ante todo un filósofo. Partió de la reforma de la dialéctica hegeliana, la cual, según sus propias palabras significaba la aceptación de este concepto fundamental: la historia se identifica con el pensamiento actuante o con la filosofía; por este camino desembocó en su doctrina del "actualismo", que expuso en su obra Teoría general del espíritu como acto puro (1916), dedicada a Croce.
En esta época, graves divergencias ya habían separado a los dos amigos en el terreno filosófico, a pesar de su común aversión por el positivismo y el empirismo. Gentile tendía a aproximarse a G. B. Vico y alcanzaba progresivamente el desarrollo final de su doctrina en el tratado de Lógica: Sistema de lógica como teoría del conocimiento (1917-23) y luego en el tratado de Estética: La filosofía del arte (1931). Aparte sus numerosas obras, dirigió la edición de varios autores (Bruno, Spinoza, etc.) y fue director técnico de la Enciclopedia italiana. (ver texto completo)
El Fascismo según Giovanni Gentile
Benito Mussolini según Gentile
Benito Mussolini salió en 1915 del socialismo italiano para volverse el más fiel intérprete del Pueblo de Italia,... Y como había combatido la masonería estando en el socialismo, e inspirándose en el sindicalismo soreliano, había opuesto a la corrupción parlamentaria del reformismo los postulados idealistas de la revolución y de la violencia; ... Mazziniano de aquel temple genuino que el Mazzinianismo encontró en su Romaña, él había superado ya toda la ideología socialista, primero por instinto y después por reflexión, ..., sentía ya, más que todos, la necesidad de asegurar la primera condición de existencia: la forma del Estado, que sea Estado, con una ley que sea respetada, con un valor que pueda hacerle reconocer tal autoridad. ... Cuando el 23 de marzo de 1919, en Milán, sede de Il Popolo d’Italia y centro de la propaganda de Benito Mussolini fue fundado en torno a él y por su voluntad el primer Fascio de combate, el movimiento disgregante y negativo de la post-guerra estaba virtualmente detenido. Los Fascios llamaban a juntarse a los italianos, quienes, a pesar de los desengaños y los dolores de la paz, mantenían fe en la guerra; y para hacer valer la victoria, que era la prueba del valor de la guerra, querían volver a dar a Italia el dominio de sí, a través de la restauración de la disciplina y el reordenamiento de las fuerzas sociales y políticas dentro del Estado. No era una asociación de creyentes, sino un partido de acción., el cual tenía necesidad no de programas particularizantes, sino de una idea que señalase una meta y por lo tanto un camino y que enseñara a recorrer con aquella voluntad resuelta que no conoce obstáculos, porque está lista a derrumbar a cuantos encuentre.
¿Voluntad revolucionaria? Sí, porque es constructora de un nuevo Estado.
Los fascii
Y los Fascios hicieron la revolución: una revolución que tenía una idea, un jefe, una
voluntad. Había empezado con la guerra, declarada de modo que ya había herido a muerte al Parlamento, haciendo sacudirse los obstáculos legales al prevalecer el ejecutivo y profundo querer nacional, o sea, el del pueblo aspirante a dignidad y potencia de Nación. Esta revolución fue continuada y empujada gallardamente a la meta: la ilegalidad de cuatro años (1919-1922) fue la forma necesaria a la manifestación de este querer nacional hasta el 28 de octubre de 1922, cuando el viejo Estado fue barrido por el ímpetu vehemente de la nueva fe juvenil y los Fascios fueron la nueva Italia.
El estado
Después del 28 de octubre de 1922, el Fascismo no tiene ya más frente a sí un Estado que hay que abatir: él es ya el Estado, y no persigue sino a las facciones internas que se oponen y resisten al desarrollo del principio fascista que anima al Estado nuevo. No es más la revolución contra el Estado, sino el Estado contra los residuos y detritos internos que obstaculizan su desarrollo y organización. El periodo de las violencias y las ilegalidades se acabó, aunque el escuadrismo continúe, por algún tiempo a dar aquí y allá algún destello, a pesar de la férrea disciplina con la cual el Duce del Fascismo y ya Jefe del Gobierno se esfuerza por adecuar a la realidad la lógica que regula el desarrollo de su idea y del partido en el cual él la ha encarnado. ...
La política fascista gira toda en torno al concepto del Estado nacional, concepto que tiene puntos de contacto con la doctrina nacionalista; tantos, que se hizo prácticamente posible la fusión del Partido Nacionalista con el Fascista en un único programa, pero tiene también sus caracteres propios
Ambas doctrinas ponen al Estado como fundamento de cada valor y derecho de los individuos que forman parte de él. El Estado, tanto para una como para la otra, no es un resultado, sino un principio. Pero allí donde, para el nacionalismo, la relación establecida por el liberalismo individualista y por el mismo socialismo entre el Estado e el individuo se revierte y, concebido el Estado como un principio, el individuo se vuelve un resultado, algo que tiene su antecedente en el Estado, que lo limita y lo determina, suprimiéndole la libertad, o condenándolo sobre un terreno en el cual él nace, debe vivir y debe morir; en cambio, para el Fascismo, Estado e individuo se identifican, o más bien, son términos inseparables de una síntesis necesaria.
El Estado está dentro de nosotros mismos, madura, vive y debe vivir, crecer, agrandarse y elevarse siempre en dignidad y conciencia de sí y de sus altos deberes y de los grandes fines a los cuales es llamado, en nuestra voluntad, en nuestro pensamiento y en nuestra pasión. Se desarrolla el individuo y se desarrolla el Estado; se consolida el carácter de lo particular y dentro de ello se consolida la estructura, la fuerza y la eficiencia del Estado.
El Estado fascista, por lo tanto, a diferencia del nacionalismo, es una creación totalmente espiritual. Y es Estado nacional porque la misma acción, desde el punto de vista del Fascismo, se realiza en el espíritu, .. . La Nación no está nunca hecha, como tampoco el Estado, que es la misma Nación en la concretización de su forma política. El Estado está siempre in fieri, (en devenir) Y está todo en nuestras manos. Por lo tanto, nuestra responsabilidad es grandísima.
El Estado fascista, en cambio, es Estado popular, y en ese sentido democrático por excelencia. La relación entre el Estado y no éste o aquel ciudadano, sino cada ciudadano que tenga derecho a decirse tal, es tan íntima como se ha visto, que el Estado existe en cuanto y por cuanto lo hace existir el ciudadano. Por lo tanto, su formación es formación de la conciencia de los particulares, y esto es, de la masa, en cuya potencia consiste la potencia del Estado.
El Estado corporativo
De este carácter del Estado fascista deriva la gran reforma social y constitucional que viene realizando el Fascismo, instituyendo el régimen sindical corporativo y encaminándose a sustituir al régimen del Estado liberal por aquél del Estado corporativo. El Fascismo, de hecho, ha aceptado del sindicalismo la idea de la función educativa y moralizadora de los sindicatos; pero debiendo superar la antítesis de Estado y sindicato, con esta función ha debido esforzarse por atribuir a un sistema de sindicatos, que integrándose armónicamente en corporaciones, pudieran someterse a una disciplina estatal y expresar desde el propio seno el mismo organismo del Estado, el cual debiendo alcanzar al individuo para actuar en su voluntad, no lo busca como aquel abstracto individuo político que el viejo liberalismo suponía átomo indiferente; sino que lo busca como sólo lo puede encontrar, como es en el hecho, como una fuerza productiva especializada, que por su misma especialidad es llevado a fraternizar con todos los demás individuos de la misma categoría, pertenecientes al mismo organismo económico unitario que es dado por la Nación.
Michele Bianchi 1883 1930
¿Puede un dirigente fascista ser recordado como un héroe?
Padre del sindicalismo fascista era el cuadrunvirato que representaba el ala del fascismo.Organizador brillante y experto de Obras Públicas, murió prematuramente.
Declarada la guerra, logró, a pesar de su inestable salud, enrolarse como suboficial voluntario en la infantería y en la artillería. Para prevenir una ruptura del frente intervencionista, causado por la carencia de los directorios del gobierno y por la acción neutral, entre el 21 y 22 de mayo organizó en Milan una conferencia con algunos integrantes del Fascio de Acción Revolucionaria.
Por breve tiempo, Bianchi fue jefe de redacción del periódico de Mussolini, "Il Popolo d'Italia", donde se ocupó mayormente de asuntos sindicales, insistiendo sobre el problema de la unificación de los varios organismos existentes a ser llevada a cabo fuera de cualquier tutela de los partidos. Participa, como miembro del fascismo de Milan, en la reunión del 23 de marzo de 1919 en plaza San Sepulcro, con motivo de la fundación de los Fascios Italianos de Combate, siendo nombrado miembro del respectivo comité central. Los primeros días de octubre es enviado por Mussolini a Fiume, a encontrarse con D'Annunzio para disuadirlo de su propósito de emprender una marcha hacia el interior del país. Es en esta ocasión que D'Annunzio autorizó a Mussolini, a través de Bianchi, utilizar para la campaña electoral Fascista, parte de los fondos recogidos para Fiume.
Se preparaba para entonces la transformación del movimiento fascista en un partido, y Bianchi participó activamente en ella. En agosto de 1921 participó en la creación de la escuela de propaganda y cultura fascista, y dio la conferencia inaugural. En noviembre de 1921 se constituye el Partido Nacional Fascista, Bianchi es elegido miembro del comité central, Secretario General y miembro de la comisión encargada de elaborar el programa estatutario del partido, por ser el hombre de confianza de Mussolini. A Bianchi le asignaron cuatro vice-secretarios: A. Starace, P. Teruzzi, A. Bastianini y A. Marinelli: constituyendo de ese modo la unión de todas las corrientes del partido, del cual Bianchi representaba la rama sindicalista. Así, entre los miembros de la secretaría se constituyó muy pronto una red de colaboración de los núcleos fundacionales que llevó al Fascismo al triunfo.
Durante ese período, la actividad de Bianchi como dirigente del partido se distinguió por su sutil política de mediación que le permitió someter las manifestaciones periféricas del Squadrismo (uso de la violencia por parte de las bandas fascistas Italianas) a un control más severo por parte del centro, conformando así una inspectoría central de los escuadrones de combate. A lo largo de la primavera y el verano de 1922, el desencadenamiento de la ofensiva de las escuadras en todo el Reino, posicionó a Bianchi en primera plana; así el 29 de mayo, en ocasión de las manifestaciones fascistas de Boloña contra el Prefecto, ordenó la cesión del poder de los directores a los Comités de Acción Fascistas locales y anunció su propia transferencia a Boloña. El primero de Agosto, la Alianza Laboral anunció una huelga legal, por lo que Bianchi envió una circular a todas las federaciones ordenando la movilización y entrada en acción si la huelga no es levantada en las siguientes cuarenta y ocho horas, informando personalmente a su vez al gobierno y al Rey acerca de las intenciones fascistas.
En la reunión del Comité Central, de la Dirección, del grupo parlamentario fascista y de la presidencia de la Confederación de las Corporaciones, del 13 de agosto, Bianchi sugirió la alternativa entre la llegada al poder a través de nuevas elecciones o por la vía revolucionaria, declarándose, junto con Balbo y Farinacci, a favor de la vía revolucionaria. Decidida que la Revolución sería el camino a seguir, Bianchi jugó un papel de primera plana en la preparación de la Marcha a Roma. Por una parte, él era responsable por la organización de un partido más limpio y también por aumentar la influencia del partido en las regiones del sur. Por otra parte, a espaldas de Mussolini, trabajó con los contactos de las varias fuerzas políticas, incluyendo funcionarios del gobierno de Facto. Como Secretario del partido y representante sindical, es nombrado miembro del Quadrunvirato junto con De Vecchi, De Bono y Balbo, y el 24 de Octubre participó en la reunión llevada a cabo en el Hotel Vesuvio de Nápoles, donde fueron acordados los pasos finales (El Festival de Nápoles o en Italiano La Sagra di Napoli). De vuelta en Roma Bianchi es empleado, con el acuerdo del rey, para descubrir las maniobras parlamentarias y para dirimir las últimas incertidumbres del Partido Fascista. Así, la Revolución triunfó.
Mussolini, encargado de formar el nuevo gobierno, suscitó de inmediato la fuerte protesta de Bianchi contra el amplio rango de la coalición, estando particularmente en contra del pueblo. Bianchi presentó de inmediato la renuncia como Secretario del Partito, pero la misma no fue aceptada. El 4 de noviembre Bianchi asumió el cargo de Secretario General en el Ministerio de Interior, dejando la secretaría del partido, la cual habría sido dividida en dos secretarías disminuyendo en importancia: una política dirigida por Bastianini y Sansanelli y la otra administrativa a cargo de Marinelli y Dudan, ambas bajo la dirección de Sansanelli.
Como el miembro del Gran Consejo del Fascismo, Bianchi formó parte de la comisión encargada de elaborar la nueva ley electoral, cuyo proyecto fue presentado y aprobado el 25 de abril por el mismo Gran Consejo. Siempre en el ámbito del Gran Consejo, Bianchi, formó también parte de la comisión encargada de dictar las normas precisas para un mayor uso de las fuerzas sindicales y las técnicas del Fascismo. Bianchi formó parte de la llamada Pentarquía, encargada de redefinir las bases para las elecciones de abril de 1924 a favor de la revolución y estructuras fascistas, en las cuales fue elegido diputado para la circunscripción Calabro-Lucana.
El 14 de mayo renunció al cargo de Secretario General del Ministerio de Interior por la incompatibilidad con el cargo de Diputado. Al mismo tiempo, como miembro de la comisión encargada de elaborar la reforma del reglamento de la Cámara, presentó un proyecto que suministraba, entre otros, un procedimiento abreviado para las discusiones parlamentarias, con el objetivo evidente de restringir las funciones de tal organismo. En respuesta al discurso de la Corona y en busca de reducir las tensiones, el 3 de junio se convirtió en portavoz ante el Rey, de la voluntad del gobierno por alcanzar la normalidad.
El 31 de octubre de 1925 fue asignado al cargo de Subsecretario de Estado de Obras Públicas, con tareas específicas para las regiones subdesarrolladas, dirigiendo gran parte de sus esfuerzos para potenciar económicamente su región natal, Calabria, obteniendo excelentes resultados. Es transferido al Ministerio del Interior como Subsecretario el 13 de marzo de 1928, donde participó en la implementación del ordenamiento Podestà (del Latín potestas que significa poder), en la reforma del estado jurídico de los secretariados comunales, en el reordenamiento del organismo en la provincia y en el fortalecimiento de la política sanitaria y asistencial. El 12 de septiembre de 1929 Bianchi (reelegido diputado), es ascendido al cargo de Ministro de Obras Públicas, donde pone a disposición, para el beneficio de la Nación, sus experiencias calabresas. Pero, al mismo tiempo su condición de salud, ya quebrantada desde hace algún tiempo por una grave enfermedad, empeoró irremediablemente hasta llevarlo a una muerte prematura en Roma el 3 de febrero de 1930.
Bianchi es recordado en la actualidad como un gran político, en especial en la Región de Calabria, donde existen, además de bustos y monumentos, calles y plazas dedicadas a su memoria, Entre ellos se encuentra una estela colocada en la saliente de una colina, que da entrada a su pueblo natal Belmonte Calabro, visible desde la autopista A3. Con ella se recuerdan sus esfuerzos por Calabria y por todos los trabajadores, los humildes y los desposeídos italianos.
Edmondo Rossoni
Nació en Trisingallo en 1884. Después de asistir a la escuela secundaria se afilió al Partido Socialista y participó activamente en las huelgas de la agraria 1903-1904. En noviembre de 1904 se trasladó a Milán, donde, dos años más tarde, fue elegido miembro de la propaganda sindical de la Federación de Milán, luchó en las batallas anti-militaristas y se convirtió en corresponsal de la "Juventud Socialista". En 1907, en línea con las directrices del sindicalismo revolucionario, abandonó la Federación para participar a tiempo completo en las organizaciones de la Cámara del Trabajo. En noviembre sustituido en Piacenza Comisionado Cámara Administrativa de la mano de obra local, y en los meses posteriores a una larga serie de reuniones sostuvo que, debido al contenido climatizada y violento, lo ganó, 16 de junio de 1908, condenado a cuatro años de prisión y dos de vigilancia especial. Para escapar Rossoni castigo antes de trasladarse a Niza, donde se le advirtió, y luego en Brasil, donde se las arregló para encontrar trabajo, gracias a Alceste de Ambris, en el diario "El Fanfulla." Izquierda France en marzo permaneció en Brasil sólo unos meses de descanso para las actividades sindicales, se trasladó a París y luego, en julio de 1910, en Nueva York, donde se unió a la Federación Socialista Italiano. Se convirtió en el organizador de la Federación, trabajó como redactor en el periódico "El Proletario" y fue detenido por instigar la huelga.De vuelta en Italia, en enero de 1913 fue nombrado secretario del sindicato de la construcción de la provincia de Modena y dirigió una huelga duró setenta días que terminó con la derrota de los trabajadores. El fracaso de la huelga de la construcción y el temor a una nueva detención lo llevó a huir de nuevo. A continuación, regresó a Nueva York donde se convirtió en el director de "El Proletario". Con el estallido de la Gran Guerra, al igual que otros sindicalistas revolucionarios, asumió posiciones intervencionistas, a continuación, abandonó "El Proletario" neutralista fiel a la línea, para ir a dirigir la "Tribuna", periódico nacionalista de inspiración. Llamado a las armas y regresó a Italia en 1918 fundó y editó el semanario "nuestra Italy", órgano de los sindicatos en Milán. Más tarde participó en la creación de la Unión Italiana del Trabajo, que se mantuvo hasta 1919 secretario de marzo, cuando salió de la oficina para tomar la dirección de la Unión Sindical de Roma. En junio de 1921, fue nombrado director de la Cámara de Ferrara del Trabajo y 10 de febrero 1922 fue nombrado Secretario General de la Confederación Nacional de la Unión de Sociedades Anónimas, los nuevos sindicatos establecidos con la conferencia en Bolonia, en enero del año pasado. También asumió la dirección de "El Trabajo de Italia", el diario de la nueva Confederación, y ha promovido la idea de un sindicalismo integral, es decir, la fusión en un solo cuerpo de los sindicatos y de los empleadores tanto de ellos. Error ese objetivo, tratando por todos los medios para llegar a los gremios el monopolio de la representación sindical en el mundo del trabajo, una posición que lo puso en conflicto con la "Comisión de los dieciocho", creado por el régimen con la tarea de estudiar las cuestiones y políticas social. Después de muchas dificultades, el monopolio sindical fue sin embargo hizo el 2 de octubre de 1925, gracias a los acuerdos del Palazzo Vidoni. Desde ese momento la posición de Rossoni y Sociedades Anónimas, por el poder que tenían, era visto con recelo por los líderes del fascismo.Esto hizo que el régimen, también se trasladó desde el proyecto de construcción de una empresa mediante la separación de la Confederación fascista en seis sindicatos independientes, que corresponden muchas organizaciones de empleadores, y dando lugar a una única confederación de artistas e intelectuales. Después de que el "desbloqueo" de 1928, aceptada por Rossoni sin ninguna controversia, el dirigente sindical se vio cada vez más aislado y ahora carece de poder real.En septiembre de 1930, de vuelta en el favor del régimen, fue nombrado miembro del Gran Consejo, y dos años más tarde cubrió el cargo de Secretario del Primer Ministro. En marzo de 1935 fue nombrado Ministro de Agricultura y Bosques, cargo que ocupó hasta 1939. El 25 de julio de 1943 votó a favor de la orden grande, un acto que le costó la condena a muerte dictada por el Tribunal de Verona. Se refugió primero en el Vaticano después de la condena a cadena perpetua impuesta en mayo de 1945, huyó a Canadá, donde permaneció un año. Freed volvió a Italia y se retiró a la vida privada. Y 'que murió en Roma el 8 de junio de 1965. (por Massimiliano Tenconi)
Dino Grandi 1895-1988
Uno de los hombres más importantes y controvertidos del siglo XX: constructor y organizador del fascismo, artíficie del prestigio italiano en el extranjero y la renovación de los códigos legales italianos, un héroe de guerra, pero primero a la cabeza de la llamada traición del 43. Odiaba la guerra tanto como los veteranos republicanos rojos, descuidado por la historiografía oficial, fue de hecho una vida objetivamente rara, larga, accidentada y llena de éxitos y fracasos.Giuseppe Bottai
Ugo Spirito Arezzo 1896 - Roma 1979
Indiscutiblemente organicista pero en absoluto democrático.
Fue discípulo del idealista Giovanni Gentile (1875-1944) y entusiasmado militante del ala izquierda del fascismo italiano y ejemplo paradigmático de la división ideológica en el seno del Partido Nacional Fascista.
Elaboró la teoría orgánica del Comunismo Jerárquico que presentó en una audiencia privada con Mussolini el 25 de marzo de 1932, Spirito le expuso esta idea, personalmente, asegurándole el éxito del Régimen si se aprobaba su implantación. Tras la oposición de Bottai a la misma desde la Cátedra de Política y Economía Corporativa de Roma, Mussolini volvió a recibirle el 13 de mayo de 1933. En ella, el líder fascista le pidió la vuelta al consenso doctrinal, tal como manifiestó en el "Il Popolo d’Italia" del 3 de octubre de ese mismo año. Finalmente, la máxima de Spirito ("economia individualistica ed economia estatale debbono trasvalutarsi identificandosi") no se llegó a cumplir en el Fascismo, y mucho menos se extendió en su forma corporativa por todo el mundo.
La revolución tenía que conseguir, de manera definitiva, que la organización privada de la producción, del capital y de la empresa fueran funciones de interés nacional dirigidas por el Estado, a través de instituciones orgánicas.
El fascismo, a través de una novedosa concepción de la Economía política, debía encabezar la «revolución del siglo xx», instaurando un Estado que refleje la vida orgánica de la Nación, y donde «coincidan plenamente los fines del organismo y de sus órganos»
Ahora bien, el gran problema con el que contaba la implantación de esta economía corporativa, paso previo para la transformación espiritual-estatal, era, a juicio de Spirito, la persistencia de la propiedad privada en ámbitos decisivos de la vida económica fascista; a ello se unía la generalización de una economía mixta que conciliaba los presupuestos socialistas y esta realidad individualista. Ante ambos «contratiempos», la solución corporativa, de naturaleza económica y métodos revolucionarios, centraba su discurso en el tema central a la propiedad. La economia individualistica, que sancionaba una producción regida por el arbitrio personal y responde a fines particulares, era necesariamente «disorgánica» e incompatible con los fines nacionales superiores. La unidad nacional del liberalismo se basaba en una mutiplicidad de pequeñas unidades económicas, sin ninguna jerarquía ni ningún centro de referencia; mientras la economía colectiva se caracterizaba por una producción sometida a entes públicos burocratizados, cuyos administradores representan intereses indirectos. Entre ambos sistemas, Spirito detectaba las antinomias propias de la relación entre lo político y lo económico, y una solución de compromiso insatisfactoria: o un «individualismo correcto» o un «estatismo moderado»; ambas responden a un modus vivendi transitorio de eclecticismo teórico y práctico. Pero frente a estas soluciones de compromiso, Spirito proclamaba Il corporativismo come liberalismo assoluto e socialismo absoluto (1933).
"El Derecho no era sino la proyección concreta de modelo ético de Estado. Esta proyección tomaba, bajo el régimen fascista, la forma del Derecho Corporativo. El «Derecho propio y característico del Estado Corporativo» tal como lo concebía Gentile, claro sometimiento de lo jurídico a lo político, fue el punto de partida para la crítica a la Economía liberal. El «nuovo Stato» sólo podría edificarse como «realidad total», refutando la idea pura autónoma de la economía manchesteriana. En él, la corporación negaría el particularismo e individualismo liberal de la economía, o sea, del abstracto momento del interés. El individuo seguía siendo el centro del interés (propiedad y libertad de iniciativa), por siempre sometido a los vínculos esenciales con la sociedad nacional. El idealismo conectaba la conciencia de la universalidad inmanente con la voluntad del mismo individuo. La particularidad y la universalidad se fundían en una acción dotada de un valor moral y político.
La experiencia económica de los años veinte mostraba de nuevo a Spirito que la sociedad basada en la racionalidad calculadora y en el interés individual desenfrenado conducía inevitablemente al «comunismo jerárquico». Frente a un modelo económico y social mitificado como «científico», se oponía una Revolución nacional, espiritual e histórica, protagonizada por el Fascismo, que frenaba el deterioro social provocado por un erróneo cálculo económico liberal, a través de un sistema comunista articulado corporativamente. En «Riformismo o rivoluzione scientifica» (1931) subrayaba los fundamentos abstractos y autónomos de la concepción liberal de la economía, concebida como una esencia aislada y contrapuesta a todos los demás elementos de la sociedad y de la vida humana: Estado, política, moral, cultura o religión; frente a ella, Spirito pretendía demostrar que los fenómenos económicos estaban indisolublemente ligados a los fenómenos morales, religiosos, éticos, políticos. Así nacía su noción de economía corporativa, de naturaleza orgánica y pretensiones universalistas
Este modelo económico-político permitiría unificar los fines individuales y estatales en la gestión de la propiedad. Para ello se hacia imprescindible la superación de las antinomias, de urgente solución, presentes en la economía liberal y en las llamadas «economías mixtas»: problemas de carácter ético y social generados por la persistencia de ciertas máximas del liberalismo, y centrados en encuadrar la libertad económica y la iniciativa privada (propios de la fisiocracia), la gestión estatal, la justicia económica o la negación de la propiedad privada (tal como propugnaban el socialismo presente en la economía nacional, el historicismo, el catolicismo social y el mismo socialismo marxista).
Años después Spirito se convirtió totalmente al comunismo".
Tomado de Sergio Fernández Riquelme: Filosofía y política en Ugo Spirito.
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